El viernes, en el salón Azul de la Intendencia de Montevideo, tuvo lugar el cierre del IV Encuentro Nacional de Cooperativas “Miguel Cardozo”, en el que se presentaron las conclusiones de los encuentros y mesas de trabajo. El encuentro, con el lema “Desafíos del cooperativismo uruguayo hacia el 2030”, fue inaugurado el martes y se desarrolló durante jueves y viernes en torno a tres ejes: cambios sociales y económicos a largo plazo y nuevas oportunidades para la cooperación; implicancias y oportunidades para las cooperativas uruguayas de los objetivos de desarrollo humano sostenible (ODS); y políticas públicas en materia de cooperativismo y economía social y solidaria.

En el cierre, la presidenta de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop), Graciela Fernández, dijo que el encuentro fue “un nuevo mojón en un proceso histórico de acumulación que en los últimos tiempos ha tenido cambios sustantivos en las políticas públicas”, en especial con la “consagración de la Ley Marco del Cooperativismo” (Ley 18.407) y la creación del Instituto Nacional del Cooperativismo. Remarcó que después de la crisis de 2001-2002 el país ha vivido “un largo período de crecimiento económico favorable, que ha permitido duplicar el número de cooperativas en los últimos años”, particularmente en rubros como vivienda y trabajo. “Este desarrollo debe ser un estímulo para encontrar las formas que permitan la consolidación y un despliegue aun mayor del cooperativismo en Uruguay, y dar cuenta a nivel nacional de las aspiraciones que el movimiento se ha planteado a escala global: ser el líder reconocido de la sostenibilidad económica social y medioambiental; ser el modelo preferido por la gente y el tipo de organización empresarial de más rápido crecimiento”, agregó Fernández.

La presidenta de la Cudecoop dijo que estamos viviendo en “un escenario de enormes desafíos” y señaló la “enorme desigualdad” y el “escenario ambiental crítico” que “interpelan en el papel que está llamado a jugar el cooperativismo”. “La economía social y solidaria es un enorme motor económico y laboral, pero también un potente factor de construcción de igualdad”, expresó.

Después habló el tesorero de Cudecoop, Adán Martínez, y en referencia al primer eje del encuentro dijo: “Tenemos desafíos como sociedad”, ya que se registra “un proceso demográfico con un mayor envejecimiento relativo”, que conducirá a que sea necesario “expandir la población económicamente activa” y, en particular, “ampliar la participación de la mujer”, incrementar la productividad y proporcionar “incentivos para la adquisición de conocimientos”. Añadió que el desafío de incorporar a la mujer al mercado de trabajo requerirá una nueva visión respecto del tema de los cuidados, y señaló como problemas la “desaparición de población rural y de productores familiares” y la segregación territorial a nivel urbano, además de “la exclusión habitacional de muchos uruguayos”, lo que tiene “efectos en la construcción de hábitats sostenibles”.

Martínez también se refirió a las transformaciones a nivel tecnológico y a la automatización de procesos productivos que está afectando al trabajo. “La cuarta revolución industrial está caracterizada por la ‘internet de las cosas’, la nube, el big data, la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, la impresión digital, el block change, la biotecnología y la neurociencia”, sostuvo. Agregó que esto “lleva a los trabajadores de Uruguay a [enfrentarse a] procesos profundos de cambios en sus conocimientos y habilidades”, lo que es “absolutamente necesario para tener competitividad a nivel país”. Por eso, sostuvo, es preciso “hacer un esfuerzo muy importante para alentar la innovación en sectores y empresas”.

