“¿Qué querés ser cuando seas grande?” se llama la app que la Organización Internacional del Trabajo presentó ayer, en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil. La aplicación desarrollada por Manosanta, que por el momento está disponible para descargar mediante la plataforma PlayStore, busca “facilitar un primer acercamiento” de los niños al mundo del trabajo y al concepto de trabajo decente. La pantalla se cierra con una trivia sobre la profesión que se visita.

La primera pantalla

Mediante una rueda de colores, se presentan los oficios: agricultor, carnicero, cocinera, panadera, pescador, buza, carpintero, herrero, minero, perfumista, modista, tejedora, zapatero, albañil, arquitecto, jardinera, cartógrafa, chofer, marinero, pilota, astronauta, científico, historiadora, inventor, socióloga, enfermera, farmacéutica, médica, peluquera, psicólogo, artesana, artista, deportista, escritor, músico, electricista, informática, ingeniero, mecánico, sanitario, diseñadora, fotógrafo, periodista, traductor, bombera, detective, guardavidas, maestra, policía y recolector de residuos.

Se hace una descripción de cada profesión. Por ejemplo, para el caso del fotógrafo se cuenta que “foto significa ‘luz’, y grafo, ‘escritura’”; así, “un fotógrafo es una persona que consigue imágenes al capturar la luz de un instante”. En muchos casos se presenta también la historia de cómo surge; siguiendo con el ejemplo del fotógrafo, se habla de Rembrandt, el pintor holandés que es considerado el primer fotógrafo, ya que incursionó en este arte a los 22 años, en el siglo XVII, y se hace un breve recorrido hasta la fotografía digital y su uso al día de hoy.

Otro ejemplo es el de la bombera: se explica que debe su nombre a las primeras máquinas hidráulicas que se usaron con el fin de apagar incendios, que funcionaban a partir de la fuerza de dos personas que llevaban a cabo la acción de bombeo, más allá de que hoy este trabajo ya no se hace de forma manual. Se cuenta que “dominar incendios es la principal tarea de la bombera” y que, por ese motivo, “ha de ser capaz de mantener la calma y tomar decisiones rápidas sin correr riesgos innecesarios”.

A la descripción de cada profesión se adjuntan los riesgos asociados. En el caso del fotógrafo, físicos –por poder “verse obligados a pasar largas horas a la intemperie, expuestos a climas extremos”–, químicos –en el caso de aquellos que revelan sus propias fotos y deben adoptar la prevención y protección adecuada frente los productos químicos utilizados”– y psicosociales –para los que se especializan en realizar registros gráficos en zonas de conflicto–.

La bombera afronta riesgos mecánicos –exposición a “derrumbes, hundimientos y explosiones”–, físicos –por la “altísima temperatura” que puede generar un incendio–, biológicos –por exposición a “virus, bacterias, hongos y gérmenes que pueden causar enfermedades”–, químicos –por la combustión de diversas sustancias que pueden liberar gases tóxicos–, ergonómicos –por trabajar en lugares de muy difícil acceso”– y psicosociales –“al igual que todos quienes trabajan para proteger la vida de las personas, soporta altos niveles de tensión que le provocan mucho estrés. También afronta la tristeza por las vidas que no pudo salvar”–.