Antonio conoció Villa Serrana en 1978, y con su grupo de amigos empezó a hacerse una costumbre ir a acampar al poblado de Lavalleja. “En ese período no había absolutamente nadie. Desde ese entonces se han construido un montón de casas”, dijo a la diaria. El último Censo de 2011 determinó que la población residente en el lugar era de 89 personas; sin embargo, también mostró que había 230 viviendas y sólo 44 estaban ocupadas todo el año.

El número de casas continuó creciendo de forma rápida –si se compara en términos históricos– y en un relevamiento reciente que llevó adelante la Intendencia de Lavalleja se contabilizaron 732 viviendas. Debido a este avance, Antonio forma parte de un grupo de vecinos de la zona que busca la protección del territorio, denuncia la tala de monte nativo, la contaminación de los cursos de agua y la falta de control en Villa Serrana.

“Nosotros fuimos contribuyendo a que hubiera un deterioro, pero muchas personas respetaron las ordenanzas y dejaron los árboles nativos o construyeron en lugares donde no estaban estas especies. El tema es que se fue construyendo prácticamente sin control”, relató. Mientras caminaba por la sierra, mostró un predio donde dos meses atrás se taló una gran cantidad de flora nativa. “La Policía vino bastante rápido cuando nosotros la llamamos. Se frenó, pero tampoco se tomaron las precauciones del caso. Se había hecho una fogata y, después de que se apagó, siguió con una temperatura elevada. Estamos hablando de una pérdida de 1.800 metros cuadrados, y la flora que se cortó era monte nativo en su totalidad”, planteó. Comentó que en el terreno vio coronillas, “la gran mayoría de más de 100 años”. Parte de la historia del territorio desapareció en minutos. Este caso es sólo uno de los que Antonio señala como ejemplo.

En diciembre del año pasado, la Junta Departamental aprobó el Plan Local de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible de Villa Serrana y su entorno. Allí se estableció, entre otros puntos, la “prohibición de corte total o parcial de árboles de la flora nativa sin autorización, para leña u otro motivo”. Los vecinos enfatizan que, hasta el momento, no se ha fiscalizado en esta materia. José Miguel Bonifacino, otro de los vecinos que integran el grupo, contó a la diaria que en el lugar también se ven muchas especies de fauna nativa como la pava de monte, el ciervo guazubirá y “toda clase de pájaros”. Al verse afectado su ecosistema, les preocupan los efectos que podrían venir aparejados y reclaman el cumplimiento de toda la normativa.

Pero frenar la tala de monte nativo es sólo una de las banderas del grupo de vecinos. También reclaman porque en Villa Serrana, a partir de una mala gestión de las aguas residuales ‒ya que no hay saneamiento‒ y el incremento significativo de casas, se están contaminando los cuerpos de agua. A eso se suma otra problemática: el poblado no cuenta con servicio de agua potable en su totalidad.

“Estos últimos años vemos que las aguas están contaminadas y acá no hay OSE, solamente el Barrio Obrero tiene acceso al agua potable, pero hay cinco barrios más que no. El agua que se tiene es la que se saca de las cañadas con bombas o la que se junta con la lluvia. Con eso nos bañamos, nos lavamos la cara, los dientes, cocinamos. Es un tema delicado, hemos visto que se han vendido terrenos junto a corrientes de agua. La gente hace un pozo negro junto a la fuente de agua”, apuntó José Miguel, que además afirma que los controles municipales de la gestión de los efluentes “no se hacen”.

Reunión de vecinos e investigadores del Instituto Clemente Estable.

Reunión de vecinos e investigadores del Instituto Clemente Estable.

Foto: Mara Quintero

Ir tras los datos y brindar soluciones

Gabriela Martínez de la Escalera integra el departamento de Microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE). Junto con colegas del Instituto y la Universidad de la República, están llevando adelante una investigación en Villa Serrana que tiene como objetivo evaluar diferentes indicadores para conocer desde un enfoque de salud ecosistémica el estado de situación del lugar. En junio tomaron las primeras muestras en cursos de agua y colocaron cámaras trampa ‒uno de los temas que les interesa indagar es cómo se relaciona la fauna con los puntos de mayor influencia turística‒. Si bien el estudio comenzó hace poco, señaló que su principal cometido es brindar herramientas para “mitigar o detener” el deterioro de Villa Serrana.

