En el noreste de Paysandú, sobre la cuchilla del Queguay, está ubicada la ciudad de Quebracho. Emerson Arbelo es médico especialista en la rama Familiar y Comunitaria; hace 17 años trabaja en la zona y también es edil del Frente Amplio (FA). “Aunque no existe una estadística, hemos visto un incremento de enfermedades no transmisibles, particularmente distintos tipos de cáncer. La mayoría han sido detectados en niños y adultos jóvenes”, expresa el documento presentado por Arbelo en la Junta Departamental el 7 de julio. Señala que hay investigaciones en que se indica que “ciertos factores de riesgo pueden aumentar la posibilidad de que una persona padezca cáncer”, dentro de los que se incluye “la exposición a productos químicos, como pesticidas, u otras sustancias que podrían estar en el agua que consumimos”.

La nota solicita dar aviso a la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Ambiente para que realice un monitoreo y una evaluación del estado del aire, el agua y “otras variables ambientales” en Quebracho. También a OSE, para que realice un “estudio minucioso de la calidad del agua potabilizada” e “informe a los usuarios sus componentes y cantidades”. A su vez, se deberá comunicar a la Red Temática de Medio Ambiente de la Universidad de la República (Udelar), a los diputados del departamento, a la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer y al Ministerio de Salud Pública.

“El contexto medioambiental, los factores físicos, químicos, externos de las personas son fundamentales para la salud de la comunidad”, explicó a la diaria Arbelo. Contó que está en contacto con la Cátedra de Oncología de la Facultad de Medicina de la Udelar para comenzar una investigación. “Nos va a llevar un tiempo demostrar estas asociaciones que estamos infiriendo, pero que tenemos que demostrar y observar si el aumento de casos es significativo”, agregó.

Relató que en Quebracho la mayor parte de las fuentes laborales están relacionadas con el cultivo de naranjas o campos de forestación. Arbelo y otros profesionales de la salud de la zona están preocupados porque en “los últimos años” el aumento en los casos de cáncer “coincide con cuando comenzó la explosión forestal”. “A las forestales nadie las controla, no respetan las distancias con las escuelas a la hora de la fumigación”, expresó el médico. Sin embargo, aunque han presenciado las situaciones y presentado denuncias, no han tenido respuestas firmes.

Además del aumento en las cifras de niños y jóvenes con cáncer, también hay personas que tienen síntomas de intoxicación crónica. “A veces vienen los pacientes y uno no encuentra la causa justa, indagamos en temas ambientales, y la gente trabaja en los campos, las cosechas de naranja o en la forestación. Uno nota que están mayormente expuestos a los agroquímicos; tampoco sabemos muy bien qué es lo que están usando porque no hay control”, indicó. Afirmó que algunos vecinos han denunciado la situación, pero después abandonan los casos. “La gente tiene miedo, se intimida un poco si tiene a alguien más poderoso enfrente; además, las empresas forestales emplean a muchísima gente”, advirtió Arbelo, que aseguró que los afectados no quieren seguir adelante con las denuncias porque sienten que no tendrán ningún efecto.