La región y la nación
En los últimos días volvió a colocarse sobre el tapete político nacional la discusión acerca de la forma en que Uruguay debe encarar su estrategia de inserción comercial internacional. El encargado de encender la mecha ha sido el novel canciller de la República, Luis Almagro, quien se mostró favorable a que Uruguay reconsidere la posibilidad de firmar un TLC con Estados Unidos (EEUU, ver la diaria, 08/03/10). Cabe recordar que en el anterior período de gobierno, el debate en torno al TLC dividió las aguas en la interna del oficialista Frente Amplio y en el seno del propio gobierno; el posterior triunfo interno de la posición contraria a ese camino hizo que el entonces presidente Tabaré Vázquez diera marcha atrás en sus intenciones iniciales. Finalmente, la situación derivó en la opción oficial por suscribir con EEUU un acuerdo económico y comercial menos ambicioso, el Tratado de Promoción de Inversiones (TIFA, por su siglas en inglés). También existen posiciones divergentes respecto de este tema en el ámbito del Mercosur. Mientras que, por un lado, Brasil y Argentina se han manifestado a favor de la búsqueda de acuerdos de libre comercio negociados de forma conjunta en el marco del bloque regional, Uruguay, hasta el momento, ha defendido el concepto de dejar las manos libres a cada miembro para negociar, en forma bilateral, los acuerdos comerciales que cada país crea más convenientes para sus respectivos intereses nacionales.
Tras la suscripción del primer TLC de la corta historia del Mercosur, Uruguay fue el primero de los países miembros del bloque regional en ratificar el acuerdo por vía legislativa, y lo mismo hizo la Knésset (Asamblea, el Poder Legislativo) israelí. Así, el acuerdo ya entró en vigencia de forma bilateral entre el país e Israel a partir del 23 de diciembre pasado. Posteriormente, los Parlamentos de Paraguay y Brasil también decidieron dar su visto bueno al TLC, que comenzará a regir para ambos países vecinos desde el 24 de marzo y el 4 de abril, respectivamente. El único país cuyo Poder Legislativo aún no ha aprobado el acuerdo, que fuera firmado en diciembre de 2007 en la ciudad de Montevideo, es la República Argentina.
Se trata de un acuerdo comercial pionero. Entre las principales características que establece, se destaca un cronograma que estipula una reducción progresiva de los aranceles aduaneros en función de cinco categorías de bienes. Sobre los artículos y productos que integran la primera de las categorías, la letra del TLC indica que “los derechos de aduana serán eliminados al entrar en vigor el presente acuerdo”. Para otras tres categorías se contemplan reducciones progresivas de los derechos de aduana, hasta llegar a su completa eliminación en plazos de 4, 8 y 10 años. Finalmente, existe una última categoría de bienes, para la cual el texto determina que se podrán mantener preferencias arancelarias incluso más allá del plazo máximo de 10 años. Para precisar qué bienes corresponden a cada categoría se redactaron dos documentos anexos; uno que establece la lista de concesiones de importación fijada por el Mercosur para Israel y el otro hace lo propio en sentido inverso.
Agregar es producir
Muchos de los principales rubros de exportación uruguayos se encuentran en la categoría más restrictiva de la lista de concesiones hechas por Israel. Según el portal del Instituto Uruguay XXI, “los beneficios sobre los bienes de carácter agropecuario se encuentran limitados, ya que Israel cuenta con un alto nivel de protección de su producción agropecuaria doméstica, de modo que la mayor parte de las ventajas otorgadas a los productos agropecuarios uruguayos se encuentran restringidas a cuotas de exportación, algunas de las cuales rigen para el bloque en su conjunto y otras se encuentran diferenciadas por países”.
Entre los productos tradicionales uruguayos para los cuales se fijó una cuota de ingreso al mercado israelí se destaca la carne bovina fresca o refrigerada, rubro en el que se le adjudica a Uruguay una cuota exclusiva de 400 toneladas libres de aranceles. Algunos de los otros rubros en los que el país goza de cuotas de acceso exclusivo son: carne ovina, 300 toneladas; carne de pescado y otros frutos del mar, 250 toneladas; leche en polvo, 100 toneladas; y leche condensada, 50 toneladas.
El hecho de ser el primer país del Mercosur en ratificar el TLC, implica que Uruguay puede usufructuar muchas de las cuotas que en el acuerdo están pautadas para el bloque en su conjunto; esto se prolongará hasta que en el resto de los miembros el tratado entre en vigor. El texto también prevé que, además de los bienes originarios de los cinco Estados que lo suscribieron, se permitirá la reexportación de bienes que hayan sido reparados o modificados en estas cinco naciones; de ese modo, las mercaderías que procedan de terceros países pero que fueran objeto de un proceso de incorporación de valor agregado, podrán acogerse a las preferencias arancelarias fijadas en el tratado.