-¿Qué lo llevó a escribir sobre Darwin?

-Tal vez una frase que está al comienzo de un libro de Richard Dawkins, que dice que los seres humanos hemos vivido muchos años sin saber cómo habíamos llegado a ser quienes somos hasta que un señor lo descubrió: el señor Darwin. Como agrónomo tengo claro que la dimensión de Darwin es enorme. Me pareció que al cumplirse los 200 años de Darwin, no estaba bien difundida la importancia del Río de la Plata en su descubrimiento del proceso evolutivo.

-El primer dato sorprendente en el libro es que Darwin se había graduado como clérigo anglicano. ¿Cómo era el Darwin anterior a la teoría de la evolución de las especies?

-El personaje resulta fascinante. Darwin tenía dos vertientes familiares muy fuertes, su abuelo era un librepensador, su padre era un hombre de ciencia, un médico, en cambio su línea materna era profundamente religiosa. Era un estudiante que no soportaba las clases convencionales, cuya vocación era andar por ahí mirando pájaros y cazando. Él empieza el viaje creyendo en la interpretación literal de la Biblia, creyendo que todos los seres habían sido creados en seis días y es en el transcurso del viaje que va viendo que esa explicación no cierra y que todo atraviesa un proceso de evolución.

-El libro repasa de manera exhaustiva el pensamiento filosófico de la época. ¿Cuáles fueron los principales pensadores que influyeron en sus ideas?

-El pensamiento teológico que partía de un razonamiento muy lógico: si uno encuentra un reloj, es evidente que un relojero lo diseñó; y si uno encuentra un ojo, lo debe de haber diseñado un ser perfecto. A su vez había un debate que cuestionaba esa interpretación de manera muy radical. Es fundamental el libro de geología que le regala el capitán del barco Fitz Roy cuando empieza la expedición: “Los principios de la geología” de Lydell, donde la clave está en lo muy graduales que son los cambios, algo que se aplicaba geológicamente y desestimaba la antigüedad de la Tierra, que se estimaba que era de 4.000 años. En realidad es una discusión que provenía de Grecia, de los filósofos atomistas que planteaban que la realidad no podía explicarse en base a milagros.

-¿Cómo llega Darwin al Beagle?

-De rebote, por la lectura de Humboldt, que había viajado por América del Sur y porque la primera expedición del Beagle había terminado muy mal, con el barco anclado y el capitán que se suicida, y en la segunda recomiendan que el capitán del barco vaya con alguien que le dé una conversación amena.

-Como un terapeuta de a bordo...

-Sí, él era un conversador que además tuvo que adaptarse a la convivencia porque el barco era muy pequeño.

-Como usted menciona en el texto, en esa época las ideas evolutivas aparecían como intuiciones, pero no existía una explicación sobre cómo ocurría la evolución... ¿Cómo logró explicar el origen y la evolución y qué relevancia tuvo el viaje al Río de la Plata?

-Su gran logro no fue sólo describir con mucha exactitud el proceso evolutivo sino explicar el mecanismo por el cual se producía. En el Río de la Plata pudo ver la evolución biológica de manera muy gráfica cuando observó las mulitas, los tatúes y los fósiles, que son muy parecidos pero mucho más grandes, también cuando vio los ñandúes. Él vio en ese entonces cómo evolucionaron las especies geográfica e históricamente. Ahí empieza a buscar la explicación que recién encuentra en Inglaterra cuando lee a Thomas Malthus en “Ensayo de la población”, que explica que la población tiende a crecer pero que la restricción de los recursos limita su crecimiento. También es muy recomendable su diario de viaje, las descripciones que hace sobre cómo somos los uruguayos y los argentinos, el encuentro con Rosas, más allá de lo biológico hay un anecdotario de cómo era el Uruguay recién independizado, que es muy bueno. Sobre todo porque empieza con una opinión muy mala de Uruguay y gradualmente se va encariñando, y cuando se va tiene unos párrafos muy emotivos para agradecer la hospitalidad de la gente; e incluso describe como una situación casi de felicidad perfecta hacer noche a campo, comiendo un asado, tomando mate y fumando un cigarro. A Argentina lo ve muy parecido a como es hoy: muy inestable políticamente, muy corrupto; y a Chile, altanero y con un peso muy fuerte de la religión.

-¿Cómo impactó “El origen de las especies” en Uruguay y Argentina y qué tan vigente está su pensamiento en el siglo XXI?

-Uno de los primeros en divulgar las ideas de Darwin en estas latitudes fue José Pedro Varela. Acá estaba en pleno debate la posición espiritualista religiosa y la positivista atea, en esa discusión los positivistas agarraron a Darwin como bandera. Sus ideas fueron muy importantes en la reforma educativa que tuvo lugar a fines del siglo XIX, y abrieron un debate que se había dado en todo el mundo entre la Iglesia y los primeros defensores de la ciencia, que todavía está vigente. A nivel del pensamiento mundial generó que Nietzsche escribiera un libro en el que dice “Dios ha muerto”, que Marx y Engels tomaran ideas para su formación y pensamiento. Engels escribe “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” a modo de homenaje; Marx trata de hacer un análisis histórico de la sociedad, porque la teoría evolutiva es absolutamente histórica. La medicina, la biología molecular, la bioquímica, todo arranca con una base sólida con la aparición de “El origen de las especies” hace 150 años. Darwin también está detrás de la manipulación genética, porque pensar en eso sin él es como pensar en la física sin Einstein; no hay manera.