El sábado cerró el tercer llamado de Incubacoop, la primera incubadora de cooperativas del país, con una sorpresa para los convocantes: de los 40 proyectos que se presentaron, 15 refieren al turismo. El gerente de la iniciativa, Alfredo Belo, dijo a la diaria que la convocatoria sigue siendo “caudalosa” y, en este sentido, y a raíz de que el proyecto –tal como fue planteado inicialmente– finaliza a fin de este año, contó que la dirección está “pensando alternativas” para mantenerlo activo más allá de este plazo.

En julio de 2016, por iniciativa del Ministerio de Industria, Energía y Minería, el Instituto Nacional del Cooperativismo y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas, surgió Incubacoop, la primera incubadora de cooperativas con una fuerte apuesta a proyectos de base tecnológica –biotecnología, robótica y diseño industrial–, innovadores y de alta intensidad en el uso del conocimiento. Esa primera convocatoria reunió a 29 proyectos de los cuales, por la “alta calidad” de las presentaciones, se seleccionaron siete, tres más de lo previstos, sostuvo Belo.

Dado el éxito de la primera experiencia, en abril del año siguiente se abrió una segunda convocatoria que reunió a 25 proyectos, de los cuales pasaron diez y finalmente hoy siguen en carrera ocho, centrados en el sector ambiental y la comunicación.

Finalmente, en mayo de este año se abrió la tercera y –en principio– última convocatoria, que cerró el sábado. Belo contó que se presentaron “alrededor de 40 proyectos”, sumando así una recepción de 94 ideas en total en estos dos años desde que se inició la incubadora. Para esta edición, adelantó, se prevé que ingresen “entre cinco y siete más”, en principio “a más tardar en setiembre”.

Belo contó que llamó la atención el “elevado número” de ideas relacionadas al turismo. “Nos dio la sensación de que había un potencial en estas áreas y ahora vemos que evidentemente hay una demanda insatisfecha y el interés de varios colectivos”, reflexionó. También hay algunos vinculados al medioambiente y otros relacionados a “editoriales, libro digitales y proyectos audiovisuales”. “En principio, son interesantes”, dijo, tras una mirada generalizada a los recibidos.

Desde el inicio la idea de la incubadora fue apoyar técnicamente a los proyectos en el estudio y el diagrama del plan de negocios. Los seleccionados reciben acompañamiento de un tutor durante todas las fases de desarrollo del emprendimiento: sensibilización, preincubación, incubación y egreso. Sólo en caso de necesidades puntuales se brindará asistencia financiera para satisfacer requisitos básicos, con “inversiones desde el punto de vista económico pequeñas, pero que para los emprendedores resultan enormes”, explicó Belo. En este sentido, se estima una inversión de 10.000 dólares anuales por emprendimiento.

El gerente de la incubadora señaló que se valoran positivamente aquellos proyectos que muestren potencial de inserción en cadenas de valor dinámicas de la economía nacional, y que potencialmente permitan la intercooperación con cooperativas existentes.

El período de incubación se desarrolla en un plazo máximo de dos años –“un tiempo estandarizado a nivel mundial”, apuntó–. Una vez transcurridos, la cooperativa deberá transitar su independencia, aunque también se está pensando para los primeros egresados en idear “una especie de seguimiento”.

En términos generales, Belo evaluó el proceso que se ha llevado a cabo estos dos años como “muy bueno” tanto por el “nivel de convocatoria que se manejó, siempre teniendo en cuenta la heterogeneidad de los distintos proyectos, como por su grado de desarrollo”. “En algunos casos la evolución ha sido enorme, tanto a nivel interno del grupo como del punto de vista de desarrollo de un proyecto sustentable y del fin de conseguir clientes y mercados”.

El egreso de los primeros proyectos se prevé para noviembre de este año. Según el gerente de Incubacoop, los emprendimientos están “bastante consolidados” y consideró que “evidentemente, ha habido una evolución en el grado de aprovechamiento de la mayoría muy importante”.

Si bien Belo sostuvo que los proyectos que ingresarán en este tercer llamado “tienen los dos años de incubación asegurados”, el proyecto de Incubacoop como tal estaba pensado a tres años, que finalizarán en diciembre. “Contento con la efectividad del programa” y previendo que “el proyecto tiene mucho más para dar”, dijo que se está pensando en “una forma jurídica para extender la vida del proyecto” más allá de este plazo, y, en este sentido, una posibilidad es “armar una fundación que en el futuro permita cierta autonomía de la incubadora”.

Por otro lado, a la luz de esta reconversión, también se evalúa el otorgamiento de créditos a aquellos que tengan necesidades de capital para expandirse y al mismo tiempo presenten “condiciones sólidas” que permitan sustentar su reembolso. En este caso, se prevé un fondo rotatorio, pero a la idea aún le falta madurar. “Hay que ver cómo se instrumenta”, finalizó Belo.