La empresa Verdeagua factura un poco más de un millón de dólares al año. Lleva 20 años en el mercado, 16 de implantación formal, y ocupa a 40 personas, incluyendo a sus directores. Su director general, Sebastián Figuerón, tuvo la amabilidad de responder nuestras preguntas. Ya habían transcurrido meses desde su ponencia en el foro “Empresas para una economía humana”, organizado por la RIEH y realizado en la sede de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa.
Delgado, rápido al hablar, ameno por las permanentes referencias prácticas, en el evento de la RIEH había dicho que el trabajo al aire libre podrá parecer muy pintoresco, pero si se tratara de un hijo, por ejemplo, cualquiera preferiría que fuese a trabajar a un supermercado y no en el barro, un día de invierno, en condiciones extremas de temperatura. En los comienzos de la empresa se determinaron los espacios físicos protegidos para la producción hidropónica de vegetales de hojas de acuerdo con los requisitos propios de esa modalidad, y después de 20 años de trabajar así es claro que las personas se benefician de estas mejores condiciones. “Es necesario que la persona se sienta valorada, que no esté haciendo algo contra su voluntad”.
La zona donde opera la empresa es Melilla. “No empezamos trabajando así: la idea no fue hacer una empresa en la que las personas trabajaran cómodas y tuvieran bienestar, sino una en la que pudiéramos ir a trabajar sin sentir que vamos a trabajar”. En una zona frutícola como Melilla, las que podían trabajar en emprendimientos como Verdeagua eran las mujeres, que entre las cosechas anuales pasan muchos meses desocupadas. La empresa ofrecía (y ofrece) un trabajo estable, con tareas para todo el año.
En cuanto a la relación de ingresos, la persona que gana más obtiene cuatro veces el salario de quien gana menos. Figuerón declara que lo ideal sería llegar a una relación de apenas el doble, como han logrado hacer otras empresas vinculadas con la economía humana, pero de momento no les es posible. Verdeagua contrata sin pedir currículum, y la estabilidad del vínculo laboral ha sido una virtud perdurable de la empresa. No ha habido deserciones, y de hecho cuatro de sus trabajadores se jubilaron en Verdeagua. El ambiente es de respeto por el bien común, por la salud de los trabajadores, y siempre se busca que los productos sean de calidad, lo que impacta en el reconocimiento de la empresa. Esas son las referencias naturales de la cultura organizacional de Verdeagua. La productividad no se mide de manera individual, sino por grupos de trabajo. Una empresa que produce y además procesa enfrenta desafíos diferentes. El próximo es sustituir el plástico de la ensalada pronta para consumir de los estantes frescos de los supermercados.
Una de las primeras cosas que me llamaron la atención de tu conferencia fueron los datos técnicos de la hidroponía: menor consumo de agua que otros métodos (campo abierto, con riego, invernaderos, goteros), mayor número de personas ocupadas por hectárea, incorporación de valores éticos en el núcleo del negocio... ¿Estos rasgos son sostenibles en el tiempo?
Sí, son sostenibles en el tiempo, pero siempre y cuando se capacite y la información se derrame a todas las personas de la empresa. Otra acción para que esto suceda es adaptarse a los cambios que el mercado demanda en términos de sostenibilidad y sustentabilidad. Es algo a lo que uno debe aspirar, por la naturaleza lógica de la supervivencia de las personas y el planeta. Pero cómo hacerlo y cómo comunicarlo depende también de la inquietud de los consumidores.
En lo productivo, ¿qué expectativas tenían con este emprendimiento?
Lo que nos motivó fue la búsqueda de un producto homogéneo en calidad a lo largo de las diferentes estaciones del año. Vimos que con esta técnica podíamos alcanzar ese objetivo, y además podíamos mantener un precio fijo a lo largo de todo ese mismo año.
Verdeagua es una empresa certificada desde 2016 como empresa B. ¿En qué sentido se respeta el triple impacto (económico, social y ambiental)?
