A un año y medio de su creación, el Ministerio de Ambiente cuenta apenas con 0,04% del presupuesto nacional. Si bien el ministro Adrián Peña considera que el presupuesto que se destina a su cartera es “muy poco”, manifiesta que al tener la mirada ambiental un “carácter transversal”, se están “aprovechando las capacidades de otros organismos”. Peña apuesta a la tecnología, a la inteligencia artificial y al cruce de información en materia de controles; por otra parte, dice que no se imagina un organismo con “miles de funcionarios”. “Se tiene que tomar una determinación de jerarquizar los temas ambientales a la hora de tomar decisiones”, enfatiza.
“La razón estricta por la que uno está en el ministerio es una razón política”, relató Peña, quien recordó que luego de la renuncia de Ernesto Talvi a la cancillería, para “cuidar los equilibrios en el gobierno”, el presidente Lacalle Pou le ofreció, en representación del sector colorado Ciudadanos, encabezar el Ministerio de Ambiente. Dijo que si bien no ser “una persona formada específicamente en temas ambientales” tiene sus “desventajas”, “el hecho de poner a un político, que coordina un sector político, que a su vez le asegura mayorías al presidente de la República”, le “da peso” a su cartera. Contó que es licenciado en Administración y que, al haberse dedicado a la gestión, se “tenía fe” para “ordenar” el nuevo organismo.
La estrategia climática a largo plazo, que se presentó hace unas semanas, plantea la “estabilización” de las emisiones de metano. ¿Qué significa?
Se tomaron en cuenta muchas variables, entre ellas el crecimiento demográfico eventual y el crecimiento económico. Plantea crecimiento de la producción, manteniendo de las emisiones de metano en términos absolutos, que supone una reducción de las emisiones por unidad producida. En ese marco nosotros estamos colaborando con la reducción en la medida que producimos más y mantenemos las emisiones.
Durante la COP26, Uruguay se comprometió a “detener y revertir la pérdida de bosques y degradación de la tierra”, también a reducir 30% de las emisiones globales de metano. ¿Por qué hubo reticencias a firmar lo último?
Lo que generaba cierto temor o preocupación, sobre todo en el sector productivo, era esa visión de que el problema del cambio climático en el mundo está asociado a la producción ganadera. Identificar que el gran lío es el ganado es un error. La preocupación estaba en que firmando esta alianza o promesa nosotros estemos validando una posición que no compartimos, la de que la ganadería es causante de un problema importante del cambio climático. La promesa deja en claro que acá se trata primero de una reducción global, pero que se centra en grandes emisores, cosa que Uruguay no es, y que se centra fundamentalmente en las pérdidas de gas natural. Uruguay no tiene ese problema.
Generó en principio algunas desconfianzas por movidas que se venían dando internacionalmente contra la ganadería. Uruguay ya está comprometido desde antes con la reducción del metano. ¿Por qué no iba a firmar una alianza en la cual se comprometen todos a reducirlo? Les decía: “No escondamos la mano porque no tenemos piedra”. Yo siempre fui partidario de firmar, aunque es verdad que en la previa habíamos llegado a una definición con los países de la región de no firmar hasta no tener aclarados estos puntos.
¿La firma de estos compromisos estuvo relacionada con crear cierta imagen de Uruguay y al mismo tiempo facilitar posibles financiamientos internacionales?
Sin dudas. Uruguay no tiene que esconderse, yo creo que ahí había alguna oportunidad. De hecho, una vez firmada esta promesa nos reunimos con John Kerry [enviado presidencial especial de Estados Unidos para el Clima], porque Estados Unidos lideró esto [el compromiso de reducción de las emisiones de metano]. Nosotros le pedimos ayuda para cosas que ya estamos haciendo en Uruguay, como medir la huella ambiental de los sistemas de producción ganadera. Ayuda técnica, científica, de financiación para los técnicos. Derivó en reuniones que ya tuvimos con la Embajada de Estados Unidos en el Uruguay con nuestros técnicos, con técnicos de Estados Unidos. Comenzó un intercambio y eventualmente, si esta promesa, como otras de las que Uruguay forma parte, genera fondos, yo le dije: Uruguay está primero en la lista.
En la estrategia climática de largo plazo no se hizo referencia a problemáticas que se denuncian desde los territorios.
En la estrategia climática lo que se cuentan son las emisiones, los gases de efecto invernadero, y las variables que se manejaron son 95% de los gases que explican el inventario nacional. Lo que se presentó el otro día es la estrategia climática, no es una estrategia ambiental, que incorpora otras dimensiones. Una cosa es el cambio climático, cómo se mide, cuáles son los gases que se miden, qué es lo que está en el inventario, y distinto es el tema ambiental. Por ejemplo, el tema de los residuos; 6% de las emisiones de metano del país son de los residuos y fundamentalmente de los vertederos a cielo abierto. Eso en cuanto a la afectación al calentamiento global y al cambio climático. Como yo quise aclarar el otro día, hay un montón de temas que son ambientales.
