Se trata de una construcción que tiene 150 años. Se encuentra en la Villa del Cerro, rumbo a la playa, sobre la calle Portugal casi Norteamérica. Es un amplio local con patios internos, salones y recovecos, techos altos y puertas gigantescas. Al entrar, el viernes por la tarde, había polvo por donde se mirara. Maestras de la institución contaron a la diaria que los albañiles habían concluido su trabajo dos semanas atrás, porque aparentemente la obra estaba finalizada.

Pero el ambiente era caótico, los salones en donde se habían efectuado arreglos tenían salpicados los pisos, puertas y vidrios con mezcla; las paredes estaban sin pintar y en varios lugares ni siquiera estaba el nuevo revoque, habían picado las paredes, y los ladrillos y las vigas de las altas bóvedas estaban a la vista.

Todo se desencadenó entre el 13 y el 17 de agosto, cuando se produjeron dos desprendimientos de revoques (de varios centímetros de espesor). El miércoles 18 madres y padres acudieron a hablar con Óscar Gómez, director general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP); éste envió a una cuadrilla de mantenimiento y suspendió las clases los días 23 y 24 de la semana siguiente, el 25 era feriado y el 26 había paro.

El sábado 28, en una asamblea de padres, directores de la escuela comunicaron que el CEIP había resuelto continuar las obras con los niños adentro, habilitando ocho salones en forma provisoria durante una semana, trasladando al resto a locales de la comunidad. Los padres presentes discreparon con la resolución e instaron al resto a no enviar a los niños durante ese período. El llamado tuvo un alto acatamiento, sólo concurrió a clases 10% del alumnado.

A ti te toca allá

De todos modos, el lunes 30 de agosto comenzaron a funcionar clases en el Colegio Santa Clara, en el club Rampla Juniors, en el salón de la cooperativa vecinal Covide y en la Federación de la Carne. Esa semana se produjo otro desprendimiento de techo en un salón, con niños adentro, el cual fue clausurado, pero no la escuela. El sábado 4 de setiembre, a otra asamblea de padres acudió Irupé Buzetti, consejera del CEIP, con un acta firmada por el director general del Consejo, ordenando la suspensión del dictado de clases en la institución. A los cuatro locales alternativos mencionados se sumaron desde el lunes 6 de setiembre los de las cooperativas de vivienda Covice, Coviecuador y Cerro Mar, el de la Asociación de Jubilados y Pensionistas, el colegio Santa María de la Ayuda, la guardería Mundo de Juguete, el Club de Pesca Villa del Cerro y el Sindicato del Dique.

Desde esa fecha, en la Checoslovaquia sólo funcionan el área administrativa y la cocina, cuyos responsables deben distribuir en los doce locales alternativos la “copa de leche”. Esos locales fueron conseguidos por los padres y poco después tuvieron el aval de las direcciones de las escuelas (la Nº 30 que funciona en el turno de la mañana, y la Nº 29, durante la tarde) y del CEIP.

Los gastos de funcionamiento de esos locales son cubiertos por la comunidad y no por Primaria, los padres contribuyen con la limpieza. Esta realidad alteró la dinámica escolar y las condiciones de aprendizaje no son buenas: se dan clases a dos o tres grupos juntos, en lugares no pensados para tales fines. Mil niños se encuentran en esa situación.

Lento, lento

Además de acudir a reuniones con el CEIP, los padres fueron a la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados (15 de setiembre) y una semana después a una sesión de las comisiones de Presupuesto y Hacienda de la misma cámara. Ante la comisión de Educación y Cultura, los padres manifestaron que “la lentitud con la que se ha desempeñado la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] a través del Consejo Nacional de Educación Primaria atenta contra los derechos básicos de nuestros hijos”, según consta en la versión taquigráfica.

Allí también afirmaron que la cuadrilla de mantenimiento del CEIP estuvo compuesta por cuatro albañiles, que trabajaron de 8.30 a 12.00, y que parte de la rehabilitación del local estaba sujeta a la vista de un ingeniero civil, que no había concurrido hasta esa fecha (a un mes del primer desprendimiento). Asimismo, los padres indican que nunca recibieron respuesta de Primaria a su propuesta de ampararse en la ley de voluntariado para ayudar en las obras y actuar con mayor rapidez.

En el acta firmada el 30 de agosto, Gómez alegó que la reestructura edilicia de los locales escolares compete al órgano rector, el Consejo Directivo Central (Codicen). Posteriormente el Codicen contrató a una empresa (también compuesta por cuatro obreros), que continuó con las remodelaciones ahora concluidas. José Seoane, presidente del Codicen, visitó la escuela el 1 de octubre. Desde entonces los padres se contactan con este órgano, directamente.

Padres y maestros relataron a la diaria que luego hubo informes contradictorios, que algunos avalaban las obras terminadas y otros no. Lo cierto es que las reparaciones resultan insuficientes, y según los padres, desde el Codicen se les respondió que habrá un llamado a licitación con vistas a una reforma de fondo, que costaría alrededor de tres millones de pesos e insumiría un plazo de cinco meses. Los arquitectos estarían finalizando los pliegos.

El tema es que, sumado al plazo de licitación, la solución puede demorarse hasta el año lectivo próximo. Éste fue el principal motivo que llevó a los maestros y auxiliares de las escuelas Nº 29 y Nº 30 a declararse en conflicto, con el amparo gremial de la filial montevideana de la Asociación de Maestros del Uruguay (Ademu-Montevideo).

La marcha partió sobre las 18.00: había niños, madres, padres, maestros, personal de la escuela y vecinos. Fue una caminata larga, de más de 20 cuadras con repechos y bajadas. Al llegar frente a la escuela, una maestra leyó una proclama en nombre de Ademu-Montevideo. Los padres acompañaron, pero no se sintieron del todo conformes con la medida. Indicaron que hubieran preferido que se movilizaran antes, y no ahora cuando las cosas parecen encaminarse.

Por otra parte, los padres solicitaron a Buzzetti, el 4 de setiembre, que se dispusiera de locomoción para el personal de la escuela, pedido que fue contemplado el jueves 21 de octubre. También solicitaron un ómnibus para el traslado de niños, porque hay madres que deben llevar a sus hijos a cinco locales distintos (algunos distan 15 cuadras de otros) a la misma hora, pero las gestiones ante la Comisión de Educación y Cultura no surtió efecto dentro del CEIP.