Si bien en intendencias del interior del país los tortafriteros elaboran y venden en el marco de normativas bromatológicas, en Montevideo no es posible, porque no hay legislación al respecto. Pero en los hechos es un alimento consumido y sería beneficioso que existan las garantías higiénicas. Los tortafriteros están de acuerdo en que así sea, pero la reglamentación tiene que surgir de la comuna.

A mediados de diciembre de 2010 los presidentes de tres comisiones de la Junta Departamental (de Desarrollo Económico, de Derechos Humanos y de Medio Ambiente) elevaron una nota a la intendenta Ana Olivera en la que comunicaban la creación de una Comisión Especial para estudiar el tema, la cual se reuniría luego del receso, es decir, a comienzos de febrero. En esa carta expresaron: “Es voluntad de los mismos que mientras se buscan las mejores condiciones para regular esta tarea se garantice el derecho al trabajo de estos ciudadanos”.

Eduardo Silva y Sergio Olivera, presidente y tesorero de ATU, dijeron a la diaria que “no hicieron caso a la petición de la Junta, estas últimas dos o tres semanas han barrido con todos los tortafriteros que se veían, no hicieron caso a nada, se pusieron más perros todavía”. Relataron que los inspectores los intiman a no salir y si vuelven a hacerlo les requisan el material. “Te llevan una garrafa que en la feria vale 1.500 pesos y vos tenés que pagar 4.500 para levantarla de la intendencia”, se quejó Olivera.

“Se nos complica, somos personas que no somos viejos pero somos como un descarte a la hora de conseguir trabajo, pero aparte, éste es nuestro oficio, no es que improvisamos, es nuestra manera de vivir, somos artesanos de la torta frita. Los que vivimos una vez la dictadura nunca habíamos sentido una represión así, en el lomo, como lo están haciendo éstos, es una cosa muy jodida. Tenemos alternativa de reglamentar, hace cuatro años que venimos en promesas y es un verso atrás de otro”, dijo Silva, a la vez que mostró una nota de una comisión de la Junta Departamental, emitida en mayo de 2008, en la que se solicitaba al ex intendente Ricardo Ehrlich que suspendiera la fiscalización y el retiro de instrumentos y materiales mientras se elaboraba una normativa. Los entrevistados plantearon que dos años y medio después todo sigue igual. Concluyen por tanto que no hay voluntad política de resolver el tema.

Las voluntades

Daniel Placeres, presidente de la comisión de Desarrollo Económico de la Junta Departamental, aseguró a la diaria que después del receso comenzará a sesionar la comisión especial: “Entendemos que existen posibilidades de establecer normas, ellos [los tortafriteros] tienen proyectos, pero hay que trabajar. Ellos se están rebuscando, hay gente que ha encontrado un punto de venta, todo el mundo compra, la discusión es cómo podemos incluirlos en el sistema bromatológico para que genere garantías en la población”.

Ricardo Prato, secretario general de la IM, señaló a la diaria que la venta de tortas fritas “está prohibida y desaconsejada por el servicio de regulación alimentaria de la intendencia, porque de la cocción prolongada surgen elementos tóxicos de esos productos” y que si bien a nivel hogareño no causa problemas, “no es aconsejable la venta al boleo”. Sin embargo, la venta es permitida en algunos ambientes, como criollas, clubes deportivos y otros locales.

Por su parte, Pablo Anzalone, encargado de la División Salud de la IM, anunció a la diaria que su división y el área de Promoción Económica de la comuna participarán en la comisión especial formada en la Junta. Indicó que las dificultades pasan porque no hay controles sobre la materia prima ni respecto a la forma de elaboración, y que implicaría tener un local instalado que otorgue las garantías higiénicas necesarias. Respecto a la toxicidad que señalaba Prato, aclaró: “Cuando no se utiliza adecuadamente y no se repone y cambia, el aceite genera productos tóxicos, y si estamos hablando de grasa es peor”. En ese sentido, alcanzaría con que la grasa se recambie cuando sea necesario, como seguramente se hace en los locales autorizados.

Los referentes de ATU explicaron que tienen propuestas para brindar “condiciones higiénicas, bromatológicas”, como que “los carros sean de acero inoxidable y tengan matafuego incluido, que haya agua para lavarse las manos, que se usen guantes de látex, que una persona cobre y la otra manipule la mercadería, que no se amase en la vía pública, que enseguida de salida de la grasa se lleve la torta frita al escurridor de acero inoxidable cerrado herméticamente, y luego de que escurra, se ponga en un exhibidor hermético”. A la vez, opinaron: “El tema es que acá no hay una voluntad política, lo que hay es una degradación y un despojo hacia ciudadanos como nosotros, que somos viejos compañeros y viejos luchadores”.