En los últimos tres informes del Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) se informaron 2.607 casos positivos de coronavirus que corresponden a test atrasados, es decir cuyos resultados eran de los días previos. Esto, según la comunidad científica, denota cierta “saturación” del sistema en la etapa de diagnóstico, aunque los laboratorios dicen que sólo hay “problemas puntuales” en el sistema tecnológico de remisión de la información. A su vez, del lado del manejo de datos y la proyección de escenarios el atraso en los datos produce “un delay” en la visualización de fenómenos que empiezan a constatarse días más tarde.
Para visualizar la magnitud del fenómeno de los positivos no informados corresponde distribuir los nuevos datos en los días que efectivamente se realizó el testeo, y se observa una tendencia creciente: el martes fue 14% el nivel de casos no incluidos en el reporte de ese día del Sinae –se informaron 1.801 positivos y ahora suman 2.094–; el miércoles ascendió a 33% –1.796 reportados originalmente de un total de 2.690–; el jueves fue 30% –el número pasó de 1.693 a 2.416– y el viernes los diagnósticos comunicados tardíamente llegaron a 17% –el registro se elevó de 1.805 a 2.181–. Además, estos números pueden crecer en las siguientes actualizaciones.
El matemático Marcelo Fiori, docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, dijo a la diaria que si bien “no importa tanto la distribución temporal de casos”, porque suelen mirarse los promedios semanales para analizar la evolución, “sí afecta en que empiezan a verse con un poco de retraso los números y hay cierto delay [en lo que muestran] respecto de la situación real hoy”.
Fiori sostuvo que la tardanza en el reporte de los test positivos “refleja una situación general de todas las líneas de atención” sanitaria, en paralelo con la situación de saturación del resto de los servicios médicos. “Esto incluye desde la coordinación de hisopados hasta la comunicación o el rastreo de contactos. Todo el sistema está en una situación bastante compleja, operando al borde de sus capacidades, y no es raro que empiece a pasar que algunos resultados vayan quedando para atrás”, agregó.
El doctor en Ingeniería Andrés Ferragut, integrante del equipo de datos que dirige Fernando Paganini dentro del Grupo Asesor Científico Honorario, explicó a la diaria que ya habían ocurrido atrasos en la remisión de resultados de test en diciembre, pero se había solucionado tras la intervención del Ministerio de Salud Pública (MSP). En ese momento no eran números de magnitud, y se incorporaban en los informes diarios del Sinae de los días posteriores.
“El sistema de testeo está estresado claramente y eso lleva a un aumento del retardo en hisopar, analizar y reportar”, señaló Ferragut. Igualmente, aclaró que lo que ocurre “no es culpa de nadie: un sistema que tiene cierta capacidad instalada cuando se satura empieza a hacer agua, aunque haya las mejores intenciones”, y al ingresar “en la fase exponencial” del virus “los aumentos de casos saturan cualquier sistema o capacidad instalada”.
Ambos expertos aclararon que no se trata de un subregistro, que es cuando hay positivos no detectados, sino de una detección tardía.
Efecto en la evaluación diaria y proyecciones
Ferragut expresó que todavía se “está analizando” el efecto de los nuevos números en las proyecciones sobre la evolución de la enfermedad y los contagios. En retrospectiva, señaló que el nivel de ocupación de los CTI tuvo un aumento en los últimos días “mucho más rápido de lo que todos esperábamos” y “superó” las proyecciones de los especialistas. Esto puede “deberse a múltiples factores”, indicó, como la influencia de la variante P1, o “podría ser un subregistro, es decir ahora sí casos que se están escapando”, pero aún no hay “datos concluyentes” para arribar a una explicación.
Fiori, por su parte, manifestó que el atraso en la información sobre los test “afecta” para visualizar con base en la información diaria ciertos fenómenos de la enfermedad. Sin embargo, no tiene consecuencias para las estimaciones de personas en CTI, porque “hay una diferencia de entre una semana y diez días” entre la detección y el agravamiento del cuadro médico, lo que minimiza los efectos de recibir el dato de contagios con algún día de retraso.
Respecto del análisis diario, el matemático sostuvo que hay casos de departamentos, como Maldonado, que tomando los datos actualizados habrían llegado antes de lo observado inicialmente al nivel rojo del índice de Harvard o indicador P7, que calcula la incidencia de la enfermedad por cada 100.000 habitantes con base en el promedio de casos de los últimos siete días.
Laboratorios funcionando “al máximo de capacidad”
La actualización del Sinae incluye dos aclaraciones: que los test no habían sido “remitidos por los laboratorios en las fechas correspondientes” y que “en todos los casos, los resultados fueron informados a las personas en las fechas correspondientes y los casos positivos ingresaron en el sistema de rastreo”.
Desde el lado de los laboratorios que procesan los test, una fuente del sector privado dijo a la diaria que hay atrasos que pueden deberse a “problemas puntuales” de algunas empresas del sector, que se dan a nivel del sistema tecnológico por el que remiten la información al MSP. Pero aclaró que no identifican una saturación del proceso de diagnóstico de covid-19 y que los laboratorios están trabajando “al máximo de sus capacidades”, procesando entre todo el sistema en promedio unos 15.000 test diarios.