El Colegio Médico del Uruguay y la Unidad de Salud Ocupacional de la Universidad de la República realizaron una encuesta a los residentes médicos y posgrados 2024 para evaluar su situación, tanto en el sector público como en el privado.

En primera instancia, los organismos generaron, entre mayo y agosto del 2023, jornadas de reflexión con residentes de varios centros de salud de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE): Hospital Maciel, Centro Hospitalario Pereira Rossell, Hospital Pasteur y Hospital de Clínicas. Finalmente, la encuesta se aplicó entre mayo y agosto del 2024, y participaron residentes y posgrados de servicios de todo el país.

El formato fue en línea, a través de un formulario de Google, y lo completaron un total de 454 personas, 343 residentes (75%) y 111 (34%) posgrados. La diferencia entre los grupos es que los primeros reciben una remuneración económica por el trabajo, mientras que los segundos, no.

De los participantes, 300 tienen entre 25 y 30 años de edad (66%) y el resto (34%) más de 30 años y menos de 40 años. El 77% son mujeres y el 22% hombres. A su vez, 172 personas (37%) están en el primer año del posgrado o la residencia, 117 (25%) en segundo, 127 (28%) en tercero, 32 de ellos (7%) en cuarto y 6 (1%) en quinto. Quienes contestaron la encuesta se desempeñan en diversas especialidades, la mayoría en pediatría, anestesiología, medicina interna, ginecotocología, cardiología, entre otras.

Más del 50% percibe violencia en el ejercicio de su labor

La encuesta relevó diversos aspectos relacionados al trabajo de los profesionales durante los cinco años, por ejemplo, la cantidad de horas trabajadas por semana, las condiciones laborales y la percepción de los médicos respecto de algunos temas como la violencia laboral.

En cuanto a la carga horaria, se detectó que cuatro de cada diez residentes hace 55 horas o más por semana dentro de su residencia, y los posgrados un promedio de 36 horas semanales. En promedio, los residentes tienen un trabajo más y los de posgrado uno o dos trabajos más. A su vez, 276 personas del total (60%) son el principal sostén económico en el hogar y 121 (26%) tienen personas a cargo.

Respecto de cómo percibe su estado de salud, el 71% de los participantes manifiesta malestar general y en el 40% se destaca la ansiedad y el insomnio, mientras que el 39% expresó disfunción social. En tanto, el 16% manifiesta consumo de sustancias psicoactivas.

Consultados sobre los factores de riesgo en el ámbito laboral, el 86% detectó factores psicosociales y el 60% considera que hay falta de espacios de bienestar. El 20% de los encuestados presenta burnout.

Por otra parte, el 58% de los residentes percibe violencia en el ejercicio de su residencia y el 46% de los posgraduados percibe violencia en el ejercicio de su posgrado. El 57% de los residentes percibe violencia psíquica en su trabajo y lo mismo el 46% de los posgraduados. Respecto de la procedencia, uno de cada tres residentes percibe recibir violencia por parte de sus superiores y uno de cada cuatro posgraduados la percibe de sus docentes.

En diálogo con la diaria, Álvaro Niggemeyer, el presidente del colegio, sostuvo que la encuesta se va a ampliar y a perfeccionar, por ejemplo, en cuanto a división de servicios pediátricos y adultos, sector privado y público, profesionales del área quirúrgica y no quirúrgica, pero los datos relevados son “una buena base” para conocer algunos aspectos del ámbito y buscar soluciones.

Para buscar acuerdos y transformar algunas de las situaciones que expresaron los residentes y posgrados, el Colegio Médico propone ser el centro de trabajo para que tanto los representantes de los servicios de salud como las autoridades nacionales y los gremios médicos trabajen en por lo menos cuatro puntos que a la larga mejoran los indicadores, sobre todo los vinculados a las condiciones laborales de los profesionales.

En principio, se abordará la organización del trabajo “para evitar las largas jornadas e implementar las mañanas protegidas”. También se intentará buscar espacios para estudio, recreación o descanso de los médicos; mejorar los espacios de bienestar en el trabajo, como las áreas de descanso y la instalación de protocolos para reducir riesgos.

Para la prevención del burnout se crearán programas de prevención, talleres y consultas individuales. Por último, para reducir la violencia laboral, según Niggemeyer, se buscará instalar políticas institucionales claras, así como un protocolo de denuncias y mayor capacitación para los equipos de salud.