En el año móvil cerrado en julio el resultado global del sector público acumuló un déficit de 14.172.000.000 de pesos, equivalentes a unos 600.000.000 de dólares. Según lo estimado por el Ministerio de Economía, esa cifra representa casi 2% del Producto Interno Bruto (PIB); ello supone un deterioro de magnitud, ya que hace un año ese indicador marcaba menos de la mitad, es decir que el déficit de las cuentas públicas alcanzaba a 0,9% del PIB en el año móvil cerrado en julio de 2008. El resultado global incluye el resultado primario del sector público, es decir, la suma de todos sus ingresos menos todos los egresos, más el pago de intereses por deuda. En el año móvil terminado en julio de 2008 los intereses significaban 3,2% del PIB y actualmente se redujeron a algo menos de 3%. Es decir que la carga fiscal del Estado cayó gradualmente en los últimos 12 meses, y que las dificultades con las cuentas públicas remiten al resultado primario. Éste, hace un año, era de 2,2% del PIB, mientras ahora apenas supera el 0,9%. Ambos registros implican resultados bastante magros pero el último es extremadamente bajo, teniendo en cuenta que desde principios de 2003 y hasta mediados de 2008 el ratio de superávit primario/PIB rondaba el 4%.

No gastes todo

El declive del resultado primario en el último año se vincula estrechamente con el ritmo de expansión del gasto. Los egresos primarios del sector público ascendieron a 8.080.000.000 de dólares en el año móvil finalizado en julio, aumentando 16% en términos reales respecto de un año atrás; al mismo tiempo, los ingresos fiscales alcanzaron a 8.247.000.000 de dólares, expresando un crecimiento real de 10% frente a igual período de 2008. Los principales factores de aumento del gasto primario se relacionan con las prestaciones del Banco de Previsión Social, principalmente jubilaciones, que a través del aumento del salario real suben progresivamente. Debe sumarse la implementación del Fonasa, que, si bien lleva casi dos años de funcionamiento, aumenta el número de beneficiarios, así como las reforzadas nuevas asignaciones familiares. La dinámica de ingresos no fue la misma que la de gastos, en la que inciden factores ajenos a la administración. Las cifras de julio podrían haber sido peores de no ser por la recaudación de la Dirección General Impositiva, que sigue positiva e incluso aumentó el último mes. Pero la situación fiscal es difícil de mantener si no mejoran los resultados de las empresas públicas. Entre los factores no controlables se destacan las graves consecuencias de la sequía, que comenzó a mediados de 2008 y perduró hasta los primeros meses de 2009. Esto generó un shock negativo que obligó a recurrir a la generación térmica y a la importación de electricidad, fuentes bastante más caras que la hidráulica.

Un segundo elemento fue la recuperación de los precios del petróleo, cuya variedad West Texas Intermediate, de referencia para ANCAP, se encareció casi 30% en los últimos meses. Otro factor de peso remite a la decisión oficial de evitar traslados de incrementos de costos a las tarifas para no generar mayores presiones inflacionarias. En el caso de UTE, si se considera el rubro “Compras de bienes y servicios”, que refleja en buena medida los costos de generación, subió por encima de 13%, mientras que las tarifas, hasta julio, sólo se habían ajustado entre 5% y 6%. El costo de generación estimado para cerrar el año es de unos 1.100.000.000 de dólares, cuando el ente había proyectado 750.000.000. Esa situación, en el marco de un déficit energético que a esta altura es estructural, derivó para el ente en un resultado financiero negativo más de dos veces superior al del año móvil cerrado en julio de 2008. A ese cuadro hay que añadir algunas rebajas impositivas, así como resignaciones de ingresos en las compañías estatales para mantener la política de precios.

Se trata de sostener

En el último año móvil el superávit primario del sector público declinó considerablemente. Gran parte de la reducción se explica por las medidas fiscales adoptadas para combatir la inflación. Las decisiones de no trasladar costos energéticos a las tarifas de ANCAP y UTE generaron problemas a las finanzas públicas, pero el plazo para mantener esa política es conocido. En los primeros días de agosto se aplicó una suba de combustibles que promedia 7%, al tiempo que UTE aumentó sus tarifas 9%. Consecuentemente, la suba genérica de precios registrada en agosto fue de 1,23%, acumulándose en los últimos 12 meses 7,28 % de inflación. Si bien es probable que el resultado de las empresas públicas mejore gracias a los últimos aumentos, el superávit primario permanecerá en niveles reducidos en lo que resta de 2009, que cerrará con un déficit global no menor al 2% del PIB, guarismo que representa la actual proyección oficial. Además, no es ocioso prever posibles efectos de la caída de actividad sobre la recaudación. En tal contexto, no faltan quienes recomiendan la opción más “sana” de dejar que los precios se ajusten de forma “natural”, evitando forzarlos a converger en valores inconsistentes con el dinamismo del conjunto de la economía.