En diciembre de 1996 se reinauguró el teatro Florencio Sánchez, en el viejo Cine-Teatro Apolo, que había sido fundado en 1915 y que, en la década de 1960, recibió el nombre del dramaturgo uruguayo. Está ubicado sobre la calle Grecia entre Norteamérica y Estados Unidos, en plena Villa del Cerro de Montevideo, y es el único centro cultural descentralizado de la capital del país; su administración está a cargo de la Dirección de Cultura de la Intendencia de Montevideo (IM). Brinda más de 360 funciones anuales, abarcando danza, teatro, espectáculos musicales y una amplia gama de talleres, para niños y adultos.

Carencias

El sistema pluvial parece ser el principal problema que atraviesa el CCFS. Los desagües no tienen capacidad de desagotar el agua cuando llueve mucho y eso provocó que el local se inundara dos veces durante el invierno pasado. Esta problemática se arrastra desde hace al menos cuatro años y ha influido en el deterioro del piso del escenario (que se había renovado hace cinco) y de la platea; en ambos hay muchas tablas flojas que provocan enganches y, en algunas partes, el piso se hunde. Como solución provisoria, se han formado canaletas en parte de la platea y de los camarines, para evacuar el agua en momentos de inundación.

Por otra parte, el local no cuenta con habilitación de la Dirección Nacional de Bomberos, porque la puerta trasera abre hacia adentro y, si bien se ha solicitado que eso sea solucionado, no se ha enviado personal para que haga los cambios necesarios; además, dos de las cuatro puertas de ingreso a la sala estaban clausuradas desde mayo y, a partir de reiterados pedidos se arreglaron, recién, hace 15 días.

Los funcionarios nucleados en el Comité de Base del CCFS, afiliado a Adeom, intensificaron sus reclamos hace un mes y medio, cuando paralizaron las actividades un día que había un espectáculo de Pecho 'e Fierro por considerar que no estaban dadas las suficientes condiciones de seguridad.

Por si fuera poco, a partir del 15 de diciembre se suspendieron cinco espectáculos porque la Dirección de Cultura de la IM dispuso que cada funcionario realizara sólo las tareas para las que había sido contratado. El CCFS no tenía microfonista, sonidista, iluminador ni escenógrafo, sino que esas tareas las abarcaban los funcionarios contratados, derivados de divisiones que no tenían ese perfil. Esta situación no se sabe cómo ni cuándo se arreglará.

Soluciones

Los trabajadores aseguran que no están en conflicto y que no reclaman para pedir aumento de sueldo sino por "un servicio cultural de calidad"; respecto a la disposición de la Dirección de Cultura, comparten el planteo de que no se hagan las tareas que no corresponden y sostienen que el CCFS se verá beneficiado con la contratación de técnicos, como debe ser.

Elder Silva, director del CCFS desde hace 5 años, comentó: "Hace tiempo venimos reclamando mantenimiento y no se ha obtenido respuesta. Recién ahora se empezó a mover alguna cosa". Afirmó que, a partir de enero, llegaría 1.200.000 pesos para solucionar los desagües pluviales, los pisos, hacer un recapado del techo con poliuretano para amortiguar ruidos y temperatura, instalar una nueva parrilla de luces y sonido que presenta importantes parches y que se comprarían nuevas sillas para el público, además de arreglarse la puerta del fondo. Aseguró que ya se compró el equipo de aire acondicionado, que también era solicitado desde hace tiempo. Dijo que ahora se deberá salir a buscar precios para hacer la reforma, que se haría durante enero, cuando el teatro esté cerrado por licencia del personal, y durante febrero, donde las actividades se desarrollarían de manera paralela a las obras.

Sin embargo, los funcionarios remarcaron que hasta ayer, 27 de diciembre, no se conoce un plan de inversiones: "Que digan: 'esta es la plata que va a haber y esto es lo que se va a hacer'”, reclamaron.

El director de Cultura, Héctor Guido, sostuvo en diálogo con este medio que "siempre se atendieron todas las necesidades que se plantearon desde el punto de vista edilicio" y que "está todo proyectado".

Festival

Petru Valensky, Gerardo Nieto, Agustín Camacho y Revista Zodíaco eran los artistas anunciados en el afiche que "solidariamente" se unían al reclamo de infraestructura y equipamiento para el Florencio.

"Estamos carentes de sala y a las salas hay que cuidarlas. Está demostrado que a la gente le encanta el teatro. Somos un pueblo que no nos damos cuenta que la cultura vende y que sin cultura los pueblos no funcionan. En un país tan chiquito, somos tan poquitos, que no cuidemos esas cosas da un poco de lástima y bronca", opinó Valensky. El artista agregó: "Yo este año he hecho cantidad de funciones acá, y es brutal, la gente del Cerro da un apoyo impresionante, me daría mucha lástima que esto no siguiera funcionando".

El público respondió

“Yo conservo desde mi niñez el Cine-Teatro Apolo”, dijo un veterano acompañado de su señora, tomando mate, sentados en reposeras sobre la vereda, que fueron de los primeros en llegar. “La cultura me atrae, el Florencio Sánchez me atrae y no quiero que se pierda un bastión tan importante”, agregó.

Sentada en el cordón de la vereda había una pareja de Casabó, atraída por Gerardo Nieto; la chica había trabajado en el Florencio, en una organización no gubernamental que -en convenio con el CCFS- realiza la limpieza del lugar. Había también dos señoras del Cerro, que dijeron que concurrían entre otras cosas, atraídas por Petru. Luego, un docente del liceo y de la escuela técnica del Cerro comentó que el centro cultural ha aportado muchísimo al barrio y a la comunidad educativa. “Es lamentable que estemos en este momento en que por falta de mantenimiento durante tantos años se haya venido abajo un centro cultural que es único a nivel barrial porque fuera del centro de Montevideo no hay en los barrios un centro cultural con estas características”.