En Uruguay los principales compradores de artesanías son los turistas. A los visitantes que llegan de diversas partes del mundo en distintos momentos del año, les sigue el mercado interno.

“Vendemos de todo: cuero, madera, cerámica, lana, bijouterie, y ahora estamos intentando colocar artesanías en el extranjero”, explicó a la diaria Claudio Pallas, artesano y presidente de la Asociación Uruguaya de Artesanos (AUDA).

Pero introducir las artesanías nacionales en otras partes del mundo es una tarea que requerirá tiempo y mucho trabajo. Varios factores -que actualmente no son considerados por la mayoría de los artesanos- deberán ser tenidos en cuenta.

Ángela Rubino, diseñadora y docente del Centro de Diseño Industrial, quién participó como panelista en el Seminario regional de sensibilización sobre diseño y comercialización de artesanías realizado en junio en Paysandú, organizado por la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme), junto con distintas organizaciones internacionales, detalló cuáles son los aspectos a perfeccionar para poder incrementar las ventas. “Primero los artesanos tienen que mejorar los productos para poder comercializarlos y después tienen que lograr una diferenciación, es decir, imprimirles un sello de identidad, no el sello de una marca sino del artesano, que a la vez le dé una identidad nacional”, explicó. A lo mencionado le sumó la falta de calidad de algunos productos y de innovación: “Muchas veces pasa que cuando una cosa funciona bien todos hacen lo mismo y no debería ser así; además hay que mejorar la calidad de los productos porque a veces se entiende que lo artesanal no tiene que tener una buena calidad, pero está mal”.

Pallas, que concurrió a distintos seminarios que viene organizando Dinapyme, en el marco del proyecto Viví Cultura de Fortalecimiento de las Industrias Culturales y Mejora de Accesibilidad a los Bienes y Servicios Culturales del Uruguay, considera sobre los productos artesanales nacionales: “Más que diseño y calidad, nos falta diseño autóctono, porque básicamente no tenemos identidad; hemos asumido tanta cultura de todos lados que somos una gran mezcla”.

En cuanto a la calidad de la mercadería sostuvo que es buena, porque en la actualidad muchos artesanos se forman en instituciones públicas y privadas; tal es el caso de la escuela técnica Pedro Figari.

Eduardo Pick, de la firma Hecho Acá, comentó que más allá de las distintas influencias recibidas en nuestro país, sí hay una identidad, que se ve reflejada en las materias primas utilizadas, como cuero y lana. El vocero de la empresa, abocada desde hace más de 10 años a vender artesanías nacionales, afirmó: “Uruguay no tiene raíces muy profundas y cuando uno piensa en artesanías ve que éstas han evolucionado a técnicas más europeas y no tanto indígenas; pero no significa que nuestras artesanías no tengan identidad”.

Claudio Pallas reconoció que hasta el momento no existe un consenso sobre la identidad del producto. Todavía no han arribado a conclusiones, puesto que es un trabajo a largo plazo. “No hay nada concreto que podamos decir sobre qué les falta a nuestros artículos para tener identidad”, comentó. Sostuvo que si bien la calidad de las artesanías uruguayas es un diferencial, no es un distintivo de reconocimiento. “Cuando uno ve, por ejemplo, una artesanía de Perú, Bolivia, México, Argentina, la distingue en seguida y hasta reconoce de qué región del país viene, porque se produce lo mismo desde hace años con la misma técnica”, puntualizó.

For export

Una de las tareas fundamentales de la división Artesanías de Dinapyme es ayudar a los artesanos en la promoción y difusión de los productos en el exterior.

Alberto de Betolaza, arquitecto y director de la división, aseguró que en temporada de turismo la venta de artesanías en Uruguay es continua, “pero el resto del año la cosa no es fácil”. Para compensar la baja en las ventas es que se busca que los artesanos accedan a un nivel internacional con el fin de comercializar.

“Nosotros estamos tratando de lograr que la gente pueda tener artículos vendibles, contemplando las distintas capacidades; es decir, que elaboren artículos que tengan interés cultural y puedan ser vendidos en distintos mercados”, señaló De Betolaza.

Una de las principales dificultades del sector es que la mayoría de los artesanos no están acostumbrados a trabajar en equipo, lo hacen más bien en forma solitaria; tampoco suelen prestar atención a las tendencias, para saber qué se produce y se usa en otras partes del mundo; asimismo, no resulta fácil vivir de la venta de artesanías, por lo que muchos lo tienen como una segunda opción laboral, lo que dificulta la especialización y la concentración para mejorar los productos artesanales.

Más allá de las individualidades y discrepancias que se presenten en el área, artesanos y gobernantes buscan mejorar la calidad productiva y ampliar el mercado de venta.

El Parlamento nacional define lo artesanal como “una actividad económica productiva desarrollada mediante un proceso de producción, ejecutado fundamentalmente de modo manual. Dicho proceso necesariamente deberá incorporar a la producción un valor diferencial, de signo positivo respecto a sus homólogos industriales, imprimiendo al objeto artesanal un sello estético, creativo y artístico que tienda a preservar y desarrollar nuestra identidad cultural” (Ley Nº 17.554).

El director de la división Artesanías de Dinapyme considera: “Si bien hay una definición estatal, pienso que el concepto de artesanía es el que cada uno tenga en mente, creo que no deberíamos insistir en tratar de llegar a consensos porque seguramente no llegaríamos a nada. Lo que sí es importante es encarar las artesanías como una actividad fuerte, con identidad, pero principalmente como una actividad productiva que permita a un entorno de la población vivir de eso”, concluyó.

Con el fin de seguir discutiendo la temática, alcanzar una idea común que defina a la artesanía uruguaya y darle personalidad, los próximos 15 y 16 de julio se realizará un nuevo seminario de sensibilización. En esta oportunidad tendrá lugar en Minas.