La seguidilla de cumbres que durante la semana pasada tuvieron lugar en la capital española entre la UE y los países de América Latina y el Caribe quedaron en segundo plano debido a la crisis económica que atraviesa el viejo continente, pero al mismo tiempo se verificaron algunos avances en materia de comercio y cooperación económica. En el capítulo correspondiente a las negociaciones comerciales entre la UE y el Mercosur, bloqueadas desde 2004, el hecho de que la presidencia rotativa del bloque europeo se encuentre en manos del gobierno español hacía prever mayores adelantos de cara a un futuro acuerdo bilateral de libre comercio. Sobre todo teniendo en cuenta la fuerte relación histórica de ese Estado ibérico con los países de este lado del Atlántico, pero también como consecuencia de la fuerte y expandida presencia de compañías españolas en los países del sur del continente americano. Si bien antes del inicio de la cumbre el propio presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se mostraba optimista respecto de la posibilidad de avanzar en un tratado de libre comercio UE-Mercosur, la ausencia de los principales líderes europeos, o su escasa presencia en algunas reuniones con sus pares latinoamericanos, dejó entrever las diferencias que existen en el seno de Europa en torno a un asunto que también despierta rechazos en América Latina.

Como cada vez que se pretendió avanzar en asuntos relacionados con el comercio, el principal tema de discordia volvió a ser la negativa de algunos países de la UE a abrir sus mercados a los bienes agropecuarios producidos en el Mercosur (ver la diaria del 18/05/10). En un encuentro de ministros de Agricultura, previo a la instancia entre jefes de Estado, Francia dejó claramente fijada su posición de franca “oposición al relanzamiento de las negociaciones entre la UE y el Mercosur”, según declaraciones del secretario de Estado francés del ramo, Bruno Le Maire, recogidas por la agencia Reuters. “No veo por qué la agricultura siempre tiene que ser la ficha de cambio en las negociaciones comerciales de Europa [...] especialmente cuando cierto número de países de Sudamérica, especialmente Argentina, ponen nuevas tarifas proteccionistas en la importación de alimentos”, puntualizó. Se estima que otros 15 países de los 27 que conforman la UE comparten las objeciones planteadas por Francia.

Sin embargo, el empeño español terminó por arrancar a sus socios continentales la posibilidad de encomendarle a la Comisión Europea los detalles de un eventual acuerdo comercial con el bloque del Cono Sur americano, resultado que fue apreciado como una victoria de la diplomacia española al salvar del fracaso total a una cumbre cuestionada desde varios frentes. El documento político firmado en Madrid establece los comienzos de julio como fecha de arranque de las negociaciones. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Durão Barroso, se mostraba cauto al manifestar que “este pacto requiere esfuerzos de ambas partes”.

Asimismo, la UE suscribió, culminando varios procesos de extensas negociaciones, tratados de libre comercio -por separado- con Perú, Colombia, y América Central, además de reanudar las tratativas con el Mercosur.

El mar de fondo

Claro que éstas y sus resultados se produjeron en el delicado marco de crisis fiscal y de deuda pública que atraviesan los países de Europa. La moneda común, el euro, que evoluciona drásticamente a la baja desde la explosión de la crisis griega, experimentó cierto repunte durante la semana pasada tras la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de intervenir en los mercados de deuda mediante la adquisición de obligaciones de los países miembro con mayor riesgo de impago. La decisión de la autoridad monetaria del bloque se orienta a brindar un respiro a las naciones que encuentran más dificultades para colocar deuda en el mercado como consecuencia de las altísimas tasas que deben pagar por emitir y colocar sus títulos soberanos. Se estima que hasta la semana pasada el BCE llevaba comprados unos 16.500 millones de euros en bonos de deuda griegos.

No obstante, esta semana la divisa común volvió a registrar retrocesos frente a otras monedas. En este caso, el nerviosismo estuvo generado por la delicada situación patrimonial de una institución bancaria española, que llevó a que el Banco de España (banco central del país) terminara inyectando fondos propios en la institución afectada como forma de evitar males mayores. España está experimentando un redimensionamiento de su sistema financiero, que consiste en varios procesos de fusión entre sus cajas de ahorro autonómicas para evitar posibles problemas de insolvencia derivados de una plaza muy atomizada.

Los ajustes fiscales se multiplican por toda Europa y los recortes ya no sólo incluyen a las economías más comprometidas. Italia anunció un paquete de ahorro destinado a reducir en 24.000 millones de euros el gasto público en los dos próximos años. Algunas de las medidas del gobierno de Silvio Berlusconi son congelar durante tres años los sueldos de los funcionarios públicos y rebajar entre 5% y 10% los salarios de los cargos de conducción. También se enlentecerán los tiempos para tramitar las pensiones, lo que supone un promedio de seis meses de demora para aquellos ciudadanos que se dispongan a cobrar por primera vez ese beneficio. En cuanto a políticas sociales, se recortarán las ayudas públicas a personas con discapacidades. Se reduce el financiamiento a los partidos políticos, que pasarán a percibir 0,5 euros por voto recibido en vez de un euro, como hasta ahora. Con el ajuste, el gobierno derechista pretende disminuir su déficit fiscal desde el 5,3% que se espera para 2010 hasta el 2,7% de su Producto Interno Bruto (PIB) para 2013.

En el Reino Unido, el nuevo Ejecutivo encabezado por el líder del Partido Conservador, James Cameron, pretende recortar en algo más de 7.000 millones de euros el presupuesto público para este año. Los anuncios incluyen la congelación de la contratación de nuevos funcionarios, la supresión de los coches oficiales para integrantes del gobierno, una reducción de 1.350 millones de euros en el costo de los viajes oficiales y distintos recortes en los presupuestos de los gobiernos locales. Por el lado de los impuestos, el IVA pasará de 15% a 17,5%. El déficit fiscal del Reino Unido representó un 11,5% de su PIB en 2009, uno de los más elevados de Europa. En Francia, en tanto, las principales medidas dispuestas por la administración conservadora de Nicolas Sarkozy son la mantención del presupuesto del Estado sin aumentos durante los próximos tres años, la reducción en 10% de los costos operativos estatales y el retiro de los estímulos fiscales implementados para empujar la recuperación posterior al pico de la crisis global del año pasado. En Alemania también se anunciaron medidas de austeridad fiscal, aunque aún resta que el gobierno federal conducido por la conservadora Angela Merkel dé a conocer los aspectos con que tendrá que ver exactamente el plan de ajuste.