También se proponen dos formas de secuestrar carbono y conseguir la neutralidad de las emisiones de CO2: aumentando la superficie de bosque nativo o aumentando la forestación. No se hizo referencia a las consecuencias negativas que podría traer la última.
La forestación no tiene impacto negativo en materia climática. Por eso es una distinción importante; desde el punto de vista climático la forestación es una buena noticia. Si Uruguay estuviera todo forestado, es todo captura. Entonces el número te da bien climáticamente. Ahora, trae otros problemas, te mata la biodiversidad, esto, lo otro. Pero la temperatura te va a bajar si forestás todo.
Claro, pero es raro que esté en una estrategia climática a largo plazo si puede llegar a causar estos problemas.
Pero es un problema ambiental, no climático. Por eso ahí hay una diferencia.
¿El ministerio no tendría que considerar las dos?
Nosotros estábamos presentando una estrategia climática. Como te decía, en los residuos hay otras dimensiones. Nosotros tenemos que cerrar los vertederos para tratar de emitir menos metano, pero tenemos que cerrar los vertederos porque nos contaminan las napas, los acuíferos, porque hay gente trabajando en condiciones inhumanas. Hay un montón de problemas que no son climáticos, pero que son un montón de problemas asociados.
Otro ejemplo, el tema de los encierros a corral. La terminación de los animales a corral mejora los indicadores en materia de emisiones. Acabo de hacer una propuesta de decreto redactada por nosotros, que le pasé al ministro de Ganadería [Agricultura y Pesca], para ordenar los feedlots. El crecimiento de la producción de encierro ha generado problemas ambientales. Yo tengo muchas denuncias de encierros que no tienen las piletas adecuadas. No tiene regulación, sin ser en Santa Lucía donde hay todo un protocolo para los feedlots que se instalan ahí. Anoche me reuní con el ministro y están listos para una devolución. Básicamente estamos extendiendo las regulaciones que hay en Santa Lucía a todo el país. Pero hoy por hoy no hay ninguna disposición; acá llegan denuncias de desbordes, de arroyos donde llega mucha materia orgánica y mata al arroyo. Desde el punto de vista climático el encierro es una buena noticia porque reduce las emisiones por unidad, pero desde el punto de vista ambiental tiene complicaciones.
Pero que la forestación se plantee como uno de los caminos para reducir las emisiones me llamó la atención, sabiendo que trae varios problemas.
La forestación es lo que firmaron en la promesa de reforestación y en contra de la deforestación. Desde el punto de vista climático, si Uruguay tuviera 20% de su territorio forestado en lugar de 12%, sería bien visto. Es muy bueno porque captura. Luego hay que ver desde el punto de vista ambiental las implicancias que tiene. Allí yo creo que hay un relato exagerado sobre las consecuencias de la forestación en materia ambiental.
¿Por qué?
Hoy no hay un problema ambiental con la forestación, tenemos problemas con muchas cosas, no tanto con la forestación.
¿No hay una relación entre los incendios que se dieron en Paysandú y Río Negro con la forestación?
Bueno, son tierras forestales, es materia inflamable y demás.
¿Se respondió bien?
Seguramente hay cosas para mejorar, que no son de este año, que vienen de mucho tiempo. A mí me gustan los equilibrios. Incluso en el decreto forestal que sacamos el 10 de diciembre, desde el punto de vista ambiental, es tremendamente superior. La Ley Forestal no tenía prácticamente componentes ambientales, más que nada hablaba de suelo. En la Ley Forestal lo que hay detrás es una pelea por la tierra entre ganaderos que quieren que sea para la ganadería y forestales que quieren que sea para los eucaliptos. Esa es la discusión que está en la ley. Nosotros en el decreto incorporamos un montón de variables desde el punto de vista ambiental. Yo creo que puede haber un crecimiento de la forestación, pero tiene que ser ordenado. ¿Ordenado dónde? En las variables que establecimos en el decreto: biodiversidad, suelo, agua. Esas variables no existían, están en el decreto.
Se evidencia en los incendios que esas plantaciones, que son anteriores a que participaran el ministerio y la Dinama [Dirección Nacional de Medio Ambiente, tras la creación del MA pasó a llamarse Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental], tienen diseños que seguramente haya que corregir. En aquel momento se forestó con otro criterio, que era básicamente económico, y seguramente sin tener mucha información en materia ambiental.