En paralelo al desarrollo de la investigación, se enteraron del movimiento de vecinos y entablaron contacto. Una semana atrás, organizaron una reunión para presentar los datos del primer muestreo y enriquecerse del conocimiento de la población local. ¿Qué encontraron? La presencia de coliformes, pero dentro de los rangos permitidos en el Decreto 253/979 para los cursos de agua destinados a “recreación por contacto directo con el cuerpo humano”. “La normativa establece que el máximo es 1.000 coliformes por cada 100 mililitros; nosotros encontramos menos. El tema es también la normativa; hay que aceptarla, pero se puede discutir filosóficamente si está bien o no”, manifestó Martínez de la Escalera.

Sin embargo, lo que causó mayor preocupación al grupo de investigadores fue la detección de “potenciales patógenos”. “Le decimos ‘potencial’ porque sus genes están en el agua, pero no tenemos aislado el organismo. Estamos en ese proceso”, señaló. Luego contó que tomaron muestras en ocho sitios y encontraron presencia de potenciales patógenos en casi la mitad. En primavera, durante el cambio de estación, tomarán nuevas muestras.

Por otro lado, comentó que la investigación la llevan adelante con fondos propios y de algunas instituciones, pero entiende que aún se necesita un poco más. “Las salidas, la nafta, la estadía la pagamos nosotros”, comentó. Hace unas semanas, participó en una reunión que organizaron los vecinos con el subsecretario del Ministerio de Ambiente (MA), Gerardo Amarilla. Allí el mandatario sugirió hacer un convenio entre el IIBCE y el MA. Aún esperan que se concrete la sugerencia.

¿Mayor control?

El Plan de Ordenamiento Territorial ‒que se aprobó hace siete meses‒ estableció la creación de una oficina en Villa Serrana para llevar adelante la gestión de la normativa. Tendría que estar integrada por “un equipo técnico profesional con las especialidades adecuadas y el apoyo técnico y administrativo necesario”. José Miguel planteó que desde la Intendencia de Lavalleja les dicen que “no tienen fondos”. “Si todos nosotros no cuidamos lo que tenemos, nadie puede protestar nada, porque somos los únicos culpables de que estemos en la situación actual. Pero como en todo, si las cosas no se cumplen, es porque hay alguien que no controla. Control tiene que haber. Capaz que nos va a molestar, pero si no lo hacemos, dentro de diez años esto no es Villa Serrana”, afirmó.

En la presentación de los datos sobre las muestras que tomaron los científicos del IIBCE, a la que concurrieron más de 40 vecinos y vecinas, estuvo presente Mario García, intendente de Lavalleja. Allí le preguntaron sobre la oficina y el mandatario respondió: “Se va a instalar una Policía territorial; intentaremos que sea fija, y si no [es posible], que venga con frecuencia semanal para observar”.

También hizo referencia a la presencia de coliformes y dijo que “los parámetros son normales”, y es “imposible” que el resultado sea “cero”. Una vecina le planteó que “mucha gente consume agua de las cañadas”. “Ese es otro tema. Todo el que saca agua, ya sea de la cañada o del medio del campo, sabe que no es agua potable. En ningún lado es potable. Para consumo humano la vas a tener que potabilizar, ya sea con el proceso de OSE o de la forma que se decía acá, hirviéndola. Así solucionás ese problema”, respondió García. La vecina le recordó que el acceso al agua potable es un derecho.

Foto del artículo 'Vecinos de Villa Serrana denuncian tala de monte nativo, contaminación de cuerpos de agua y falta de control de la Intendencia de Lavalleja'

Foto: Mara Quintero

El intendente admitió que Villa Serrana “ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años” y “no ha sido acompasado con determinadas medidas que hoy están reglamentadas”. “Nosotros tenemos una gran cantidad de viviendas que no han regularizado sus construcciones. Muchas se hicieron sin ningún tipo de habilitación ni permiso. Hay incumplimientos de los que pidas [...]. Esa realidad genera estos problemas: cámaras sépticas que se filtran, pozos robadores y de todas las variedades habidas y por haber”, comentó.

