“Las principales emisiones de dióxido de carbono vienen de las grandes empresas, de los grandes consumidores y de las personas con mayores privilegios. ¿Cree que en vez del petróleo no es mejor apostar a otro tipo de economía y a un cambio de paradigma en la sociedad?”, preguntó Carolina Cuesta, integrante de la organización Fridays For Future, luego de recordar datos que forman parte del último informe elaborado por cientos de científicos y científicas del mundo que conforman el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). El cuestionamiento fue dirigido a Alejandro Stipanicic, presidente de Ancap, en el marco del conversatorio “Nuestro futuro común: ¿Uruguay sostenible y petrolero?”, convocado por la Universidad Católica del Uruguay y Cáritas Uruguaya. Durante la instancia se generó un intercambio entre académicos, gobernantes y el público.
En mayo Ancap firmó formalmente un contrato con la compañía petrolera Challenger Energy para explorar la presencia de hidrocarburos en un bloque ubicado en la plataforma offshore -en el mar- de Uruguay. Un mes más tarde, la empresa estatal anunció que otras dos compañías del sector, Shell y el Grupo APA, presentaron ofertas para explorar, con miras a posteriormente explotar, otros tres bloques. Para cumplir con el objetivo, el Grupo APA se comprometió con las autoridades a “la perforación de un pozo exploratorio en el período inicial de cuatro años”, según se informó en un comunicado. No es la primera vez que el país se embarca en la búsqueda de yacimientos de hidrocarburos; según geólogos, hasta el momento no se encontraron porque durante las intervenciones se tendría que haber ido a capas más profundas de la plataforma.
“Lo que hagan las empresas no lo decide Ancap. Mientras haya una demanda de combustibles fósiles, Ancap tiene que encontrar la forma más responsable de suministrar energía fósil. Prefiero producir el petróleo y el gas en Uruguay de forma sostenible y responsable, y no tener que importarlo”, respondió Stipanicic a la pregunta de Cuesta.
Antes de desarrollar la visión de los participantes del conversatorio, es necesario brindar datos. Uno de los planteos más contundentes del último informe elaborado por el IPCC se centró en que, por primera vez, se pudo afirmar que “los aumentos observados en las concentraciones de gases de efecto invernadero desde alrededor de 1750 son causados inequívocamente por las actividades humanas”. También se señala que, en 2019, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) atmosférico “fueron más altas que en cualquier momento en al menos dos millones de años”. En este contexto, la quema de combustibles fósiles, el petróleo y sus derivados, entre ellos, es una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero que genera el cambio climático antropogénico. Otro punto no menor para comprender la situación de Uruguay es que en su Estrategia Climática de Largo Plazo -presentada en diciembre- se determinó un “escenario aspiracional” de conseguir la neutralidad de CO2 a 2050.
La contracara de que ingrese capital
Paula Cobas es economista e integrante del Centro de Investigaciones Económicas; durante su trayectoria se ha especializado en temáticas vinculadas al comercio y finanzas internacionales, macroeconomía, crecimiento económico y políticas públicas. Actualmente también es coordinadora del Fondo de Innovación en Energías Renovables. Durante su exposición comentó que la sostenibilidad implica “satisfacer las necesidades actuales de la población presente, sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras”, y que para ello debe comprender tres dimensiones que están entrelazadas: la económica, la ambiental y la social.
“Cuando nos planteamos la posibilidad de que Uruguay tenga una explotación petrolera, y la miramos desde el punto de vista económico, podemos pensar que se solucionaron los problemas, pasamos a ser ricos de la noche a la mañana y solucionamos todo. Pero no es tan simple”, resaltó Cobas, indicando que se deben contemplar “todas las aristas que tiene el incremento de patrimonio que se podría llegar a obtener”. “El hecho de que nosotros tengamos la potencialidad de tener una industria que implique de golpe tanto crecimiento de las exportaciones, tanta entrada de capitales al país, tiene muchos riesgos desde el punto de vista de la economía”, argumentó.
