La Incubadora de Cooperativas (Incubacoop) organizó la semana pasada, en la sala Delmira Agustini del teatro Solís, un conversatorio sobre emprendimientos colectivos en industrias culturales y creativas, en el marco de la cuarta edición de la Ronda Incubacoop.
La actividad, que fue moderada por Lucía Pardo, de la diaria, contó con la presencia del referente de innovación pública e industrias creativas de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), Javier Pastorino, y del decano de la Facultad de la Cultura del Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh), Javier Dotta.
Dotta destacó el crecimiento del sector cultural en los últimos años, un sector de la economía que caracterizó como “novedoso”. Según explicó, las carreras vinculadas a la cultura, que denominó “2.0 o 3.0”, “han madurado mucho”, lo que supone un desafío para la academia. Igualmente, recordó que actualmente el sector ocupa aproximadamente 6% de la economía global, algo que vinculó al creciente rol de la llamada “economía del entretenimiento”, en los años posteriores a la pandemia de covid-19.
Asimismo, Dotta lamentó que en América Latina, y específicamente en Uruguay, “existe poca trazabilidad” respecto del sector. De esta manera, recalcó que “lo que sucede con las artes en general, o con lo que es la construcción o el diseño de planes creativos, es un plano donde no hay registro” y que facilita la informalidad.
De esta forma, Dotta apuntó hacia casos que caracterizó como “buenos ejemplos” de “acompañamiento entre Estado e industrias culturales”, entre los que se encuentran Chile y España, que permiten “comprender las posibilidades de un sector en muchísimo movimiento”.
Por su parte, Pastorino, concordó con Dotta respecto de la existencia de “muchas oportunidades, que quizás no están mapeadas [y] no se saben del todo”. Así, también lamentó la incidencia de la informalidad sobre los procesos de toma de decisiones, si bien recalcó la existencia de políticas que permitan “sacar alguna información y trabajar con distintas perspectivas”.
El referente de la ANII recalcó la importancia del Programa de Innovación en Industrias Creativas (PIIC), ejecutado entre los años 2017 y 2021 en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y que permitió “probar ciertas experiencias”, a partir de las cuales obtener datos que faciliten la toma de decisiones por parte del organismo.
Igualmente, Pastorino notó que otro de los objetivos del PIIC fue el de “potenciar vínculos” entre las industrias tradicionales y las creativas por medio de apoyos no reembolsables, algo que caracterizó como “una forma de diversificar las oportunidades de negocio”. Según detalló, participaron en el programa 390 empresas, distribuidas en 187 proyectos, lo que generó más de 2.800 puestos de trabajo y, de acuerdo con 99% de las empresas creativas, incrementó el valor agregado de sus productos. El 96% de estas, por su parte, mantuvo el vínculo fomentado por la ANII luego de la concreción del programa.
Trabajo intercooperativo
También intervinieron en el conversatorio Agustina Silombra y Cecilia Muñoz Cancela, en representación de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y Conocimiento (FACTTIC). Ambas contribuyeron al intercambio con una serie de perspectivas y experiencias provenientes del país vecino.
Silombra, quien también integra la cooperativa El Maizal, relató al público las experiencias en torno a una bolsa de trabajo intercooperativa, integrada por 40 empresas y que, según explicó, permitió “generar sustentabilidad a las cooperativas asociadas”.
La representante de FACTTIC mencionó que la bolsa de trabajo permite a cooperativas de menor tamaño trabajar en conjunto en torno a oportunidades de trabajo recibidas por la federación, que no podrían obtener por sí mismas, en particular aquellas que recién ingresan al mercado. También explicó que el proceso permite a las cooperativas transferir conocimientos entre sí, desarrollarse e “insertarse en el proceso productivo de comercialización”.
De acuerdo con Silombra, tal aproximación al trabajo intercooperativo ha resultado exitoso, ya que desde FACTTIC se dispone de “los mejores perfiles” para cada experiencia, así como “la mejor voluntad, y lo mejor de nosotros para que ese proyecto salga bien”. A modo de ejemplo, Silombra reconoció que El Maizal ingresó a la bolsa en 2015, en un período “bastante malo” económicamente, pero que lograron la sustentabilidad y, hoy en día, el 70% de su trabajo es intercooperativo.
Silombra también deploró aquellas posturas que señalan el trabajo de las cooperativas como “barato y rápido”, y recordó que sus productos son igual de buenos y ocupan la misma cantidad de trabajo, o más, que aquellos realizados por otras empresas del mismo rumbo. Por eso, llamó a buscar una forma de “trabajar la comunicación” para “romper ciertos mitos sobre el cooperativismo” y expandir los vínculos laborales, e instó a la academia a formar a los futuros cooperativistas como “trabajadores autogestivos”.
Para Muñoz Cancela, quien preside la cooperativa Código Libre, la cuestión de los “mitos sobre el cooperativismo” impulsada por Silombra tiene sus orígenes en lo cultural. Según explicó, el cooperativismo “nació en paralelo al proceso capitalista” y “demuestra una y otra vez que es una forma más sustentable y más inteligente de dar respuesta a las cuestiones humanas”.
Muñoz Cancela destacó la forma en que la modalidad de trabajo intercooperativa permite “respetar los tiempos y las dinámicas de cada cooperativa en relación con sus criterios de expansión y crecimiento”. Así, en su opinión, la bolsa de trabajo gestionada por FACTTIC permite a las diferentes cooperativas contar con la libertad de desarrollarse en áreas y proyectos que les interesen y no necesariamente aquellas que demanda el mercado.
Asimismo, la presidenta de Código Libre profundizó sobre el trabajo realizado desde la empresa para proveer servicios tecnológicos que puedan ser aprovechados por otras cooperativas, y no necesariamente por “partes concentradas del mercado”. Según explicó, desde Código Libre existe un “compromiso fuerte” con la generación de “soberanía tecnológica” y “circuitos económicos cooperativos”, y así generar soberanía y obtener “información de calidad para poder gestionar nuestros contenidos”.
De acuerdo con Cancela, es necesario entablar lazos colectivos en respuesta a esta problemática y repensar las prácticas cooperativas más allá de su valor de mercado. Por eso, explicó, es necesario demostrar “que otra forma de economía existe y que podemos vivir de eso, ser felices y tener jornadas laborales que permitan a su vez disfrutar de otros aspectos de la vida”.