El tesorero de la Cudecoop puso énfasis en que hay que “posicionar a Uruguay y a las cooperativas en cadenas de alto valor agregado”, y no sólo “participar en sectores primarios”. Como conclusión señaló que el movimiento cooperativo debe aprovechar las oportunidades del escenario futuro para desarrollarse desde adentro y seguir construyendo y gestionando la unidad en la diversidad. “Una herramienta fundamental para enfrentar los desafíos de los escenarios proyectados son la educación, la formación y profesionalización; en particular, profundizar la capacitación técnico-laboral y procurar la excelencia. Educar para la sensibilidad, para el diálogo y para la negociación”, remarcó. Hizo hincapié en que “hay que aprovechar adecuadamente las herramientas existentes”, como el Programa de Formación Cooperativa, y que es imprescindible “la intercooperación”, porque “es imposible responder de manera aislada”. Consideró que el crecimiento exponencial de las cooperativas no ha ido de la mano de la formación de los cooperativistas, y que “es necesario formar a los individuos y a los grupos en los valores y principios del movimiento”. Destacó la importancia de “incorporar a los jóvenes y las mujeres”, para lo que se debe incorporar las tecnologías de la información y comunicación (TIC) para adecuarse a las culturas de las nuevas generaciones, fomentar la innovación y promover cooperativas mixtas. Por último, dijo que se necesita “más intercooperación”, aprovechar mejor las TIC para “democratizar la participación y las decisiones”, orientar al movimiento cooperativo hacia “el consumo responsable” y evitar un modelo tributario que haga que “otros modelos corran con ventaja”.

Por su parte, el segundo vicepresidente de la Cudecoop, Juan Carlos Canessa, se refirió a los ODS de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que incluyen “17 objetivos” y “169 metas” en las “esferas económica, social y ambiental”, y señaló que los estados miembros reconocen que “el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza” y, si no se logra, “no podrá haber desarrollo sostenible”. Destacó que la ONU reconoció a las cooperativas “como el principal actor del sector privado para alcanzar los ODS”, por tratarse de “un modelo basado en las personas y por su arraigo comunitario”. Agregó que el trabajo cooperativo coincide con el ODS que indica “promover el desarrollo económico, inclusivo y sostenido, el empleo pleno y productivo”. “A partir de sus aportes, las cooperativas de trabajo nos hacen la propuesta de pensar en una comunidad de gestión económica que, en forma ampliada e intercooperativa, permita pensar en la construcción de una sociedad diferente”, subrayó. Canessa también destacó la importancia que tienen tanto las cooperativas de ahorro y crédito como las de consumo para favorecer a los sectores más pobres. “Las cooperativas de ahorro y crédito brindan acceso al microcrédito y asisten a personas que no acceden al sistema financiero” tradicional. De este modo les “permiten solucionar sus necesidades a tasas de interés razonables y adquirir bienes de consumo con ciertas facilidades: ampliar sus viviendas, iniciar pequeños negocios familiares, todo lo que contribuye a elevar su calidad de vida”, añadió.

Además, destacó el rol del movimiento cooperativo agrario en asuntos como “la seguridad alimentaria” y “la soberanía alimentaria”, que significa “el control sobre los alimentos producidos”; también mencionó el papel relevante del movimiento cooperativo de vivienda como proveedor de vivienda y “constructor de territorio”. “La cooperación y el trabajo colaborativo son formas organizativas que favorecen el desarrollo de sociedades más justas. Con esta base se contribuye a una mejor ciudadanía, una mayor eficacia en lo laboral, más y mejores canales de comunicación, y posibilidades de procesos de capacitación más motivadores [...] las cooperativas constituyen una herramienta ideal para la implementación de varios programas que apuestan a la centralidad de las personas en cuanto ser individual y social”, expresó Canessa. Finalmente, destacó “la necesidad de ampliar el abanico de intercambio entre las cooperativas”, apoyando los diversos procesos de elaboración de productos y favoreciendo el consumo de la producción nacional “con enfoque de sostenibilidad”, y articular alianzas, generar sinergias e innovar. Señaló que las federaciones de cada rubro “son actores de relevancia para liderar estos procesos”.

Para cerrar la actividad, la primera vicepresidenta de la Cudecoop, Ángeles Dati, habló sobre cómo hacer avanzar el proceso de institucionalización de la economía social y solidaria. Por su parte, el secretario de la organización, Ricardo Pisciottano, se refirió al resultado de los talleres, destacando la necesidad de integrar a la juventud al movimiento cooperativo, la promoción de cooperativas “con perfil juvenil” y asegurar la participación plena y la igualdad de oportunidades de niñas y mujeres en todos los ámbitos del movimiento cooperativo. Pisciottano también habló sobre la educación en los principios y valores del cooperativismo y dijo que “nunca hay que perder de vista que el centro de atención son las personas y sus necesidades”. Por último, sostuvo que hay que promover la intercooperación y “destacar la existencia de políticas públicas que fomenten el intercooperativismo y la apertura de nuevos mercados”.