Las trabajadoras domésticas forman parte del sector laboral más numeroso del ámbito privado. Desde que entró en vigencia la ley que ampara al sector, en el año 2007, las empleadas domésticas cuentan con los derechos laborales y de seguridad social que tienen todos los trabajadores, y el empleador tiene la obligación se afiliarlas al BPS.

Según se define en la ley 18.065 que regula la actividad de las empleadas domésticas, el trabajo ejercido por este sector es aquel que presta una persona a otra o a una familia, en relación de dependencia, con el objeto de consagrarles su cuidado y su trabajo en el hogar en tareas vinculadas a éste, sin que dichas tareas puedan representar para el empleador una ganancia económica directa.

Entre los principales avances que se registraron en el sector, que en su amplia mayoría está integrado por mujeres de bajos recursos, el presidente del BPS, Ernesto Murro, mencionó que recién en 1942 las trabajadoras domésticas tuvieron derecho a jubilación y pensión, y en 1950 a indemnización por despido.

Murro recordó que en la década de 1980 accedieron a licencia por maternidad, asignaciones familiares y seguro de salud. Pero lo que definitivamente representó un mojón en la historia del sector fue la aprobación de la ley 18.065, en 2006, que equiparó todos los derechos laborales y de seguridad social y sumó el derecho a seguro de pago. Por último, en 2008, se instalaron los Consejos de Salarios, cuando por fin se encontró un representante de la parte empleadora.

Según Murro la cantidad de empleadas domésticas registradas en el BPS va en aumento. Se estima que existen alrededor de 100 mil trabajadoras y 55 mil de ellas están registradas. “Se logró registrar a la mitad de las trabajadoras, mientras que antes la cobertura alcanzaba sólo a la cuarta parte”, señaló. En los últimos cuatro años las empleadoras registradas en el BPS crecieron 40%, las trabajadoras dependientes 32% y los puestos laborales 42%.

“Estos datos son muy buenos e indican que aquellas personas que trabajan en más de un hogar se están registrando en todos ellos”, explicó.

Trabajadoras de ley Mariela Burlón, representante del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD), explicó que uno de los objetivos del sindicato cuando se creó, en 2005, fue tener, como todos los trabajadores, Consejos de Salarios.

Para eso necesitaron una patronal, que finalmente fue representada por la Liga de Amas de Casa Consumidores y Usuarios del Uruguay.

“Empezamos con muchos ejes positivos, tenemos una ley que limita nuestra jornada de trabajo y nos da derecho a seguro de paro. Ahora lo importante es concientizar a las trabajadoras y a los patrones sobre nuestros derechos”, expresó Burlón, y agregó que durante décadas fueron marginadas por los gobiernos de turno por ser mujeres y pobres.

Respecto de lo que significaba contar con un día que conmemore los avances en esta materia, Burlón explicó: “Nos hace sentirnos parte de una masa trabajadora que antes no integrábamos. Las compañeras deben reclamar este día, declarado por ley como feriado pago no laborable. En el caso de trabajar de todas maneras, la jornada se debe pagar doble”.

La integrante del SUTD creyó oportuno dejar bien claro que son trabajadoras y no “sirvientas”, como mucha gente se empecina en llamarlas.

“Tenemos que concientizarnos y hacer valer nuestros derechos; para eso es importante saber lo que dice la ley, plantarse ante el empleador y reclamar. Por ahí empieza la cosa”, opinó.

Burlón afirmó: “Las cosas se están haciendo lento pero se están haciendo bien. Lo vemos reflejado en cómo las compañeras se acercan y reclaman sus derechos”.

Según dijo, todavía les cuesta llegar al interior del país en donde las empleadas domésticas suelen ver más relegados sus derechos, sobre todo cuando trabajan en la modalidad “con cama”. “Si bien ha aumentado el número de compañeras que se afiliaron al BPS, nos queda mucho por hacer y eso es responsabilidad de los trabajadores, de los empleadores y de la sociedad en su conjunto”.

Por su parte, Mabel Lorenzo, presidenta de la Liga de Amas de Casa, consideró que representar a los empleadores del sector doméstico es una responsabilidad muy grande, porque en definitiva no se sabe quiénes ni cuántos son.

A su entender, todavía falta difusión de los derechos y obligaciones de los patrones y trabajadores.

“Queremos que todos los empleadores del trabajo doméstico apunten a la formalización, sin intentar buscarle escapes. Las cosas hay que hacerlas en blanco”, dijo.

Por su parte, Nelson Loustaunau, subsecretario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), destacó algunos aspectos de la ley como los derechos a la negociación colectiva y al sistema de Consejos de Salarios que se establecen.

“Era la primera experiencia para un sector que no tenía la práctica de negociación colectiva y como primera experiencia es un formidable convenio que se hizo entre el sector empleador y trabajador, porque no sólo mejora derechos de los trabajadores (reconocimiento de las horas de trabajo, recepción de una indemnización para las trabajadoras que se vean obligadas a trabajar fuera de su ámbito natural, de la prima por antigüedad, etcétera), sino que también consagra una cantidad de buenas intenciones que demuestra el compromiso en común al combate de la informalidad que tuvieron trabajadoras y empleadoras”, dijo.

Finalmente consideró que “las mejoras no se dan llenando un papelito que dice que tenemos tales o cuales derechos, sino combatiendo ese fenómeno nefasto para el mundo del trabajo que es la informalidad. Todavía queda mucho camino por recorrer”.

Aportando Desde el BPS y el MTSS se tomó una serie de medidas para facilitar los trámites y el registro de las trabajadoras domésticas. Por ejemplo, el BPS cuenta con un servicio de asistencia al contribuyente (0800 2001) en el que se puede hacer consultas sobre los aportes. A modo de ejemplo, una empleada que trabaja 6 horas semanales por mil pesos nominales, sin derecho a mutualista, debe tener un aporte total al BPS de 308 pesos, de los cuales 181 se le descuentan a la trabajadora, por lo que finalmente cobra 819 pesos. Además, se brinda una serie de ejemplos sobre cómo reconocer el trabajo de hace 10 años de una trabajadora doméstica que nunca estuvo inscripta en el BPS.