A partir de un análisis de la lista de asistentes a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26), la ONG internacional Global Witness determinó que: “Si el lobby de los combustibles fósiles fuera una delegación de país en la COP, sería la más grande, con 503 delegados. Representan dos docenas más que la delegación del país más grande”. Los 503 representantes forman parte de 100 empresas de combustibles fósiles, con 30 asociaciones comerciales y organizaciones de miembros.

Pascoe Sabido, uno de los investigadores, y también activista climático, señaló que la COP26 “se vende como el lugar para aumentar la ambición”, pero “está plagada de cabilderos de combustibles cuya única ambición es mantenerse en el negocio”. “Empresas como Shell y BP están dentro de estas conversaciones, a pesar de admitir abiertamente que han aumentado su producción de gas fósil. Si nos tomamos en serio el aumento de la ambición, entonces los cabilderos de los combustibles fósiles deberían ser excluidos de las conversaciones”, acotó.

La anglo-neerlandesa Royal Dutch Shell, la británica British Petroleum y la estatal rusa Gazprom, dedicadas a la explotación petrolífera y de gas natural, son sólo algunas de las mencionadas por la ONG en su informe. Asistieron como miembros de delegaciones que actúan en nombre de la industria de los combustibles fósiles. Otro dato importante es que en 27 delegaciones oficiales se registraron cabilderos de combustibles fósiles, incluidos Canadá y Brasil. El país vecino también se encuentra entre los países que solicitaron a las Naciones Unidas que se minimice la necesidad de dejar de usar rápidamente los combustibles fósiles, según una filtración que dio a conocer la BBC.

“El lobby de combustibles fósiles en la COP es más grande que el total combinado de las ocho delegaciones de los países más afectados por el cambio climático en las últimas dos décadas: Puerto Rico, Myanmar, Haití, Filipinas, Mozambique, Bahamas, Bangladesh y Pakistán”, resaltó Global Witness en su informe.

Según la ONG, cada dos lobistas de las petroleras, hay un representante indígena oficial. Recuerdan que la situación se produce en medio de críticas a la COP26 por “acceso desigual” debido a “barreras a la participación”, “costosas restricciones de viajes” y “falta de garantías”.

“La presencia de cientos de personas a las que se les paga para impulsar los intereses tóxicos de las empresas contaminantes de combustibles fósiles sólo aumentará el escepticismo de los activistas climáticos, que ven estas conversaciones como una prueba más de la vacilación y el retraso de los líderes mundiales”, expresó Murray Worthy, integrante de Global Witness. Aseguró que “no hay tiempo” para que “nos desvíen las promesas corporativas de lavado verde”.

Rachel Rose Jackson, directora de investigación y políticas climáticas de Corporate Accountability -que también participó de la elaboración del informe-, dijo que “los arquitectos de la crisis climática” no pueden construir “un futuro justo y habitable” cuando “ya han incendiado la casa”. Reclamó que “los grandes contaminadores están en el edificio” mientras que “tantos de los que están en la línea del frente” quedaron afuera. “Son las personas que están en primera línea de esta crisis, no los contaminadores, quienes tienen la balsa salvavidas que necesitamos en este momento”, sumó.

En el informe se aclaró que no se incluyeron otras industrias contaminantes, también responsables de la crisis climática, como el transporte y la agroindustria.