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La investigación describe como un entusiasta de invertir en los CIVETS al ejecutivo Michael Geoghegan, consejero delegado del banco británico HSBC. Sobre el punto, éste expresa: “Cualquier empresa que tenga ambición global debe actuar en relación a esos mercados. En el mundo actual, nadie puede darse el lujo de esperar para hacer negocios. Tenemos que ir donde están los negocios”. Los docentes de Wharton distinguen oportunidades y riesgos asociados a la inversión en los CIVETS. Colombia, por ejemplo, presa durante años de “guerras intensas contra el narcotráfico”, sigue siendo “un mercado pequeño” aunque “siempre ha sido una economía dinámica con industrias importantes”, como la de flores frescas, petróleo y café. Indonesia tiene “una población enorme y dispersa” y cuenta con inversiones de Estados Unidos, China y Japón, “pero la estabilidad política continúa siendo incierta”. Vietnam representa “una alternativa a la mano de obra barata de China” y cuenta con “planes ambiciosos de crecimiento económico, a pesar de tener un gobierno comunista”. Egipto presenta, por un lado, “una población próspera y con buen nivel de educación en las ciudades del Valle del Nilo”, aunque “buena parte del país continúa siendo pobre”. La investigación, que data del año pasado, ya evaluaba que la deuda pública egipcia “es elevada” (80% del PIB) y que “el futuro político del gobierno es incierto”, dado que el país “puede enfrentarse a revueltas religiosas”. Turquía no ofrece un buen escenario para las fábricas porque “los costes allí son altos”, aunque sigue siendo “un centro regional prometedor que se ha beneficiado de relativa estabilidad y de los lazos que mantiene con Occidente en una región volátil”. Si bien su posible ingreso a la Unión Europea (UE) “sería un factor positivo más, una posible revuelta religiosa puede comprometer sus perspectivas económicas”. Sobre Sudáfrica, el informe indica que no obstante padecer “problemas como el desempleo y el VIH/sida, tiene empresas fuertes, una infraestructura de negocios bien desarrollada y puede servir de puerta de acceso al sur del continente” africano.

De acuerdo a datos reproducidos por el sitio web especializado Américaeconomía, el Producto Interno Bruto (PIB) del Grupo de los 7 países más industrializados e influyentes, conocido como G7 e integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, crecerá promedialmente apenas 1,8% durante los próximos 20 años. Esta proyección, elaborada por el Economist Intelligence Unit (EIU), queda fuertemente contrastada con la prevista por la misma fuente para los BRIC, cuyas economías se expandirían en ese período en 4,9%, liderando el crecimiento mundial. Pero otro grupo, el de los mercados emergentes “de segunda línea” o CIVETS, integrado por Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Tailandia y hasta la semana pasada Sudáfrica, que ya emigró al ahora BRICS, se aproximará al dinamismo de los principales emergentes y crecerá en los siguientes 20 años a una tasa promedio de 4,5%. Para dimensionar las estimaciones cabe señalar que el banco de inversiones Goldman Sachs prevé que el PIB conjunto de los BRIC supere al de Estados Unidos en 2018 y que represente el 50% de la economía mundial en 2020.

Según una investigación conjunta llevada a cabo por Knowledge@Wharton y la firma de comunicación global Fleishman-Hillard, la mayoría de 153 ejecutivos consultados entre compañías, inversores y líderes empresariales tiene interés en hacer negocios con las multinacionales originarias de los CIVETS. Tres aspectos clave fueron citados por los entrevistados como principales atractivos de estos países: mano de obra barata, bajos costos de producción y expansión de los mercados internos; del otro lado, señalaron varios flancos: inestabilidad política, corrupción, falta de transparencia y carencias de infraestructura, así como la relativa opacidad de sus empresas.

Un profesor de Gestión de Wharton, Witold Henisz, explica las bondades para las compañías de agrupar países en siglas. “Un acrónimo es una simplificación, pero llama la atención sobre las oportunidades de crecimiento en los mercados en rápida expansión en el exterior y que necesitan ser comprendidos por los ejecutivos”.

Medidos según cuáles de esas naciones ofrecen “un volumen mayor de oportunidades”, 86% de los ejecutivos eligió Indonesia, 84% Sudáfrica, 82% Turquía, 77% Vietnam, 61% Egipto y 56% Colombia; al mismo tiempo, 42% previó que en 2020 los CIVETS representarán el mismo nivel de oportunidades que los BRIC.

En este punto, Henisz señala a las dimensiones demográficas de los países como un factor de alta incidencia en el menú de consideraciones que realizan las empresas a la hora de radicar nuevas inversiones. De aquel agrupamiento, sólo Indonesia, con 243 millones de habitantes, supera en ese aspecto a Rusia, que con unos 139 millones de personas es el menos poblado de los BRIC. “China tiene una importancia estratégica tan grande que si las cosas no fueran bien el primer año eso no sería motivo para desistir. No se puede decir lo mismo, por ejemplo, de Colombia, puesto que las empresas no perciben al país como un objetivo estratégico”, evalúa el docente; cabe recordar que China cuenta con 1.300 millones de habitantes, en tanto que India tiene 1.200 millones. Así, los inversores aprecian que más allá de dificultades, los retornos serán sustanciales en mercados con semejantes demografías.

