El Colegio Médico del Uruguay (CMU) es una institución relativamente nueva en nuestro país, comenzó a funcionar en 2012, con el fin de regular el ejercicio de la profesión médica en sus aspectos éticos. Este es el tercer mandato y parece ser el más conflictivo. En las elecciones de agosto de 2018 la Lista 35, liderada por José Minarrieta, apoyada por la Federación Médica del Interior y buena parte del Sindicato Médico del Uruguay, fue la más votada y retuvo cuatro de los nueve cargos del Consejo Nacional del CMU, máximo órgano de conducción. Muchos daban por sentado que el presidente sería el candidato de la lista más votada, pero en la primera sesión se propuso la votación para elegir los cargos de presidente y secretario. La mayoría de los consejeros votó a Blauco Rodríguez como presidente. Se trató de una situación inédita, puesto que en la elección anterior (la única, porque en 2012 los miembros habían sido designados) se habían guiado por el criterio del candidato de la lista más votada; en paralelo, el Parlamento tenía -y tiene- a consideración la reforma de la ley de creación del CMU, aprobada en 2009, que entre otras cosas, proponía especificar que el presidente del Consejo Nacional sea el candidato de la lista más votada.
Este tema es central en la renuncia de Minarrieta a su cargo, que hizo pública esta tarde por Twitter:
Este Colegio Médica dista de ser el que se imaginó. El clima es irrespirable, por eso renuncio al Consejo Nacional. Democracia no es sólo votar, también existen valores vinculados al concepto. Otro Colegio es posible y necesario, y cambiar la ley es una parte de eso. pic.twitter.com/OMyysHtLDq
— José Minarrieta (@MinarrietaJose) 6 de junio de 2019
Lo acompañó con su carta de renuncia, en la que reprobó que el actual consejo, al haber electo otro presidente, haya desconocido “la voluntad del votante”. Fundamentó su dimisión en la discrepancia con la forma en que el consejo tomó algunas decisiones. Opinó que en el consejo “están debilitados” algunos valores como “el respeto a la palabra dada, el cumplimiento de los compromisos asumidos, el intercambio lúcido con razones y argumentos” y que en la presidencia y la secretaría “prima la 'aplanadora' sobre el debate, la imposición sobre los consensos, el autoelogio sobre el reconocimiento de la realidad”.
“Este consejo dista de tomar decisiones coherentes”, afirmó, y lo acusó de estar teñido “de favoritismo políticos”. Además, disparó contra el presidente cuando dijo que “lejos de mirar, impone”.