Luego de muchas idas y vueltas la Unión Europea (UE) resolvió activar la ayuda financiera a Grecia, comprometida desde hace meses pero que quedara en stand by tras las sucesivas objeciones de Alemania. Ante el inminente peligro de que el gobierno heleno declare una cesación de pagos y el riesgo que ese eventual escenario representa para el resto de las economías de la eurozona (ver la diaria del 30/04/10), los más encumbrados líderes políticos lograron convencer a la canciller germana, Angela Merkel, de la necesidad de poner de inmediato en funcionamiento el salvataje. El domingo pasado y al cabo de intensas negociaciones, los ministros de economía y finanzas de la eurozona decidieron poner 80.000 millones de euros a disposición de Grecia, a los que habría que sumar otros 30.000 millones de euros comprometidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con el total de los fondos los aportantes aspiran a cubrir las obligaciones de deuda griegas hasta 2012. Para que la ayuda sea efectivizada, el Parlamento de Atenas deberá aprobar en forma urgente un nuevo paquete de medidas para restringir aun más el gasto público, que podría ser sancionado en estas horas. Ayer, las centrales sindicales convocaron una nueva huelga general para protestar contra ese nuevo y draconiano ajuste fiscal anunciado por el gobierno del primer ministro socialista Yorgos Papandreu. La paralización generó violentos incidentes que provocaron al menos tres muertos, después de que algunos manifestantes incendiaran la sede de un banco en la capital, según informó la agencia EFE.
Caída libre
Lejos de tranquilizar a los mercados de capitales, la puesta en marcha de los mecanismos de rescate consiguió desviar la especulación hacia otros países de la eurozona. España parece estar en la mira inmediata de los especuladores, y la situación obligó al presidente de gobierno, el también socialista José Luis Rodríguez Zapatero, a salir al encuentro de la opinión pública en otro intento por transmitir serenidad a un circuito financiero en estado de extremo nerviosismo. Anteriormente, la ministra de Economía del reino, Elena Salgado, había sostenido que la situación de la economía española es muy diferente de la que atraviesa la griega. Si bien España tuvo un fuerte deterioro de su resultado fiscal en los últimos dos años -como consecuencia de los efectos de la crisis financiera global-, no alteró sus estadísticas públicas como lo debió hacer Grecia, y su nivel de endeudamiento es muy inferior al de los helenos. Se prevé que la deuda pública española represente el 66% de su PIB a fines de 2010, mientras que la griega superará el 120%.
Pero a pesar de los esfuerzos por diferenciar situaciones, este martes el índice Ibex de la Bolsa de Madrid se desplomó 5,41% y eliminó todas las ganancias obtenidas en el transcurso de 2010. Las principales bolsas europeas acompañaron la caída: el Dax alemán bajó 2,6%, el Cac parisino 3,64%, el índice industrial Dow Jones de la bolsa de Nueva York cedió 2,02% y el tecnológico Nasdaq -3,08%. Por su parte, el euro marcaba un nuevo mínimo y quebraba por primera vez en el año la barrera de 1,30, cotizándose a 1,29 dólares por unidad al cierre de las operaciones. Ayer las bolsas europeas volvieron a cerrar con pérdidas, aunque las caídas fueron algo más moderadas. En tanto, la prima de riesgo española (riesgo país) marcó su valor máximo desde 1997 al ubicarse en 131 puntos básicos; esto significa que la tasa de interés de los bonos españoles a 10 años se ubica en 4,16%.
El sitio de Iberia
El asedio sobre España se produce en un ambiente de alta sensibilidad en torno a un posible contagio de la crisis griega a otras economías europeas. En ese clima, el martes corrió el rumor de que la UE y el FMI preparan, a pedido del gobierno español, un rescate similar al de Grecia por valor de 280.000 millones de euros, situando a la economía española como la próxima a ser asistida ante las dificultades que atraviesan sus cuentas públicas. En Bruselas, Zapatero calificó como una “absoluta locura” a esa versión que recorrió las principales bolsas del mundo: “Me han comentado algo sobre ese rumor y la verdad es que no doy crédito: es una absoluta locura”. En la comparecencia se vio al jefe de gobierno visiblemente consternado: “Si un rumor de esta naturaleza, que es un despropósito descomunal, provoca un efecto inmediato en nuestras bolsas, estaríamos ante un hecho muy grave”, valoró. “Es intolerable y provoca daño a España”, advirtió. Los rumores también incluyeron una presunta nueva rebaja de la calificación de la deuda española por las calificadoras de riesgo. La agencia Standard & Poors había recortado la nota de la deuda española a mediados de la semana pasada, aunque en el comunicado se aclaraba que la calificación sigue siendo excelente y que España, aun después de esa rebaja, se mantiene en el segundo nivel más elevado dentro del codiciado investment grade (grado inversor). Pese a la ola de rumores del martes, tanto la calificadora Fitch como su competidora Moody’s mantuvieron la máxima nota a los títulos de deuda emitidos por el Estado español, y decidieron no acompañar la rebaja efectuada por S&P. Ayer, el presidente del Consejo Europeo, el belga Herman van Rompuy, salió al cruce de los rumores y las especulaciones que se ciernen principalmente contra España y Portugal. Según consignó EFE, el dirigente europeo alertó que observa “movimientos totalmente irracionales en los mercados, desencadenados por rumores sin fundamento, ayer sobre España pero también sobre Portugal”. Y prosiguió con un resumen taxativo: “Quiero decir con toda claridad que la situación de esos países no tiene objetivamente nada que ver con la situación de Grecia, que es única debido a la combinación de tres factores que no se dan en ningún otro lugar: la insuficiente credibilidad de sus estadísticas, un problema serio de competitividad y un nivel muy alto de deuda”, afirmó Van Rompuy.