Argentina padece una crítica situación interna en el abasto de gas natural que inquieta a las autoridades uruguayas, pese a lo cual “ha venido cumpliendo con el suministro”, aseguró ayer Kreimerman. Desde el 12 de julio, el gobierno argentino aplica una restricción del fluido a algunas industrias, que, dependiendo de la zona y la producción, es total o habilita un mínimo para mantener los hornos encendidos, informó el diario porteño Ámbito Financiero; esta información detalla que en el polo petroquímico de Bahía Blanca las actividades están paralizadas.
Pero los problemas en la vecina orilla no son exclusividad de la industria sino que afectan a los hogares y a quienes conducen vehículos con Gas Natural Comprimido (GNC) y el suministro a Uruguay disminuyó aunque sin llegar a un nivel crítico. El ministro relativizó : “Los volúmenes [que llegan desde Argentina] en un día normal son de unos 300.000 metros cúbicos”, mientras que ahora se recibe “algo más de 200.000”. “Argentina ha venido cumpliendo con el suministro a pesar de la crisis que tiene, pero hacemos un seguimiento diario”. Describió que “la preocupación que tienen en Argentina pasa por la baja presión, debido al aumento de la demanda y por los volúmenes” insuficientes para satisfacerla.
En caso de interrumpirse el suministro para Uruguay “está previsto llamar a un comité de crisis” para estudiar qué hacer, adelantó Kreimerman, quien se mostró optimista respecto de que el leve repunte de las temperaturas contribuya a mejorar la situación del vecino.
De cara al futuro, el gobierno trabaja sobre dos líneas: en primer lugar, “tratando de acelerar lo máximo posible la planta regasificadora, porque la producción se hace acá y se envían los excedentes” hacia Argentina; por otro lado, en la importación de gas boliviano, lo que “está previsto para los momentos en que haya transporte dentro del circuito argentino”, estimándose su operatividad para “el invierno del año que viene”, y los vecinos del Plata “tengan el gasoducto ampliado”.
Garrafal
Pero a nivel local “preocupa” y “molesta” al gobierno el conflicto activado por los trabajadores de envasado de supergás, que afectó las entregas dejando “de rehén a la población” en pleno pico de frío polar, interpretó Sendic. “Estamos preocupados porque hemos hecho un esfuerzo enorme para asegurar el suministro de supergás durante el invierno, tanto con la producción de la refinería como con las compras de Gas Licuado de Petróleo (GLP). Tenemos un depósito flotante a cuatro kilómetros de la costa con una buena provisión de supergás y resulta que una dificultad en la planta de envasado, un conflicto de los trabajadores, que no pudieron esperar a la concreción de los Consejos de Salarios de setiembre, pone de rehén a la población”, disparó, ampliando el fundamento de la irritación oficial. “En momentos de mucho frío, el combustible más barato para la población, que usan las personas de menores recursos para calefaccionarse, no debería faltar, y estos trabajadores, de los que yo entiendo sus dificultades y sus necesidades, podrían tener en cuenta esta situación y esperar a una negociación que, lamentablemente, no hemos podido establecer con ellos”, lamentó. Es que éstos, denunció, “ni siquiera se presentaron a la negociación” y “nunca pidieron una reunión conmigo”, por lo que “este conflicto nos tomó por sorpresa”. “En las estaciones de servicio también hay dificultades de relacionamiento laboral, en la refinería también, pero nunca se pone de rehén a la población”, contrastó.
Sendic se mostró crispado por la posición del sindicato y puntualizó que el planteo de fondo es salarial, descartando falta de “seguridad” en la labor de envasado. “Cuando el conflicto se inició dijeron que era salarial. Reclaman una mejora para uno de los fiscales de la planta que gana 45.000 pesos y quería ganar más de 50.000: ésa fue la primera situación que se planteó y que desde nuestro punto de vista puede esperar a los Consejos de Salarios de setiembre. Pero como ese argumento es difícil de sostener entre la población comenzaron a aparecer dificultades ‘de seguridad’, de ‘garrafas viejas’, ‘la Inspección del Trabajo que visitó las plantas’”, desestimó el jerarca, admitiendo que el tema lo tiene “francamente preocupado y molesto”.
Para salir del conflicto es necesario el involucramiento “de los propios trabajadores, del gremio, del PIT-CNT, del Ministerio de Trabajo”, recomendó, aclarando que el gobierno no evalúa la opción de decretar la esencialidad del servicio.
Cabe recordar que una situación similar en cuanto al suministro, aunque generada por un motivo diferente, se verificó en 2007 cuando, por falta de previsión, hubo una escasez de supergás que llevó a que las garrafas de 13 kilos fuesen rellenadas con sólo ocho. Aquella crisis derivó en la separación del cargo del entonces gerente general de ANCAP, Sergio Latanzzio.