El 4 de noviembre se lanzó Investigación por el Clima, una iniciativa que cuenta con el financiamiento del gobierno de Suecia y es llevada adelante por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en más de 120 países, y por la cual se busca una mayor participación popular en la agenda climática. El jueves se dieron a conocer a los grupos elegidos -a los que se les destinarán 350.000 pesos- para llevar adelante una investigación durante un año. Las dos propuestas elegidas fueron: “Modelización de los efectos del cambio climático y la variabilidad climática en la intensificación de las floraciones de cianobacterias tóxicas en el río Uruguay y Río de la Plata” y “Comunicación y respuestas al desafío climático”.
“¿Cuál es el contexto actual que todos conocemos y que lamentablemente hemos vivido debido a la intensificación agropecuaria, al uso intensivo de fertilizantes y otras sustancias químicas en las cuencas, en los cultivos?”, se preguntó Carla Kruk, científica de la sección Limnología del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar). Kruk recordó que a partir del año 2000 se “ha incrementado drásticamente la cantidad de nutrientes en las aguas, en nuestros ríos, en nuestros lagos” y se han desarrollado las floraciones de cianobacterias.
“Las cianobacterias son microorganismos antiguos pero actuales, que crecen rápidamente cuando hay una cantidad de nutrientes en el agua. Además, se ven favorecidos en condiciones de aguas quietas. En el mundo, incluida nuestra región, estas floraciones son cada vez más frecuentes; están asociadas a un grupo particular de cianobacterias, la Microcystis aeruginosa, y tienen la característica de formar toxinas”, explicó. Comentó que las cianotoxinas afectan los sistemas acuáticos, pero también a “los grupos más vulnerables, las niñas, los niños, las mujeres, las embarazadas, los inmunodeprimidos y aquellos que trabajan en contacto directo con el agua”. “Ha resultado en casos confirmados en nuestro país de intoxicación aguda y grave por cianobacterias. Intoxicaciones no sólo en humanos, sino también en animales”, dijo.
Kruk es una de las integrantes de un grupo de cinco personas provenientes de diferentes ámbitos. Destacó que el proyecto de investigación forma parte de una línea de trabajo que desarrollan hace más de diez años en la Facultad de Ciencias de la Udelar, el Centro Universitario Regional Este (Cenur), el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y el colectivo ecofeminista Dafnias.
“Esta situación la vivimos con mayor fuerza en 2019 durante el verano, cuando una floración de gran cobertura llegó desde Colonia y abarcó toda la costa hasta Rocha, un lugar donde normalmente no hay cianobacterias debido a la salinidad”, planteó. Aseguró que el hecho también se asoció a “eventos extremos de lluvias” que “trasladaron a lo largo de toda nuestra costa a las cianobacterias”. Dijo que las cianobacterias se caracterizaron por tener una “toxicidad extremadamente alta” que afectó, entre otras variables, al turismo.
“¿Cómo esta situación generalizada en nuestro país va a cambiar frente a los cambios climáticos?”, fue otra de las preguntas claves de la investigadora. Contestó que se proyectan “aumentos históricos en la temperatura” que “van a favorecer la producción de toxinas” y, por lo tanto, “las cianobacterias van a ser más tóxicas frente a estas mayores temperaturas”. “Se prevé para la zona un aumento de precipitaciones, lo cual va a generar caudales extremos mayores, o sea que la situación que vimos en 2019 va a ser más frecuente”, explicó.
Por estas razones, el objetivo de su trabajo es “evaluar y cuantificar cómo estos cambios climáticos y sus efectos en la hidrología de los ríos de nuestro país, sumados a cambios productivos que se proyectan, van a favorecer el desarrollo de las floraciones tóxicas”. Según contó Kruk, se van a identificar distintos “valores de riesgo” de acuerdo a “los grupos más vulnerables”. “En general, se basan únicamente en adultos hombres, mayores y sanos. La idea es analizar proyecciones para mujeres, niñas, niños”, manifestó. Se busca contribuir con los resultados a la “prevención, mitigación y adaptación” de los cambios climáticos en las floraciones, con énfasis en el río Uruguay y el Río de la Plata. Asimismo, dijo: “Es un problema que viene en aumento y que la gente lo está viviendo hace ya algunos años. Los niños lamentablemente lo están viviendo de forma crónica a lo largo de toda su vida”.
El segundo proyecto está centrado en las ciencias sociales y humanas. De acuerdo a lo explicado por Victoria Gómez, licenciada en Comunicación por la Universidad de Montevideo, busca “identificar oportunidades y estrategias de mejora en la comunicación del cambio climático en Uruguay, con un énfasis especial en los desafíos de mitigación y adaptación”. Señaló que van a “estudiarlo localmente” con la “confluencia de distintas miradas disciplinares”.
“La forma en la que pretendemos investigar tiene dos focos clave en la estrategia metodológica. Vamos a mirar a Uruguay y vamos a mirar la política nacional climática, no toda la conversación pública sobre el cambio climático”, declaró. Agregó que van a aplicar una “lógica de segmentación”, en la que tomarán “datos de opinión pública y de audiencia”, también la “agenda periodística y de influencers”. Afirmó que este enfoque les permite hacer hincapié “en los medios mainstream y en los medios periodísticos más establecidos”.