La psoriasis es una enfermedad inflamatoria, crónica, sistémica y no contagiosa. Se presenta, en principio, en forma de lesiones en la piel y puede encontrarse en cualquier parte del cuerpo –palmas, codos, cuero cabelludo, genitales– con distintos grados de severidad, que se atienden con tratamientos de menor y mayor intensidad. Es una afectación con gran comorbilidad y por esto fue declarada por la Organización Mundial de la Salud una enfermedad crónica grave. Así lo explicó el presidente de la Asociación Psoriasis Uruguay (Apsur), Gustavo Di Genio, quien en diálogo con la diaria enfatizó la importancia de que el Fondo Nacional de Recursos (FNR) haya incorporado entre sus prestaciones el tratamiento de la psoriasis severa con Adalimumab, un fármaco biológico que hasta el momento sólo se aplicaba en pacientes con artritis psoriásica.
Este tratamiento biológico, que no es específico para la psoriasis, estaba dentro del Fondo Terapéutico de Medicamentos (FTM) desde 2012-2013, pero no se indicaba para psoriasis en piel. Di Genio contó que entre tres y cuatro de cada diez pacientes con psoriasis cutánea desarrollan artritis psoriásica, y desde ese momento, si cumplían con todos los requisitos, aplicaban para esa medicación. Lo novedoso es que “se notó que los pacientes que empezaron a tratarse la artritis psoriásica –que además de lesiones en la piel tienen inflamaciones en las articulaciones– mejoraron tanto la artritis como la piel”.
Desde Apsur destacaron que los estándares internacionales indicaban que se podía aplicar también para la psoriasis sólo de piel, pero fue por la experiencia con los pacientes de artritis psoriásica en Uruguay que en junio de este año se logró incluir en el FTM para la psoriasis severa. Además, Di Genio explicó que el FNR hace un seguimiento en forma de evaluación semestral, y para la asociación esto es bueno porque puede significar que se sigan incluyendo medicamentos y tratamientos para distintos tipos de psoriasis.
Anteriormente, algunos pacientes con psoriasis severa podían acceder a este medicamento, previa indicación de su dermatólogo, contactando directamente con el laboratorio, pero los casos eran muy pocos, ya que la dosis mensual tiene un costo de 28.000 pesos. Es en forma de inyección subcutánea y puede ser administrada por un enfermero o por el propio paciente. Claudia Guebelián es especialista en psoriasis e integrante de la Sociedad de Dermatología del Uruguay (SDU). Consultada por la diaria, contó que este es el primer fármaco biológico que se utiliza en dermatología en la historia del país, ya que antes se utilizaban principalmente en traumatología u oncología.
La dermatóloga explicó que de los aproximadamente 60.000 casos de psoriasis en el país, 20% son de moderados a severos y 80% son leves. No hay un único tratamiento para cada tipo de psoriasis, ya que depende del paciente. Aquel que tenga psoriasis leve o moderada puede tratarse de forma tópica –con cremas y ungüentos– o con un tratamiento sistémico –oral o inyectable–, que también pueden funcionar en los pacientes con psoriasis severa. Ambos tratamientos son más recomendables que el biológico ya que, según Guebelián, significan menos riesgos para la salud y tienen más años de uso, por lo tanto, se conocen mucho mejor sus efectos secundarios. Este medicamento es inmunosupresor, por lo que su indicación tiene que ser sumamente estudiada y luego monitoreada. “Tal vez en diez o 20 años sea de primera línea indicar este tratamiento a cualquier psoriasis pero hoy en día no”, señaló.
Guebelián detalló que en el mundo existen varios tipos de fármacos biológicos y que el que se aprobó en Uruguay es de los más probados, pero esto no significa que sea uno de los mejores. Las contraindicaciones más graves que tiene el Adalimumab son las infecciones activas, tumores recientes o insuficiencia cardíaca severa. Además, lo más riesgoso de recibir este medicamento es la exposición a las infecciones, ya que baja la defensas. Esto sucede con todos los inmunosupresores –biológicos y no–; este en particular implica el riesgo de aumentar la probabilidad de contraer tuberculosis. La dermatóloga explicó que es necesario hacer una buena valoración previa de los pacientes y, en algunos casos, administrar un tratamiento para la tuberculosis vía oral previo si hay riesgo de reactivación. Este es un medicamento que debe ser bien indicado; en ese caso, es seguro, aclaró la especialista.
Desde la SDU evalúan muy positivamente la incorporación del medicamento biológico y lo toman como “un avance impresionante” pero dicen que les gustaría que también se incorporen otros para usar en los casos en que ese no puede ser indicado o en los que falla. En particular, les interesaría que estuviera incluido también el Secukinumab, un medicamento que además de poder usarse en los pacientes con contraindicaciones para el Adalimumab puede ayudar a reducir de manera rápida la psoriasis en casos muy severos, como el de los que son derivados al Centro Nacional de Quemados. Esto también les interesa mucho a los pacientes de la Apsur, ya que en su calidad de asociación, además de acompañar e informar, pretenden ser un “grupo de presión” para que se incorporen más tratamientos para los pacientes.