¿Cuáles podrían ser los problemas aparejados? Cobas destacó que, por ejemplo, la entrada de capitales puede afectar “las relaciones de los precios relativos del país con el exterior, que se mide a través del tipo de cambio real y básicamente mide qué tan caros somos con respecto al resto del mundo”. “Puede suceder lo que se ha estudiado cómo la ‘enfermedad holandesa’”, expresó. “Si tenemos una industria que crece, muy dinámica, como puede ser la petrolera, pero a su vez genera entradas de capitales que hacen que nos volvamos más caros con respecto al resto del mundo, lo que va a pasar es que el resto de las industrias y el resto de los sectores van a ir perdiendo competitividad. Entonces, ese efecto positivo que trae la explotación petrolera tiene una contracara”.
A su vez, indicó que podría darse una “reasignación de recursos” que favorezca a la nueva industria y genere que otros sectores retrocedan “en la composición de la estructura económica”. “Habría que ver cuáles son los sectores que van perdiendo dinamismo, que se van reduciendo, cuáles son los impactos que podría tener en términos sociales, de empleo, la posibilidad de asignación de recursos humanos de un sector a otro. La economía siempre tiene costos, no son simples, no son fáciles. ¿Eso quiere decir que no tiene solución? No, quiere decir que si pensamos que podría haber la posibilidad de una explotación petrolera, tendríamos que considerar cuáles van a ser los potenciales efectos en los otros sectores”, especificó.
No es novedad que Uruguay es un país agroexportador. Por esta razón, se consultó a la economista si el sector se podría ver afectado, y respondió: “¿Podría pasarle al agro? Sí, podría pasarle. ¿Sabemos si va a pasar en el agro? No y habría que analizar la situación particular”. En este momento del debate, Ignacio Buffa, subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), que también integró el panel, tomó el micrófono. Apuntó que si una industria genera “un shock de ingresos de divisas” trae consigo “algunos desafíos que hay que resolver”. “Ingresan dólares, obviamente los precios relativos cambian, se generan efectos en el tipo de cambio, perdemos competitividad, pero el sector agropecuario tiene una base competitiva que es muy amplia”, indicó.
Por otra parte, Cobas alertó que “concentrar las exportaciones en un único producto” podría incrementar la vulnerabilidad del país. ¿La razón? “El efecto que podríamos tener, por ejemplo, sobre los shocks internacionales del precio del petróleo. Es uno de los mercados con mayor volatilidad a nivel internacional. Si nuestra economía dependiera cada vez más de los precios del petróleo, tendríamos un problema de vulnerabilidad frente a esos shocks y de importarnos esa volatilidad a nuestra propia economía, que podría tener efectos negativos”.
A su vez, señaló que otro aspecto importante es cómo se posicionará Uruguay frente a las energías renovables si se convierte en productor de petróleo. “No es que si no explotamos el petróleo se nos fue el barco y perdimos la oportunidad de transformarnos en un país desarrollado”, reafirmó. Asimismo, aseguró las ventajas de apostar por un “camino alternativo”, el de las energías renovables, para “lograr una mejora de las condiciones de vida y, quizás, sin comprometer no sólo nuestra posición frente a compromisos internacionales, sino la propia sostenibilidad del mundo, de la vida, de nuestro país, de nuestras capacidades productivas”.
“Nadie va hacer algo que sea más caro por nada”
“El tema del antagonismo de lo ético y lo no ético es simplificar un tema que es mucho más profundo. ¿Por qué nosotros no y Argentina sí con Vaca Muerta o en el mar? ¿Por qué nosotros no y Brasil sí? ¿Por qué nosotros no y Noruega sí? ¿Por qué vamos a renunciar a la posibilidad de la prosperidad si la encontramos en un camino serio y responsable?”, se preguntó el presidente de Ancap y agregó que “lo no ético sería transcurrir esto por la riqueza misma, pero si estás buscando una riqueza para generar prosperidad, es muy ético”. Afirmó que desde la empresa estatal entienden que “Uruguay puede ser sostenible y también petrolero” porque “puede producir petróleo y gas natural, que el mundo va a necesitar”.
