Naciones Unidas aprobó en 2015 la Agenda de Desarrollo 2030, un plan de acción para orientar a los 193 estados miembros, un marco normativo central para el desarrollo sostenible. Asociados a esta agenda, como herramienta de planificación, se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que incluyen 169 metas de carácter integrado. Las metas, proyectadas a cumplirse en 2030, son ambiciosas y representan un gran desafío a escala nacional, regional y global.
Después de seis años de la implementación de la agenda, un grupo de expertas y expertos se planteó la pregunta de si estos 17 ODS han tenido algún impacto político dentro de la gobernanza nacional y mundial para abordar grandes desafíos como la erradicación de la pobreza, la justicia social y la protección del medioambiente. Para responder a esa pregunta, 61 académicas y académicos se abocaron al metanálisis de la evidencia presentada en más de 3.000 trabajos científicos sobre la aplicación de los ODS en diferentes países miembro de las Naciones Unidas, publicados entre 2016 y abril de 2021.
La mayoría de los estudios evaluados son trabajos de investigación académica revisados por pares, desde estudios empíricos de políticas, análisis del impacto político de los ODS a lo largo del tiempo, hasta estudios de casos únicos o comparativos de ODS individuales o de países específicos. Los trabajos fueron elaborados tanto por expertos como por institutos de investigación y organizaciones no gubernamentales.
Sólo palabras
“Encontramos que los ODS hasta ahora han tenido un efecto principalmente discursivo, aunque también han conducido a algunas reformas normativas e institucionales aisladas”, señalan los autores en el artículo “Evidencia científica sobre el impacto político de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, publicado recientemente en la revista Nature Sustainability. “Sin embargo, los efectos a menudo son difusos y hay poca evidencia de que el establecimiento de objetivos a nivel global conduzca directamente a impactos políticos en la política nacional o local”, agregan. “La evidencia científica sugiere que los ODS han tenido un impacto político transformador limitado” y “todavía no son una fuerza transformadora en sí mismos”, concluyen.
El grupo de expertas y expertos buscaron tres tipos de efectos: cambios discursivos, normativos e institucionales. “Los efectos discursivos los definimos como cambios en los debates globales y nacionales que los hacen más alineados con los ODS”, “los normativos como ajustes en políticas legislativas y regulatorias en línea con y debido a los ODS” y los efectos institucionales “como evidencia para la creación de nuevos departamentos, comités, oficinas o programas vinculados al logro de los ODS o la realineación de las instituciones existentes”, explican en el documento. Además, se centraron en los impactos en los sistemas de gobernanza, integración institucional y coherencia política, inclusión social y protección ambiental a escala global.
Respecto al sistema de gobernanza global, encontraron que el impacto político de los ODS “ha sido principalmente discursivo”, por ejemplo, “a través de su adopción como punto de referencia en pronunciamientos de política internacional”. Asimismo, sostienen que “si bien los principios de gobernanza que sustentan los ODS -como la universalidad, la coherencia, la integración y 'no dejar a nadie atrás'- se han convertido en parte de los discursos principales en las instituciones multilaterales, las reformas reales en las operaciones de estas organizaciones, desde 2015, han sido modestas”.
En esa línea, apuntan que “no hay pruebas sólidas” de que los contenidos de la Agenda 2030 hayan generado en estos años un “cambio transformador en los mandatos, las prácticas o la asignación de recursos de las organizaciones e instituciones internacionales dentro del sistema de las Naciones Unidas”.
En cuanto a los impactos de los ODS en la integración institucional y coherencia de políticas públicas, el artículo señala que aún existen “muchas barreras”. Estos obstáculos, de acuerdo a los estudios analizados, incluyen “burocracias engorrosas”, “falta de interés político”, “agendas políticas a corto plazo” y “disminución de la apropiación de los ODS”. “Derribar tales barreras llevará tiempo y requerirá liderazgo político, esfuerzos continuos por parte de los formuladores de políticas y presión por parte de las organizaciones de la sociedad civil”, apuntan en el texto.
Sin inclusión
El siguiente aspecto de análisis fue la “inclusión” de sectores de la población en situaciones de mayor vulnerabilidad y mitigación de las “desigualdades” socioeconómicas, étnico-raciales y de género dentro y entre países” para garantizar que “nadie se quede atrás”. De acuerdo a los resultados obtenidos por el equipo, “las personas y los países en situación de vulnerabilidad, a menudo, son priorizados en los discursos de los formuladores de políticas y activistas de la sociedad civil”. No obstante, eso no se traduce en los “efectos normativos o institucionales”, que aún son “limitados”.
“Dentro de los países, el impacto político de los ODS en la reducción de las desigualdades varía considerablemente y parece estar determinado por la política interna. La literatura indica que los ODS no han estimulado nuevas formas de dirección normativa o institucional que promuevan la inclusión”, sostiene el documento. A su vez, los autores remarcan que “no hay evidencia de que la adopción de los ODS haya mejorado la posición de los países más vulnerables del mundo en la gobernanza global y en la economía global”. “No hay indicios de que los ODS hayan dirigido las estructuras de gobernanza global hacia una mayor inclusión, especialmente en lo que respecta a los países menos desarrollados”, agregan.
Poco por el ambiente
Por último, en relación a los impactos en la “integridad ecológica a escala planetaria”, los estudios sobre gobernanza internacional indican “un papel limitado” de los ODS para “facilitar la agrupación de acuerdos internacionales”. “Si bien los ODS parecen haber influido en los debates sobre los regímenes climáticos y de biodiversidad y han consolidado el apoyo a preocupaciones e interrelaciones específicas, muchos de estos cambios habían sido parte de estas negociaciones mucho antes de 2015”, señala la publicación.
Por otra parte, a nivel regional apuntan que las metas de la Agenda 2030 se han incorporado progresivamente en políticas y programas de organismos regionales y han dirigido la “creación de nuevas instituciones”. Sin embargo, el impacto de estas nuevas estructuras hacia una mejor protección ambiental también es escaso. “Dentro de los países, también hay poca evidencia de que los ODS hayan fortalecido las políticas ambientales”, agrega la investigación.
Artículo: “Scientific evidence on the political impact of the Sustainable Development Goals”
Publicación: Nature Sustainability (junio 2022)
Autores: Frank Biermann y otros.