Nosotros lo que podemos decir es que en zonas intensamente forestadas hay una reducción del agua superficial de entre 25% y 30%. Por eso incluimos esta variable en el decreto y en las resoluciones que acompañan el decreto. Una zona con suelo forestal, donde no pueden hacer más nada que plantar eucaliptos... a nosotros, a Ambiente, no nos alcanza con eso. El suelo puede ser para eucaliptos y no sirve para más nada, pero si esa cuenca ya está muy forestada nosotros no la vamos a aceptar porque va a secar cañadas o arroyos. Eso ya está pasando, ya había tenido líos con los forestales por eso. Hay una evidencia: el agua superficial baja. Ellos dicen que la subterránea aumenta; tiene que ver con el escurrimiento, al llegar más despacio el agua no corre por la cañada, por explicarlo fácil, y penetra. Eso se está estudiando, no tengo evidencia todavía.
¿Con los técnicos que cuenta, el MA puede abarcar los controles en el caso de que se dé un crecimiento de la forestación?
Sí, claro, son controles sencillos además. Los proyectos vienen con toda la información, los ordenamos según lo presentado: que esté muy cerca de un campo natural, humedal, de las cuestiones que hay que preservar. Los diseños hoy se ven satelitalmente, es muy simple ver si una persona plantó donde no debía.
El ministerio también tiene sus técnicos, son los que evalúan todo esto y piden más información cuando se necesita. No hacen un relevamiento del campo, son los que estudian el informe que llega.
En una entrevista en En perspectiva dijo que con el proyecto de ley forestal de Cabildo Abierto se pone en cuestión “hasta donde limitamos por ley a la producción” y que “si comenzamos a dividir el territorio en porcentajes para una cosa o para otra vamos en camino a una especie de sovietización del direccionamiento de la economía nacional”.
Yo creo que no se puede plantar en todos lados. El criterio es que la forestación puede crecer, pero no en cualquier lado. Con criterios técnicos, donde técnicos digan ‘acá no porque me compromete un humedal’, ‘acá no porque me compromete patrimonialmente’. Hay gente que quiso plantar el cerro Batoví de eucaliptos, por eso pongo el valor patrimonial. Yo rechacé un proyecto porque querían plantar en el cerro Batoví.
¿Se va a generar una mayor expansión de las forestales?
No por el decreto. Las forestales van a plantar más sí, pero iban a plantar más antes y después.
A raíz de los incendios dijo que se iba a exigir a las forestales retirar las plantaciones 500 metros de los pueblos. ¿Cómo se va a hacer?
Hay tres capítulos. Primero, las plantaciones nuevas, donde ya estamos exigiendo que no se puede forestar a menos de 500 metros de los centros poblados. Lo segundo es que cuando se reforeste, todo esto que se prendió fuego, con las nuevas disposiciones ambientales y el decreto, no van a poder reforestar a menos de 500 metros. Me queda una zona gris: en un ciclo de diez años del árbol, en algunos lugares se va a reforestar el año que viene, pero en otros dentro de siete años. Ahí tengo que encontrar una solución.
¿Qué opciones manejan en caso de que no cumplan con esta medida?
Estamos tratando de llegar a un acuerdo. No van a poder plantar y eso está listo. Ahora estamos intentando buscar una solución y ver qué herramientas tengo para poder exigirles que corten eso y demás. Estamos viendo la parte legal. En principio, estoy yendo a un acuerdo, que ellos entiendan y no tener que generar todo un aparato de decretos, cuestiones, que pueden terminar después en juicios. Hay que dar una señal y los estoy induciendo a que sean parte de la solución. Si eso no sucede, entonces sí tengo que ir con alguna herramienta jurídica que nos va a enfrentar.
En declaraciones a la radio Universal señaló que uno de los posibles focos iniciales del incendio se originó en un sitio de disposición final de la empresa UPM ubicado en Tres Bocas, Río Negro. ¿Qué información tiene?
Yo no dije que el incendio se originó ahí. Lo que sí es verdad es que hay una cantera. Esa cantera se utiliza como sitio de disposición final, vienen residuos de la planta de Fray Bentos y ese sitio se prendió fuego el 29 de diciembre. Nosotros lo monitoreamos desde el ministerio, porque está bajo control nuestro. 29, 30, 31. Tengo todos los reportes de esos días, que me iba enviando el gerente de control. Estuve al tanto todo el tiempo. Una hipótesis es que el incendio de Tres Bocas se originó ahí, pero yo no sé. Si me preguntan si se prendió fuego, respondo: sí, se prendió fuego. Esa cantera ya había tenido un principio de incendio hace un año y medio, el Ministerio de Ambiente le ajustó las condiciones, tenía un plan muy estricto de operación. Hasta ahora lo habían cumplido. La información que les pedían los técnicos nuestros era precisamente corroborar si cumplieron todos los pasos establecidos. Tenemos que ver si la empresa hizo todo lo que tenía que hacer. Bomberos es quien determina si ese foco se inició ahí o no.
¿Se están analizando los impactos ambientales que puede tener que se hayan prendido fuego los residuos químicos?
Sí, está estudiado porque la cantera se prendió fuego varias veces. El fuego muchas veces se controla en la propia cantera. Hay varios antecedentes. Si esto generó el incendio yo no lo sé, estoy esperando que salga el informe de Bomberos.