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El agua potable debe cumplir con los parámetros establecidos en el Reglamento Bromatológico Nacional. La Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea), junto con la Facultad de Química de la Universidad de la República (Udelar), llevan adelante el Plan de Vigilancia de Calidad del Agua Potable, donde se monitorea aproximadamente 200 localidades y se toman 500 muestras anuales. Es un monitoreo complementario y no busca ser representativo de la calidad del agua potable, sino ayudar a la fiscalización. A través de un pedido de acceso a la información pública la diaria obtuvo los datos del monitoreo en todo el país durante 2019 y 2020.
En la escuela rural 107, ubicada a tres kilómetros de Melo (Cerro Largo), se detectó 266 μg/l de cloroformo; el valor máximo permitido es 150 μg/l. También se tomó muestras en la ciudad y los resultados fueron similares (264 μg/l y 208 μg/l). “El cloroformo es el trihalometano más común y principal subproducto de la desinfección presente en el agua de consumo clorada”, señala la Guía para la calidad del agua potable de la Organización Mundial de la Salud (OMS). También se destaca que el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer lo clasificó como posible cancerígeno, ubicándolo en el grupo 2B. Los efectos tóxicos que se observan con mayor frecuencia son lesiones en el hígado.
En la escuela rural 37 de Quebracho, también en Cerro Largo, se encontraron niveles por encima del máximo permitido de fluoruro: 1,93 mg/l sobre 1,5 mg/l. En bajas dosis, puede ayudar a que los niños no desarrollen caries, pero en altas concentraciones puede tener efectos contrarios. “Las ingestas elevadas de fluoruro pueden producir efectos más graves en los tejidos óseos. Se ha concluido que existe un claro riesgo adicional de efectos óseos adversos si la ingesta total es de 14 mg/día e indicios que sugieren un incremento del riesgo de efectos en el esqueleto cuando la ingesta total de fluoruro supera los 6mg/día”, apunta la guía de la OMS. La Ursea añadió aclaraciones al pedido de acceso a la información. Sobre la situación particular de esta escuela planteó que “no había muestreado con anterioridad esta localidad” y que se “deberá plantear un plan de acción para resolver este incumplimiento”.
También se detectaron niveles por encima del máximo permitido de nitrato en un puesto de muestreo en Conchillas (Colonia), tanto en 2019 como en 2020. Según el Reglamento Bromatológico Nacional, el valor máximo permitido es 50 mg/l y se halló 73 mg/l en 2019 y 61 mg/l en 2020. El nitrato se utiliza en fertilizantes inorgánicos; según la guía de la OMS, los valores pueden aumentar “por filtración o escorrentía de tierras agrícolas” y por “la contaminación por residuos humanos y animales”. Se agrega que los niveles de nitrato altos son peligrosos para los bebés lactantes porque pueden desarrollar grandes concentraciones de metahemoglobina, provocando que “no pueda transportar oxígeno por el organismo”.
Ursea explicó que en Conchillas se habilitó una “nueva perforación” para resolver un incumplimiento anterior del valor de arsénico, pero “con la explotación se han incrementado los valores de nitratos”. Detalló que OSE está “ajustando la operativa para producir la mezcla de aguas de las distintas perforaciones en el tanque”, y que se “continuará monitoreando”.
En Cuchilla Alta, Los Titanes y Piedras de Afilar (Canelones), Colonia Miguelete (Colonia), Trinidad (Flores) y Mal Abrigo (San José), se encontró la bacteria Escherichia coli. Según la guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS), está presente en grandes concentraciones en la microflora intestinal normal de las personas y animales, y generalmente es inocua. Pero en otras partes del cuerpo puede generar infecciones de las vías urinarias, bacteriemia –presencia de bacterias en el torrente sanguíneo- y meningitis.