Las acciones de triple impacto son una característica del ADN de las empresas B. En Verdeagua se respetan basándonos en todas las acciones que tú nombraste en las preguntas anteriores. La manera de que el público y los clientes lo comprendan es comunicando a través de todos los medios de los que disponemos hoy, más que nada mediante las redes sociales y la página web; esas son herramientas que alcanzan a todas las generaciones y dan la posibilidad de que todos y cada uno tengamos una voz, que, bien intencionada y aplicada, se multiplica de manera exponencial.
Recuerdo que cuando terminó tu exposición alguien del público levantó la mano para preguntar por qué Verdeagua optó por esta estrategia, si la lechuga puede rendir mejor con métodos tradicionales y con menos trabajadores. ¿Podrías recordar tu respuesta de entonces?
Lo que respondí en ese momento es que independientemente de los modelos tradicionales, nosotros debemos seguir avanzando en pos de la productividad, pero no de la productividad por el simple hecho de ser productivos, sino por el optimismo y la concreción de hechos que nos lleven a ser exitosos en términos de cumplimiento con nuestra misión de desarrollo bien entendido. El trabajo en el campo, tal y como lo conocemos, tiende a desaparecer en el mundo entero. Las condiciones de trabajo en la horticultura convencional ya no pueden depender más del humano “esclavizado” de sol a sol. Y es un trabajo cada vez menos vocacional, es familiar, y se transmite de generación en generación. Por tanto, apuntamos a dignificarlo y a visibilizar las oportunidades, para convertir una tarea dura en un modelo productivo y viable para el medioambiente y las personas.
Otras perspectivas
En una entrevista para la revista Empresas del Uruguay publicada en 2019, Sebastián Figuerón mencionó varios datos interesantes: “Está tan grave el tema, que antes era por la aridez y ahora es por la impenetrabilidad de la tierra; las ciudades se están volviendo tan densas, que la logística está complicando el acceso al vegetal de hoja. Quizás aquí aún no lo podemos percibir, pero, sin irnos muy lejos, en San Pablo y en Buenos Aires el acceso a un vegetal con calidad nutritiva está restringido. [...] La hidroponía lo que hace es trabajar netamente con soluciones minerales disueltas en agua, lo que hace que queden más disponibles para la planta; todo está cuantificado y medido, se sabe cuánta solución se necesita y también está regulada su disponibilidad con el PH. Eso hace que el vegetal tenga un perfil más parejo que el que puede tener en la horticultura convencional, y no hay un desgaste del suelo, lo que en términos medioambientales es una ventaja significativa. [...] El producto es una excusa para generar una organización de desarrollo, somos un montón del que está bueno formar parte, con un plantel femenino colectivo enorme, muy variado, desde muy jóvenes hasta gente que está por jubilarse. La gente se sintió atraída por venir a trabajar y se multiplicó de la mejor manera que me pudiera haber imaginado. [...] Eso se transmite en el producto, porque la historia de esto fue tratar de cambiar la matriz de la horticultura”.
Reportajes para una economía humana 3
En Uruguay, la Red Internacional de Economía Humana está integrada por un conjunto de personas e instituciones animadas por el propósito de que exista una economía humana. Es una disciplina de pensamiento y acción que promueve la reflexión y la acción para el desarrollo integral de la persona humana en todas sus dimensiones. Durante 2018 y 2019 esta red ha desarrollado foros de diferentes temáticas, todas ellas vinculadas con los principios mencionados. El foro que da origen a estas notas tuvo como panelistas a Sebastián Figuerón, de la empresa Verdeagua, a Gualberto Trelles, de Ecotech, y a Diego Pereira, de Banca Ética, a quienes el profesor Agustín Courtoisie entrevistó.
Agustín Courtoisie integra la Red Internacional de Economía Humana y es ex director nacional de Cultura, profesor de Filosofía por el Instituto de Profesores Artigas y docente de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República. Ha escrito, entre otros libros, Ciencia kiria. Ensayos sobre ciencia, tecnología y sociedad.