El jerarca comentó que se está iniciando un proceso de exploración petrolera en el país que, “como mínimo, va a llevar cuatro años”. “En Namibia hace 20 años están pinchando en el mar y recién ahora descubrieron [yacimientos de hidrocarburos]. Yo no digo que esto nos lleve 20 años, pero no es algo inmediato, hay mucho tiempo”, remarcó. A su vez, manifestó que el “dilema moral” que Ancap debe enfrentar es el “trilema energético”. “El Congreso Mundial de la Energía habla del trilema energético: la energía tiene que ser accesible para todos, confiable y debe estar disponible siempre; además, tiene que ser amigable con el medioambiente”, expresó.
Stipanicic dijo que se debe dar una “transición responsable” porque “los energéticos fósiles y los renovables que ya existen y se están estudiando tienen que coexistir, se tienen que complementar y competir entre ellos”. “Nadie va a hacer algo que sea más caro por nada, tiene que haber una relación costo-beneficio”, añadió.
Cuesta, de Fridays for Future, le preguntó a Stipanicic si consideraba que las posibles explotaciones pueden “traer prosperidad”, mientras cada vez son más visibles las “injusticias sociales” causadas por la crisis climática. “Las catástrofes naturales afectan a los más necesitados. La gente como tú o yo, que viven en casas seguras, no sufre de esas cosas. La gente que tiene el confort que da la tecnología moderna no sufren esas cosas, la sufren los más necesitados y es por eso que tenemos que hacer un mundo mejor. Si hablamos desde el lado de la producción, te devuelvo la pregunta y te digo: ¿qué es mejor, consumir carbón o gas natural producido responsablemente?”, respondió el presidente de Ancap.
También realizó una apreciación desde la perspectiva del consumo: “¿Por qué no hacemos una campaña para dejar de consumir el confort que tenemos? Para que no haya aire acondicionado, para que no haya luz eléctrica. ¿Por qué no dejamos de consumir lo que producen las industrias? ¿Por qué no apelamos a la conciencia del consumidor para que sea el primero que renuncie a la demanda para que no sea necesaria la oferta? El tema tiene muchas caras y es muy complejo”. A su vez, recordó que están trabajando para que el país, “dentro de 20 años, sea un productor de hidrógeno verde”.
Por otra parte, también se consultó al jerarca sobre si se estudiarán los posibles efectos en otras industrias del país. Indicó que, por el momento, sería “estudiar sobre lo que no conocés” y “demasiado prematuro”. Sin embargo, planteó la existencia de un proyecto de ley “que se presentó hace muchos años y quedó archivado”, en el que se propone la creación de un “fondo soberano” donde se depositen “todas las riquezas que provengan de la generación de energía en el mar”. Según manifestó, la senadora del Partido Colorado Carmen Sanguinetti lo está “reviviendo” y considera que “es un buen momento para discutirlo”.
La culpa es del vecino
“Existen reservas en el mundo que superan hasta tres veces la necesidad de la humanidad, según el límite acordado en el Acuerdo de París. Mientras el mundo va hacia una dirección, la industria del hidrocarburo va en otra, en baja. No va a terminar, pero sí va a cambiar, disminuir. Además tiene que ser compensada con una transición justa”, resaltó Felipe Dall’Orsoletta, integrante del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Entiende que los países deben abogar por alternativas a los combustibles fósiles. Durante su ponencia, que duró unos pocos minutos, pidió disculpas a los jóvenes. Expresó: “No estamos cumpliendo con los acuerdos para el futuro de ustedes y sus hijos, nietos y nietas. ¿Por qué? Porque ‘mi vecino está explotando’”.