En el relevamiento también se detectó la bacteria Pseudomonas aeruginosa en Cuareim (Artigas), Araminda (Canelones), Artilleros (Colonia), Rosell y Rius, Villa del Carmen (localidades de Durazno), Ismael Cortinas (Flores), Casupá (Florida), Florida, Piedras Coloradas (Paysandú), Paso de la Cruz (Río Negro), Chuy, Santa Teresa (balnearios de Rocha), Libertad, Mal Abrigo (localidades de San José) y Paso Bonilla (Tacuarembó). La OMS indica que es un organismo común en el medioambiente, que se encuentra en heces, suelo, agua y aguas residuales. Puede causar diversos tipos de infecciones, pero según la guía no suele causar enfermedades graves en personas sin algún factor predisponente.
El cloro se utiliza para desinfectar el agua y no se han encontrado posibles afectaciones a la salud; su valor máximo establecido es de 2,5 mg/l. En Barker (Colonia) y Mataojo de Solís (Lavalleja) se detectó el doble. La Ursea planteó que fueron casos “puntuales” y que se continuará monitoreando.
En José Batlle y Ordoñez (Lavalleja) también se encontró niveles por encima del máximo establecido de hierro, que según explica la Ursea fue producto de un evento de “olor y color” en la usina, por la presencia de hierro en el embalse. Los muestreos a partir de marzo de 2019 fueron conformes a la normativa.
La microcistina-LR es la toxina de la cianobacteria; según la guía de la OMS, afecta principalmente al hígado. Agrega: “Se han documentado numerosos casos de envenenamiento en el ganado y en la fauna silvestre. Se han publicado pruebas de su papel como promotor tumoral”. El valor máximo permitido en el agua potable es 1 ug/l, pero en la usina de Laguna del Sauce ubicada en Punta Ballena (Maldonado) se detectó 1,32 ug/l. Ursea planteó que “en todos los casos en que se obtuvieron valores en el agua bruta mayores a 1 ug/l, se obtuvieron valores conformes en el agua potabilizada para todos los casos”.
Valores de arsénico por encima del máximo permitido
En Barrio Baccino, Casablanca, Piedras Coloradas (localidades de Paysandú), Punta de Tabárez (San José), Radial Hernández, Campana (localidades de Colonia) y José Enrique Rodó (Soriano) se observó valores superiores al máximo permitido de arsénico. El arsénico es “un contaminante importante del agua de consumo, ya que es una de las pocas sustancias que se ha demostrado que producen cáncer en el ser humano por consumo de agua potable”, informa la guía de la OMS. Agrega: “Hay pruebas abrumadoras, de estudios epidemiológicos, de que el consumo de cantidades altas de arsénico en el agua potable está relacionado causalmente con el desarrollo de cáncer de varios órganos, en particular la piel, la vejiga y los pulmones”. En varias partes del mundo las enfermedades producidas por el arsénico “constituyen un problema significativo de salud pública”. La concentración de arsénico suele estar vinculada con pozos profundos.
Sobre la situación de Barrio Baccino, la Ursea manifestó que se encuentra en elaboración un “proyecto de extensión de red desde Paysandú” con el objetivo de “resolver el incumplimiento”. Sobre Casablanca indicó que el abastecimiento es “en base a la mezcla de agua tratada y perforación” y que OSE “realizó ajustes en la forma de operación y presentó resultados conformes en el primer semestre de 2020”. En Piedras Coloradas se está “monitoreando el parámetro” porque en los diferentes muestreos se obtienen valores “por encima y por debajo” del máximo permitido.
En Punta Tabárez se tomó dos escuelas como punto de recolección de datos sobre la cantidad de arsénico; la 75 y la 93. Sobre la primera remarcó que en 2019 se muestreó por primera vez el sistema, que OSE “continuará monitoreando” y que “si se identifica la persistencia de resultados se solicitará partida de agua de beber y cocinar a ANEP”. Sobre la segunda escuela, la Ursea estableció que no había sido “muestreada con anterioridad”.
La unidad reguladora indicó que en Radial Hernández el incumplimiento corresponde a mayo de 2019 y que los muestreos en el segundo semestre estuvieron “muy por debajo del valor máximo permitido”. Una situación similar se observó en Campana y José Enrique Rodó, donde los niveles están “conformes”.
