El 9 de marzo se conmemorará, por primera vez en nuestro país, el Día Nacional de la Concientización de la Salud Cardiovascular de la Mujer, que apunta a difundir y sensibilizar acerca de estas afecciones, la primera causa de muerte de las mujeres uruguayas. La fecha no está relacionada con el Día Internacional de la Mujer –que se conmemora el 8– sino que refiere al día en que se graduó Paulina Luisi, la primera mujer médica egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, allá por 1908.

La declaración del día está en trámite parlamentario (ver recuadro) y surgió por propuesta del Comité de Cardiopatía en la Mujer de la Sociedad Uruguaya de Cardiología (SUC), que en la justificación del proyecto de ley consigna que en nuestro país las enfermedades cardiovasculares matan a 30,5% de las mujeres y a 25,7% de los hombres, y que en la última década esta causal tuvo un descenso mayor entre los hombres. “En múltiples estudios y registros nacionales e internacionales se ha demostrado la existencia de diferencias de género en cuanto a la investigación, diagnóstico, tratamiento, pronóstico y mortalidad en detrimento de la mujer”, afirma la justificación del proyecto.

En diálogo con la diaria Andrea Simeone, cardióloga e integrante del Comité de Cardiopatía en la Mujer de la SUC, explicó que, al igual que en América Latina y también en los países desarrollados, la salud cardiovascular en la mujer “es un tema relegado”, debido a que “históricamente estuvo más vinculado al sexo masculino porque en algún momento tenía mayor incidencia”, pero que estudios posteriores han demostrado que tiene mayor incidencia en la mujer –aunque aparece a edades más avanzadas–. Añadió que, pese a esa evidencia, “desde el punto de vista de las mujeres en general pero también de los médicos, se relega el tema de los cuidados cardiovasculares en las mujeres”. Por eso, en 2013, la SUC creó este comité específico para concientizar sobre el impacto de estas patologías, en la población y también entre el cuerpo médico.

No se ve, no se piensa

“Antiguamente las cardiopatías eran más del hombre”, dijo Simeone, señalando que el hábito de fumar era típicamente masculino; con el transcurso del tiempo la mujer, además de haber incorporado mayormente ese hábito, le ha sumado el estrés laboral. Simeone lamenta que no haya campañas de salud pública sobre la incidencia de las cardiopatías, como sí ha habido con otras patologías, por ejemplo, el cáncer; establece que eso se refleja en la mayor adherencia de las mujeres a los controles para prevenir el cáncer de mama o de cuello uterino, pero no se pone el mismo énfasis en los controles de la salud cardiovascular. “Muchas mujeres se hacen chequeos ginecológicos anuales, pero no se controlan el colesterol, no se controlan la presión arterial, o no van al médico general a controlar los factores de riesgo”, dijo, o van y los médicos no se los indican: “No está en el chip de la rutina, ni por parte de las pacientes ni muchas veces de los propios médicos”, afirmó.

En situaciones críticas los médicos también bajan la guardia. “Muchas veces los diagnósticos son tardíos”, reveló Simeone. Dijo que los síntomas de un infarto o de una cardiopatía isquémica en la mujer pueden presentarse de manera diferente respecto del varón. Por ejemplo, comentó que el malestar, la falta de aire y los dolores torácicos pueden presentarse minimizados en las mujeres, y que ellas “aguantan horas con dolor antes de consultar”, lo que constituye un problema, porque en un caso de infarto, el tiempo máximo para destapar una arteria es de una hora y media, y si la mujer consulta recién a las tres o cuatro horas, le quedan secuelas. “Si uno lo trata a tiempo puede evitar que quede esa cicatriz en el corazón por haber tenido un infarto”, afirmó. Explicó que los médicos “tienen que pesquisar los síntomas. No es que a esa mujer le duele el pecho porque está nerviosa o angustiada, sino que puede dolerle el pecho porque tiene un infarto; entonces hay que hacer un electro, hay que hacer marcadores enzimáticos, en la emergencia hay que tratarla pensando que puede tener algo cardiovascular”, insistió.

Según Simeone, el análisis de los datos de las resoluciones tardías de afecciones cardiovasculares demuestran que, además de la consulta tardía, el profesional “no interpretó correctamente la situación clínica de esa paciente. Al no pensar en el diagnóstico se hace un diagnóstico tardío, y eso determina un pronóstico peor, desde el punto de vista de morbimortalidad, de enfermedad y de mortalidad. Es lo que demuestran las cifras cuando se hace un análisis por género de la cardiopatía isquémica”, que explica 60% de las muertes por afecciones del corazón.

El proyecto de ley consigna que en 2013 se hizo la primera encuesta nacional sobre percepción y conocimiento de la enfermedad cardiovascular en la mujer –los resultados se presentaron en el Congreso Mundial de Cardiología de 2016–. La encuesta evidenció que las enfermedades cardiovasculares fueron percibidas como principal causa de muerte en 12% de las encuestadas, mientras que el cáncer fue nombrado por 62%. “La mujer no piensa que le puede pasar y no consulta, o cuando lo hace las soluciones no son tan eficaces”, resumió Simeone.

Otras cuestiones de género también influyen a la hora de postergar los controles: “La mujer se relega a sí misma, tiene que ir a buscar a los chiquilines, a cuidar al padre, y cuando consulta puede ser tarde y pasar lo peor”.

Tratamientos

El proyecto cita “un subestudio sobre diferencias de género” que se hizo en 2015, a partir del registro de angioplastia primaria en el infarto agudo de miocardio entre 2004 y 2012, tratamiento cubierto por el Fondo Nacional de Recursos (se asistió a 7.742 personas). “Si bien las mujeres presentaron características clínicas de mayor riesgo, recibieron una revascularización menos completa. La mortalidad de estas, en cualquier período de seguimiento, fue significativamente mayor que la de los hombres”, afirmó el Comité de Cardiopatía en la Mujer. Simeone explicó que “una vez que hay un evento cardiológico, hay una batería de medicación que uno utiliza en los pacientes en general, y algunos trabajos han demostrado que no se usa toda esa batería para esa paciente, sino que en general a las mujeres se les tiende a dar menos medicación; normalmente se les puede dar tres drogas a los pacientes [hombres] y en las mujeres se usaron dos. Quizás puede ser que se minimice esa intensidad de los tratamientos porque es una mujer y se piensa que la enfermedad no es tan agresiva. Hay una visión errónea en cuanto al tratamiento que debe recibir una paciente con una enfermedad cardíaca, sobre todo respecto de la cardiopatía isquémica, que es lo que tiene más incidencia”, alertó.

“El mensaje que uno quiere transmitir es que las mujeres cuiden su salud cardiovascular, independientemente de la edad y de los síntomas, de si son típicos o no; [ante] cualquier malestar en el pecho, cualquier sensación de falta de aire, hay que consultar, y el médico tiene que prestar atención a esos síntomas”, reafirmó.

Acción legislativa

El lunes 11 a las 11.00, la bancada bicameral femenina y el Comité de Cardiopatía en la Mujer de la Sociedad Uruguaya de Cardiología conmemorarán, en el edificio anexo del Palacio Legislativo, el primer Día Nacional de Concientización de la Salud Cardiovascular de la Mujer. Formalmente, el día no ha sido declarado por ley, pero está en proceso. La propuesta ingresó al Parlamento en octubre de 2018; en diciembre lo aprobó por unanimidad la Cámara de Senadores y ahora está a estudio de la Comisión de Salud de Diputados.