Kiguel disertó en la conferencia "Intranquilidad latente en Argentina: ¿Qué está pasando y qué puede pasar?” organizada por la consultora Ceres, donde contextualizó que las principales interrogantes del mundo no están en Estados Unidos (EEUU) sino en Europa.

Tire y pegue

Previo a la disertación, el director Ejecutivo de Ceres, Ernesto Talvi, analizó la crisis internacional, fustigó al gobierno uruguayo por no dar certezas sobre el rumbo económico y hasta criticó a Mujica por usar la campera del Ejército venezolano. Respecto del contexto global, evaluó: "La situación en Europa es grave y todavía no hemos visto el final de la película". Aseveró que "España e Italia tienen un problema de iliquidez y no de solvencia", que deriva de "las dificultades para conseguir financiamiento". El impacto de la crisis europea ya se está verificando en los países emergentes y los "gobiernos serios de la región" deberían estar "preocupados y preparados". Si bien ello "es exactamente lo que uno espera que pase" con los gobiernos actuales y anteriores de Brasil y Chile, "no es lo que uno espera que pase ni lo que pasó en Argentina". Recordó que cuando "empezaron a recrudecer las tensiones en Europa y comenzaron las presiones sobre el tipo de cambio y empezaron a insinuarse las primeras salidas de capitales [...], la reacción de las autoridades argentinas ante el primer atisbo de dificultades fue la de imponer controles de cambios y de acentuar los controles a las salidas de capitales". Eso llevó a "una crisis de confianza, una aceleración de la salida de capitales y una corrida cambiaria y una mini corrida bancaria". Con relación a Uruguay, Talvi tiene "dos preocupaciones". La primera es la "idea de que hay dos equipos económicos en pugna y que, por ende, el rumbo económico que se ha trazado el país desde el año 2005 está constantemente cuestionado desde dentro". Si bien dijo tener discrepancias con el equipo económico, reconoció que "siempre se trató de un equipo serio, que está integrado por gente técnicamente idónea y que ofrece garantías de un rumbo sensato". Talvi lamentó que aún "no está claro cuál sería la reacción de este gobierno si debe enfrentar momentos de dificultades económicas". "No sentimos que el rumbo trazado sea firme. En nuestra opinión el gobierno está lejos de ofrecer las certezas que se necesitan en estos tiempos tan delicados", indicó. La segunda preocupación es que la falta de certezas "se da en un contexto donde los agentes intermedios, dentro de la propia administración, o en grupos organizados de la sociedad, operan esencialmente a voluntad, haciendo valer sus intereses particulares muchas veces en desmedro de los intereses del país, sin ningún límite aparente".

Inmediatamente, criticó al presidente José Mujica por usar la campera del Ejército venezolano: "Es vestirse como el presidente Chávez, sin medir las consecuencias del valor simbólico" de esa imagen. "Haya sido para transmitir una señal o simplemente para abrigarse, por su investidura y por el poder de esa imagen, la duda queda instalada. No minimicemos entonces esta señal como insignificante". Para concluir, afirmó que "la percepción de vacío de poder, las señales ambiguas, dejan una sensación de desconcierto y confusión, de improvisación, de falta de rumbo, la sensación de que el país es un barco a la deriva". "Hay un solo equipo económico. No juguemos con fuego", concluyó.

Luego, comenzó su disertación Kiguel, quien bromeó: “Yo pensé que el problema era Argentina”.

Respecto de EEUU, dijo que aunque hubo dudas sobre su futuro, actualmente los indicadores muestran una "recuperación anémica" y graficó que la salida de la crisis fue una recuperación "Nike", en referencia al logo de la marca de ropa deportiva. Advirtió que el problema está en el sector inmobiliario, que históricamente significó el 4,5% del PIB del país, llegando en su época de auge a 6%, pero que hoy se ubica en el 2%. "La teoría" marca que los ciclos de los inmuebles duran siete años, por lo que, considerando que la caída comenzó en 2006, este sector debería recuperarse a partir de 2013.

