Once millones de toneladas de desechos plásticos deambulan por los océanos cada año, afectando a más de 800 especies marinas y costeras. Esta cifra podría triplicarse para 2040 según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La producción de plásticos pasó de dos millones de toneladas en 1950 a 348 millones en 2017. Por otro lado, los impactos del material no se reducen únicamente al último paso del ciclo de la economía lineal. Por ejemplo, a mediados de siglo se espera que las emisiones de gases de efecto invernadero asociados a su producción, uso y eliminación representarán 15% de las permitidas si se persigue el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.

Con la intención de poner en marcha una solución a la problemática, mandatarios de 175 países se reunieron el 2 de marzo en Nairobi y se comprometieron a firmar, a fines de 2024, un acuerdo multilateral de medioambiente relativo a los plásticos, que tendría la característica de ser jurídicamente vinculante. Llegado el caso, después de la aprobación del acuerdo, cada país debe ratificarlo y tomar medidas nacionales.

Según reporta el PNUMA, se estableció la creación de un Comité Intergubernamental de Negociación que trabajará en su elaboración a partir del segundo semestre de este año. Pretende sumar diferentes formas para abordar el ciclo de vida completo del plástico: su producción, diseño y disposición final. A su vez, se buscará incluir una mayor colaboración internacional para facilitar el acceso a tecnologías y cooperación científica.

La directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, expresó que se tratará del acuerdo multilateral ambiental “más importante” desde el Acuerdo de París. “Es una póliza de seguro para esta generación y las futuras, para que vivan con el plástico y no se vean condenados por él”, planteó, y agregó que el organismo “trabajará con cualquier gobierno y empresa que esté dispuesto a lo largo de la cadena de valor para alejarse de los plásticos de un solo uso, así como para movilizar el financiamiento privado y eliminar las barreras a las inversiones en investigación”.

En la resolución se subraya que es de “urgente necesidad” fortalecer “la interfaz científico-normativa en todos los niveles” para “mejorar la comprensión del impacto global de la contaminación plástica”. De esta forma, se podrá “promover acciones progresivas a nivel local, regional y global” reconociendo “el importante papel de los plásticos en la sociedad”. Recuerdan que pueden ser reutilizados, remanufacturados, reciclados y “retenidos en la economía el mayor tiempo posible” para minimizar la generación de residuos.

Por otra parte, también se afirma que la contaminación por plásticos es de naturaleza “transfronteriza” y que debe abordarse “junto con sus impactos a lo largo de un ciclo de vida completo” y “teniendo en cuenta las circunstancias y capacidades nacionales”.

Culpas y capacidades

Marcelo Cousillas, gerente del Área Jurídica del Ministerio de Ambiente (MA), estuvo presente durante la instancia. “Uno de los principios del Derecho Ambiental es el de las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Quiere decir que en las normas ambientales todos tenemos responsabilidades por el problema, todos tenemos algo para hacer, pero no de igual forma. Debe ser diferenciado de acuerdo a nuestra ‘culpa’, pero también a nuestras capacidades” señala. Sin embargo, sostiene que ese principio, que surge en la cumbre de Río de 1992, “hace tiempo que está en crisis”.

¿Por qué algunos países se opondrían a que se siga hablando de un principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas? Cousillas intenta explicarlo: “Porque durante muchos años les dieron tratamiento especial a países que no eran desarrollados, pero que terminaron produciendo bienes, servicios y contaminación, más que algunos países desarrollados. Que se haya logrado incluir esto, es un punto muy fuerte. El Comité de Negociaciones va a tener que ceñirse a estos criterios”, comentó a la diaria.

Otro punto de la resolución consiste en que se deberá “proporcionar evaluaciones científicas y socioeconómicas” relacionadas con la contaminación plástica. Cousillas destacó que este punto “introduce una variable que en otros convenios no existe”.

¿Qué implica esta resolución? Para Cousillas es muy relevante: “Sin esta resolución nunca habría principio de negociación, es decir, no se estaba negociando un tratado, ahora sí”. A su vez, se le consultó su visión sobre la meta de tener el acuerdo listo para fines de 2024 y mencionó que “una estimación menos optimista, o más realista, podría ser entre ese plazo y cinco años”. De todas formas, ve con buenos ojos que “le hayan puesto una fecha” porque ello implica que “hay que rendir cuentas”.

“El plástico implica el tema del petróleo, es un derivado. Implica el cambio climático por su uso de fósiles, implica niveles de contaminación tremendos, implica temas de salud”, expresó. También recordó que “hoy se habla mucho del cambio climático”, pero “existen convenios multilaterales de medioambiente igual de importantes”.

El gerente jurídico del MA comentó que Uruguay, a través de una invitación de Ruanda, se sumó a un grupo de países que integran una high ambition alliance (en inglés, alianza de gran ambición). Afirmó que por ello, “de alguna manera, se espera ser el motor de la negociación”.

“No es lo mismo que un país tenga una política de manejo de residuos respecto de los plásticos de un solo uso o de las artes de pesca solo, que hacerlo de forma global. En definitiva, termina siendo un problema global. Nosotros tenemos problemas en nuestros arroyos, ríos, alcantarillas, con nuestra gente en nuestros vertederos. Pero termina siendo un problema que afecta en otras partes, sin importar de dónde viene el plástico”, finalizó Cousillas.