La actividad es organizada por la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión del Mercosur (ACSRM), que nació en 1994 y se define como "una entidad sin fines de lucro, de carácter académico y enteramente independiente de grupos partidarios, financieros, mediáticos o confesionales". La asociación integra a académicos universitarios que trabajan las ciencias sociales y analizan el fenómeno religioso. Cada dos años realizan una jornada internacional para analizar el tema desde la antropología, la ciencia política, la historia y la sociología, entre otras disciplinas.
La XVI jornada es auspiciada por el Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh) -se realizará en su sede puntaesteña-, la Universidad de la República (las facultades de Ciencias Sociales y de Humanidades y Ciencias de la Educación) y la Universidad Católica. Los docentes Nicolás Guigou y Néstor da Costa son los coordinadores generales.
En diálogo con la diaria, Guigou resaltó que el evento involucra a muchos profesionales que no son de países del Mercosur que, como ha pasado en otras jornadas, "eligen este espacio académico para presentar sus investigaciones". Las conferencias estarán a cargo de académicos de universidades canadienses, norteamericanas, italianas y de una brasilera, abordando temas como "Laicidades en el mundo actual", "Europa ante el desafío de la diversidad cultural y religiosa", "Religión y Laicidad" y "Factores que impulsaron los cambios religiosos en Estados Unidos".
Habrá también mesas redondas en las que se tratarán temas como laicidades, sexualidades, categorías y "Conceptos para pensar la religión", "Medios, cultura y poder", "Religión y política", "Raza, clase y religión". Además, 17 grupos de trabajo que abarcarán temas como "Medios, espectáculo, consumo y marketing religioso", "Globalización de lo sagrado", juventudes, catolicismos, religiones afroamericanas, transformaciones en el mundo judío, pentecostalismos, musulmanes en América Latina, vínculo entre la Iglesia Metodista y masonería, religiosidad popular, cristianismo y educación, entre otros. El entrevistado evaluó que la inscripción de 300 expositores superó ampliamente las expectativas.
Algo en lo que creer
“Hace 40 años se pensaba que lo religioso iba a estar plenamente disminuido pero vemos que no es así”, explicó Guigou. “Había momentos en que se suponía que en occidente el proceso de secularización iba a consolidarse y, en realidad, lo que se está dando es una fuerte reconfiguración de lo político en América Latina y en todo el mundo”, lo que lo hace un “objeto de estudio extremadamente relevante” para los investigadores de ciencias sociales.
Indicó que en países con altos porcentajes de ateísmo como el nuestro, las personas “son supersticiosas, tienen cábalas personales que hacen que sea un ateísmo salpicado de otras cosas, no es un mundo racional cientificizado, donde la coexistencia de concepciones diferentes, incluso en los mismos sujetos, es prácticamente normal”. Y ejemplificó: “Personas que son un poco ateas pero al mismo tiempo hacen saludo al sol”, “formas de neopaganismo en Europa occidental”, “religiosos sin religión, que puede jugarle al 03 o cambiarse de camisa cuando juega Uruguay”.
A su entender, esto “tiene que ver con los déficits de la modernidad”, con la necesidad de encontrar una “luz de la superación”, donde “la modernidad en su complejidad es lo que va destruyendo toda forma de certeza y generando diferentes maneras en las que encontrás sentido, como puede ser ir al médico y, al mismo momento, usar terapias alternativas, rezar o hacer ejercicios espirituales, es el espíritu de la época. Es otra etapa más de la modernidad que lo que hace no es superar lo religioso sino mostrar que la modernidad produce religión”.
Según el investigador, en todo el mundo “las relaciones entre religión y política se vuelven cada vez más cercanas, complejas y determinantes socialmente”, de modo que el mundo político debe interactuar con el religioso; a modo de ejemplo, mencionó el caso del pentecostalismo en América Latina: “Los pobres de América Latina son pentecostales, lo que hace que la vivencia de lo político cambie radicalmente”, o la irrupción del Islam en Europa occidental.
Guigou identificó que “se van generando religiones individualizadas” en medio de un “proceso de desinstitucionalización de las religiones”, donde las creencias son más difuminadas y desinstitucionalizadas. En ese cruce con la política, el investigador destacó “los procesos de desinstitucionalización de lo político”: “Entramos en una crisis de sentido de lo político y varias aristas de lo que se denomina lo pospolítico, donde las religiones o el campo de creencia viene a colaborar frente a este déficit”. De todos modos, comentó que también hay un “reavivamiento de formas extremadamente tradicionales” de religión.