Cuidar las fuentes naturales
Guillermo Chalar pertenece a la sección Limnología del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias. Sobre los resultados del monitoreo expresó que hay “varias inconformidades que sobrepasan los valores establecidos en la norma”. “Cuanto peor es la calidad del agua en las fuentes, más difícil es asegurar un agua potable de calidad a la población”, afirmó.
Remarcó que el agua de la canilla “no pasa sólo por el tratamiento” y que “es más difícil garantizar el 100% de las aguas de buena calidad cuando provienen de fuentes naturales en muy mal estado que reciben contaminantes, plaguicidas, coliformes”. Se refirió a la detección de la bacteria Pseudomonas aeruginosa: “Es transmisora de enfermedades y viene de la contaminación fecal”.
Agregó que “el cuidado de las fuentes es lo único que te garantiza agua de calidad. Las soluciones tecnológicas, vía tratamiento, en algún momento fallan, por cuestiones humanas. No son infalibles, se filtran contaminantes a la red, ya sean transmisores de enfermedades o productos inorgánicos, plaguicidas”.
Implicancias del glifosato +AMPA en el agua potable
El Reglamento Bromatológico Nacional establece que el valor máximo permitido de glifosato, el principio activo de uno de los herbicidas más vendidos a nivel mundial, junto con AMPA, su principal metabolito de degradación, es de 700 μg/l. En los datos que brindó la Ursea se encontró la “presencia” de glifosato y AMPA –si bien no se determina la cifra exacta, estaría dentro de los 700 μg/l– en las usinas de agua filtrada previo a clorar de Paso Severino, Fray Marcos (Florida), y en la de Mercedes (Soriano); también en las usinas de agua decantada de Florida y Carmelo (Colonia). En el monitoreo de agua potable de URSEA de los años 2017 y 2018, difundido por la diaria el 21 de setiembre de 2019, no se había detectado presencia de glifosato.
Silvina Niell es doctora en Química por la Udelar e integrante del polo Abordaje Holístico al Impacto de Agroquímicos sobre Alimentos y Ambiente. Explicó a la diaria que existen diferentes tipos de análisis para determinar los residuos de los plaguicidas y están sujetos a las propiedades fisicoquímicas de los compuestos. Algunos productos pueden ser analizados de forma conjunta, incluso entre más de 100 compuestos a la vez. Otros, como el glifosato, no pueden ser analizados de esta forma y deben estudiarse en forma individual. “Si querés saber de entre 100 pesticidas qué residuos de pesticida tiene el agua, podés hacer un análisis multirresiduo, pero si querés saber si tiene glifosato tenés que hacer otro tipo de análisis”, manifestó. También existen variedades de análisis para el glifosato: algunos que son más rápidos y baratos, como la técnica de inmunoensayo “Elisa”; o análisis de espectrometría de masas, que son más específicos y permiten llegar a límites de cuantificación muy bajos, que determinan inequívocamente presencia de glifosato y AMPA. “No hay que minimizar el problema del glifosato, me parece que requiere otros estudios para saber las implicancias que puede tener, dado el actual uso. Pero hay una gama de compuestos que son toxicológicamente más relevantes. En general, los más peligrosos son los insecticidas, después los fungicidas y después los herbicidas, pero hay excepciones en los tres grupos”, señaló Niell. Según la Dirección General de Servicios Agrícolas, hay 2.695 productos fitosanitarios autorizados y aptos para uso en el país. La doctora en Química apuntó que es necesario fomentar que “la gente se interese por este tema, que pida la información y que los informes y los estudios realizados se hagan públicos”. “Es importante saber si estamos teniendo detecciones, presencia, y cuánto de residuos de pesticidas. Deberíamos preguntarnos: ¿están llegando a los alimentos?, ¿están llegando al agua potable?, ¿están quedando en nuestros suelos y llegando a nuestros arroyos, donde se pueden afectar organismos importantes?, ¿qué riesgos implica esto?”, inquirió.