Europa, en cambio, atraviesa una situación “mucho más compleja” que "no es sólo una cuestión de ciclo sino un problema estructural”. Es una región con "una sola moneda" para países con diferentes políticas fiscales, deudas y tasas de desempleo, entre otras variables. "A comienzos de año estábamos bien", recordó, con el problema concentrado en Grecia, Portugal e Irlanda, y el temor de que las incertidumbres se trasladaran a Italia y España. "Y los problemas llegaron". Grecia es "el peor de todos" y "no tiene salida". "Para darse cuenta de la magnitud del problema, esto es Argentina 2001 al cubo. ¿Tiene salida?: no".

Pero Kiguel fue más allá al prever que la salida europea incluirá "reestructuraciones de deuda" en Portugal e Irlanda, posiblemente en Italia, que "esta muy complicado", y quizás en España, "aunque está en mejores condiciones". Europa debe hacer "lo que hicieron EEUU y el Reino Unido inundando de euros el mercado", lo que, no obstante, implicará una "discusión muy compleja", ya que los 17 países que usan el euro tienen "poder de veto".

Falta de fe

Este escenario internacional implica que "por un tiempo más las turbulencias van a seguir", aunque el mundo "no está tan complicado como en 2008". Se refirió luego a los "cambios" en la conducción de Brasil: "Dilma no es igual a Lula". Fundamentó que la actual presidenta tiene una política más intervencionista que su predecesor y enfrenta diversos desafíos: desaceleración de la economía, inflación y depreciación del real. Los precios internacionales "siguen siendo buenos" pero poco a poco "comienzan a registrar descensos", y China, el motor de la economía mundial, empieza a desacelerarse.

Pese a la crisis, el costo de endeudamiento de la región sigue bajo, aunque también se empiezan a sentir los impactos. En cuanto al riesgo país, Argentina alcanza los 1.000 puntos, es el más alto de la región, por el cual el vecino del Plata, para emitir bonos, está pagando intereses de 5% a 6% más altos que los demás países de la región. Ello pese a tener una "performance macroeconómica buena" con un déficit fiscal de 1% del PIB y una deuda "envidiable" del 25%, apuntó Kiguel, explicando que ese alto costo se debe a "la actitud" del gobierno. Recordó que Argentina aún no acordó cancelar el pasivo que mantiene con el Club de París (grupo de principales acreedores de los países desarrollados), y que luego de emitir bonos ajustados por inflación el gobierno comenzó a maquillar los datos oficiales. También recordó que previo a la crisis internacional aplicó las detracciones a las exportaciones, luego nacionalizó las AFJP, en 2010 quiso usar las reservas para pagar la deuda y ahora dispuso estrictos controles cambiarios.

"Cada vez que hay un problema se interviene, no se busca una solución de mercado", criticó. “Éste no es un gobierno que cree en las soluciones de mercado", agregó.

Pies afuera

El ex funcionario sostuvo que el “ciclo maravilloso” en el que “no era necesario hacer buena política” se terminó. “Pasamos de la economía de la abundancia a la economía de la frazada corta”, graficó. No obstante, “Argentina no tiene un problema obvio de competitividad” pese a la depreciación del real en Brasil, y “la cuenta corriente no da señal de alarma”. “El problema es la salida de capitales”, opinó el experto, interpretando que “la gente no quiere tener pesos, entonces compraba dólares”, situación que “está llevando a que se pierdan reservas por primera vez desde 2002”. Para evitarlo, actualmente funciona un mecanismo de compra de dólares en el que “se tiene que pedir permiso a la AFIP [Administración Federal de Ingresos Públicos], que tiene una forma muy interesante de decidir: les dice a todos que no”.

Además se refirió al incremento de las barreras comerciales aplicadas por su país para protegerse de la crisis, como “las licencias automáticas” o “el uno a uno”.

Debido a la incertidumbre internacional, la caída en el precio de los commodities, la depreciación del real y la desaceleración de Brasil, Kiguel espera que la economía argentina se desacelere en 2012 a 2,5%. Alertó que aunque los números fiscales siguen siendo buenos y la deuda es baja, las “necesidades financieras representan un desafío para el gobierno”.

No obstante, dijo que la presidenta Cristina Fernández, reelecta en octubre con 54% de los votos, “se siente Messi, porque todo le viene saliendo bien”, y por ello “no habrá cambios” en el manejo económico. Por último, destacó que, “pese a todo el ruido” y a la “mayor turbulencia”, no se llegará a “una crisis bancaria o cambiaria”. “No estamos en una economía que vaya a estallar”, concluyó.