“El diálogo requirió un largo trabajo que comenzó por la recopilación de la información, el relevamiento de datos y la visualización de los problemas en los que la enfermería necesita profundizar en este momento”, detalló a la diaria Mercedes Pérez, decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de la República (Udelar). En las distintas etapas del diálogo, que comenzó en mayo de 2021 y fueron tanto presenciales como virtuales, participaron diferentes instituciones, entre ellas, la Comisión Nacional de Enfermería (Conae), integrada por representantes del Ministerio de Salud Pública (MSP), la Universidad Católica del Uruguay (UCU), la Udelar, así como diversos actores del ámbito de la salud, asistenciales y gremiales, de todos los niveles. La actividad fue impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En cuanto a las cifras de la enfermería en Uruguay, según información reunida en una de las primeras etapas del diálogo en 2021, hay 34.463 funcionarios, de los cuales 6.731 son licenciados y 27.732 auxiliares, 84% del porcentaje total corresponde al sexo femenino y 16% al masculino. En cuanto a las edades, 30% tiene menos de 35 años, 57% de 35 a 54 años y 13% es mayor de 54 años. La fuerza laboral de enfermería representa 31,2% del total de la fuerza laboral del sector de la salud, ya que tres de cada diez integrantes del rubro son enfermeras o enfermeros. Por año, se gradúan 305 profesionales y sólo 0,55% se forma en el extranjero.

El diálogo en Uruguay surgió en el marco del Informe de la situación de la enfermería en el mundo, elaborado por la OMS y la OPS. La propuesta es diseñar una estrategia de diálogo en Uruguay y en varios países más. “Nuestro país fue el primero en concretar la instancia, de alguna manera, es una guía para el proceso de otros”, comentó Pérez.

La primera etapa se basó en escuchar a todos los sectores de la salud e intercambiar opiniones, posturas y consideraciones que aportaran a la descripción de la situación actual de la enfermería. “En principio se convocó a todos los enfermeros del país de manera virtual, se formaron subgrupos con premisas de trabajo para identificar, dentro de una serie de planteos antes identificados desde la Conae, cuáles eran las cosas que detectaron y ver si el personal de enfermería se identificaba o no con ello”, recordó Pérez en cuanto al primer diálogo de trabajo.

Pérez agregó que en esta instancia, participaron licenciados y auxiliares en enfermería de todo el país, del ámbito público y privado, asistencial y académico. Según Pérez, “la segunda instancia, también virtual, se basó en entrevistar a diferentes integrantes de los equipos de salud del primer, segundo y tercer nivel de atención, para consultarles cómo veían a la enfermería desde sus lugares y cómo creían que la enfermería podía contribuir de una mejor manera”. El tercer encuentro consistió en una encuesta a los gerentes de la salud, a quienes se les preguntó qué fortalezas y dificultades veían en el funcionamiento de la enfermería, y los resultados también terminaron en una puesta en común con los demás enfermeros”, resumió la decana.

En una de las últimas instancias se presentaron todos los datos reunidos a los parlamentarios que integran las comisiones de Salud Pública de ambas cámaras. “Los informes quedaron muy completos, con opiniones propias, comparaciones con otros países, evidencia científica; fue un gran trabajo”, explicó Pérez.

Desafíos y propuestas

Lo más importante de la actividad, además del intercambio, fue la detección de las principales carencias que padece la enfermería a nivel nacional, dentro de las cuales se enmarcan las condiciones de trabajo como el multiempleo o la carga horaria, el reclamo de salarios acordes a la formación y equiparación de montos en el sector público y privado, la ampliación del mercado laboral, una mejor distribución y designación de las tareas a desarrollar, más la creación y fortalecimiento de los roles, incluidos los de la gobernanza. Por otra parte, también se detectó la necesidad de aumentar el número de funcionarios de enfermería en el primer nivel de atención de salud, ampliar la descentralización de los servicios para evitar la migración de los funcionarios a la zona metropolitana y actualizar el marco normativo y regulatorio de la profesión.

Uno de los puntos que más se desarrollaron fue el de la formación. Se detectó la necesidad de profesionalizar a los auxiliares para mejorar el ratio con los licenciados, incentivar la formación de posgrados, disponer de más recursos para la formación y garantizar la calidad de esta y fortalecer la educación permanente en todas las instituciones sanitarias del país. “Todo lo mencionado tiene un objetivo central y es mejorar la calidad de atención en todos los niveles de la salud”, dijo la decana sobre los planteos detallados. Además, se refirió a algunos, por ejemplo, a la descentralización tanto de la formación como de los lugares de trabajo, y consideró que “está demostrado por nuestra propia experiencia que en los lugares donde se instala la carrera de enfermería hay un mayor número de licenciados”.

Después de presentar y terminar el informe, luego del primer paso de diagnóstico e identificación de los problemas, se puso en marcha un plan de desarrollo que aún está en curso y que plantea tres temas fundamentales: la dotación del personal, la profesionalización de los auxiliares, y la creación de cargos de alta dedicación o de tiempo completo. “Eso es lo más urgente, pero no quiere decir que lo demás tenga menos importancia; de hecho, todo es muy útil”, aclaró Pérez, y acotó que “seguramente algunos de los puntos que surgieron del diálogo podrán ser utilizados como insumos por otros lugares, como la Facultad de Enfermería, para ajustar algunas cosas”.

Para todos los problemas detectados se ofrecieron propuestas con soluciones en el informe completo que se presentó el 16 de diciembre de 2021 en el MSP.

“Los datos están servidos; ahora lo que se necesita es que quienes toman las decisiones a nivel gubernamental consideren lo que se planteó como una de las cosas que se deben hacer para mejorar el sistema de salud”, entendió la decana, y consideró que una de las cosas fundamentales para poder aplicar soluciones a los problemas detectados es invertir recursos económicos. La publicación se entregará a la OMS el 15 de enero y en febrero llegará a la OPS para elaborar el documento final, y “para que finalmente los insumos sean publicados, para que todos puedan hacer uso de ellos”, concluyó Pérez.