García manifestó que hay que generar “conciencia colectiva del problema” y “solucionarlo entre todos”. “La Intendencia está intimando el cumplimiento de la normativa; se venía en un promedio de 20 permisos de construcción por año, y desde que nosotros estamos en el gobierno hay más de 110 entre regularizaciones y permisos nuevos”, apuntó. Pero agregó que “son temas muy específicos” y que la Intendencia “no cuenta con medios como para hacer un análisis exacto de la situación y saber cuáles son las medidas”. También dijo que “cada uno es responsable de la casa de uno”.

Sin presupuesto

Virginia Toledo, directora de Ambiente de la Intendencia de Lavalleja, manifestó a la diaria que están “agradecidos” con el IIBCE porque para las intendencias “abordar investigación de aguas con profundidad es imposible”. Resaltó que desde el gobierno departamental se tomaron muestras pero “para poder sacar conclusiones que tengan un marco científico necesitan tomarse más”. De todas formas, indicó que están “buscando lo obvio” porque “caminás por Villa Serrana y ves robadores directo a la cañada”. “Nosotros sabemos que el problema está, viene de muchos años atrás. Queremos saber en qué nivel estamos”, indicó.

Toledo entiende que el “gran problema” del poblado es que “a veces llegamos y una casa ya está hecha y en tres días te pusieron un contenedor, o tenes un ómnibus puesto a modo de vivienda”. “Si no te piden permiso de construcción es imposible que podamos fiscalizar previamente, o que podamos decirles que se rijan por el Plan de Ordenamiento Territorial. Van y hacen lo que quieren. Es un tema cultural y se da a lo largo y ancho del Uruguay. No es solamente acá”, sumó.

Sobre la tala de monte nativo dijo que es “compleja” porque pueden fiscalizar pero “al final termina en que las multas ambientales no son vinculantes” y “la pagas si querés y si no querés, no”.

Los vecinos y vecinas relataron a la diaria que Toledo les planteó la posibilidad de implementar un “impuesto ambiental” para los locales. La directora de Ambiente lo negó, si bien resaltó que “a nivel internacional es una práctica común”. “Podría ser una opción que los vecinos hagan una colecta todos los años, se hagan rifas, hay muchísimo. Una tasa ambiental tiene bastante sentido”, expresó. “El tema surge por la represa y las aguas de la zona, que necesitan un Plan de Manejo Integrado de Cuenca. Estos planes llevan miles de dólares, que hoy en día no están dentro del presupuesto de la Intendencia. Entonces, la consulta es de dónde sacamos los fondos. Esa es la gran pregunta que hay que responder”.

“No se puede perder lo natural”

José Miguel comentó que en junio del año pasado el grupo de vecinos y vecinas se reunió con Amarilla porque buscan integrar Villa Serrana al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. El subsecretario de Ambiente les planteó que después que se apruebe el Plan de Ordenamiento Territorial conversarán sobre el tema.

“Este paisaje acá no puede perderse y convertirse en una ciudad, no se puede perder lo natural que tiene. Sus sierras, paisajes, a la gente que los recorre por primera vez les sorprende”, contó. Villa Serrana se encuentra en la cuenca de la Laguna Merín y en la microcuenca de la Laguna de los Chanchos. Bosque nativo, praderas y humedales predominan en el territorio.

Amarilla dijo a la diaria que agendará una visita en agosto. “Nos informaron sobre estudios que habían hecho algunos técnicos, que tienen que ver con valores de biodiversidad, que perfectamente podrían justificar allí alguna medida”, destacó. Sin embargo, desde su punto de vista, sería mejor “un paso previo” al área protegida y “declararlo reserva”. “Hay un tema importante, tanto en la propia Villa Serrana como en su entorno, por ejemplo, el Cerro del Lagarto, que podría ser paisaje protegido”, agregó.

El mandatario también se refirió a la contaminación de aguas y planteó que “hay que hacer análisis” en coordinación con la Intendencia. “Después, ver cómo trabajar en algún plan que va a suponer el propio compromiso de los vecinos para mejorar el sistema de tratamiento de aguas”, finalizó.