Con más de seis décadas de vida, la panificadora La Sin Rival atraviesa una delicada situación financiera. Para algunos hay peligro de cierre, afirmación que ha sido rechazada por la empresa. En setiembre, la Mesa Coordinadora del Pan, que agrupa a los sindicatos del sector, se declaró en “estado de alerta” debido a la ausencia de representantes empresariales en ámbitos de negociación colectiva. En diciembre, ante atrasos en los pagos, los trabajadores detuvieron las actividades y se manifestaron en la puerta del local.

El conflicto, que incluía, entre otros reclamos, el pago de los aguinaldos, retenciones judiciales y adeudos salariales, se arrastra desde hace un año y medio y se solucionó parcialmente en el penúltimo día del año, gracias a una serie de gestiones a contrarreloj.

En diálogo con la diaria, Luis Echeverría, presidente de la Mesa del Pan, explicó que como la empresa “no tenía plata” para pagar los aguinaldos fue necesario arreglar “un pago trancado que había de ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado]”, que le compra panes a La Sin Rival para algunos hospitales públicos. La transacción estaba paralizada porque la empresa no podía emitir boletas como consecuencia de los “adeudos” que tiene con la Dirección General Impositiva, señaló. Pero, tras intervenciones del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social y el PIT-CNT, y de llamados al gerente general de ASSE y al tesorero general de la Nación, en la tarde del 30 de diciembre ASSE pagó y la empresa pudo depositar los aguinaldos a sus 70 trabajadores.

Ahora el conflicto “quedó en stand by”, indicó Echeverría. La semana que viene habrá una reunión bipartita para “ver cómo se sigue hacia adelante”. La Mesa del Pan aguarda que la empresa presente números de su estado financiero ante el Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT para “ver si sigue siendo viable o no”. Hasta ahora, según el sindicato, sólo ha mostrado algunas declaraciones juradas y se desconocen los balances de 2021 y 2022.

El abogado de los trabajadores, Alberto Sánchez, dijo a MVD Noticias que “desde el punto de vista legal” se está evaluando la continuidad de la empresa “o eventualmente un concurso de acreedores”. Señaló que aunque la propietaria de la panificadora, Mónica Calvar, haya manifestado “la intención de seguir funcionando”, “el punto central es ver si es o no es viable”, porque “con intenciones no vamos a seguir adelante”. “Tenemos que ver si hay un patrimonio que pueda responder o si hay líneas de crédito”.

Calvar, hija de los fundadores de La Sin Rival y principal accionista, afirmó en setiembre en una entrevista con El Observador que no está previsto el cierre de la empresa y resaltó el impacto que tuvo la pandemia en el negocio. “Acá no se deben sueldos y estamos funcionando bien; hay que seguir remando”, manifestó.

Para Echeverría, la solución al problema de fondo es un préstamo, que requiere una garantía. “El bien inmueble en donde actualmente funciona la panificadora está valuado en unos 50 millones de pesos. Ella [Calvar] debería haber acreditado que era la dueña y que no estaba embargado para gestionar el préstamo, [pero] tampoco presentó esa documentación”. Según los trabajadores, la situación actual de La Sin Rival es producto de una “mala gestión”, ya que “hay trabajo y demanda”.

Al respecto, el presidente de la Mesa del Pan manifestó: “A nosotros no nos importa de quién son los errores o de dónde aparezca la plata. Lo importante es que la empresa siga abierta para no perder los puestos de trabajo. Estamos hablando de 70 familias”. En ese sentido, la coordinadora de sindicatos no descarta proponer un descuelgue –es decir, que la empresa quede por fuera del convenio colectivo– en la próxima ronda de los Consejos de Salarios.

La décima ronda de negociación colectiva

A mitad de año, la Mesa del Pan negociará con el Centro de Industriales Panaderos del Uruguay un nuevo convenio colectivo para el subgrupo de panificadoras industriales. Al igual que otros referentes del movimiento sindical, Echeverría manifestó su preocupación por una eventual modificación de la Ley de Negociación Colectiva, ya con media sanción en el Parlamento, antes del inicio de la décima ronda de los Consejos de Salarios.

“Va a depender de las cámaras empresariales, pero nuestra intención es seguir negociando en forma uniforme el convenio colectivo”, expresó. La perspectiva del sector, sostuvo, “no ha cambiado mucho” en el último tiempo. “El sector ha sido golpeado, eso también es justo reconocerlo. [A causa de] la guerra de Rusia con Ucrania, que es uno de los mayores exportadores de trigo, ha subido enormemente [el precio de] la harina en el correr del año pasado. Eso ha impactado fuertemente en el sector”.

Según el sistema de información de precios al consumidor del Ministerio de Economía y Finanzas, que releva precios en supermercados, entre febrero –cuando comenzó la guerra en Ucrania– y noviembre, el kilo de harina de trigo aumentó en promedio 20,6%, y el pan flauta 11,7%.

Sin embargo, a pesar del incremento de los precios, Echeverría dijo que las empresas han perdido margen de ganancia porque “no han podido trasladar todos sus costos”. “Nosotros apostamos a que esto repunte y cambie, [pero] sabemos que va a ser un Consejo de Salarios duro. La idea es, por lo menos, mantener lo que ya se tiene. Eso es importante, así como tratar de no perder ningún puesto de trabajo más”.