Fase superior...

Otro profesor de Gestión, Mauro Guillén, destaca que a diferencia de los BRIC y México, los países del CIVETS -excepto el emigrado Sudáfrica- no tienen compañías multinacionales consolidadas que sirvan como plataforma para impulsar el desarrollo económico. “Lo que convierte al grupo de los BRIC en especial es que los países no son sólo grandes, sino que también tienen empresas propias destinadas a ejercer un papel muy importante fuera de sus países”, indica el docente. En sentido similar, el EIU observa que los CIVETS carecen de la capacidad demostrada por los BRIC para “reorganizar el orden económico mundial”; el PIB combinado de los CIVETS representará en 2030 apenas 20% del PIB del G7.

G 1

“¿Realmente creen que tienen el derecho a tratar a todos de esta manera?”. La pregunta, formulada -según contó un diplomático- por el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, a la canciller de Alemania, Angela Merkel, y al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, refleja el estado de tensión existente en el seno de la UE a causa de la posición cada vez más hegemónica que asume Alemania, secundada por Francia, en torno a las transferencias de recursos hacia los países menos ricos del bloque. Es que el gobierno de la derecha germana y su par galo, de la misma orientación, apuestan a correr parcialmente el centro de las decisiones comunitarias de naturaleza financiera desde los órganos radicados en Bruselas hacia el eje de hecho que ya conforman Berlín y París. Según informó la agencia británica de noticias Reuters, la crisis de deuda de la eurozona cambió “la manera en la que el poder funciona” en el bloque, “colocando a Alemania en el asiento del conductor, a expensas de la Comisión Europea [Ejecutivo] y otros Estados miembro”. Con el apoyo de Sarkozy, Merkel está demandando “una política de integración económica bajo su propio alineamiento y utilizando su influencia como gran pagador europeo para lograr aceptación”. La orientación de Berlín hacia sus socios más débiles podría resumirse en la siguiente invectiva: “Si quieren que los contribuyentes alemanes financien la eurozona, tendrán que aceptar nuestras reglas fiscales, sus constituciones, elevar sus edades de jubilación y hacer más competitivas sus economías”. Tras resistirse inicialmente, los socios se avendrían a las exigencias germanas a cambio de que Berlín solvente un fondo de rescate más fuerte y flexible para los países con urgencias financieras. Mientras que Grecia e Irlanda “no están en posición de oponerse”, España y Portugal “tienen pocas oportunidades para protestar”. En referencia a la posición dominante de Alemania, Reuters tituló: “Llamémosle el G1 de Europa”.

Valorados entonces como emergentes “de segunda línea”, los CIVETS tienen sistemas financieros relativamente sofisticados y no presentan riesgos de descontrol inflacionario ni de déficits críticos de cuenta corriente ni de deuda pública, según el EIU. “Los mercados emergentes son siempre arriesgados. Pero, ya que hay riesgos, la probabilidad es que haya retornos generosos para quienes actúen con inteligencia. No es un juego fácil, pero no deja de ser interesante”, analiza Guillén.

La consultora especializada en mercados emergentes y recursos naturales Global Investors, de Texas, sólo invirtió en Indonesia, según explicó su gestor de portafolio Romeo Dator, valorando que los demás miembros del grupo aún son muy chicos como para radicar allí inversiones financieras de gran tamaño, que demandan mayor liquidez.

La agencia especializada en información económica Bloomberg dio cuenta de que el retorno de las inversiones en Indonesia en 2009 fue de 57%. Mientras los BRIC aún distan de la madurez, los CIVETS “son prácticamente mercados sin explorar, un escalón por debajo de los mercados emergentes en lo que se refiere al tamaño”, analiza Dator, brindando a continuación una clave para entender cuándo un país puede ser considerado emergente. “Cuando comienzan a aparecer ETF [fondos cotizados] asociados a esos países, significa que ya despiertan una cierta atención y que vale la pena observarlos mejor”.

Según el portal portafolio.com.co, los ETF “son fondos de inversión que tienen la particularidad de que cotizan en bolsa -igual que una acción-, pudiéndose comprar y vender a lo largo de una sesión al precio existente en cada momento, sin necesidad de esperar al cierre del mercado para conocer el valor liquidado al que se hace la suscripción-reembolso del mismo. Los ETF se caracterizan porque el objetivo principal de su política de inversión es reproducir un determinado índice bursátil o de renta fija, y sus participaciones están admitidas a negociación en bolsas de valores. Su principal rasgo es que sus participaciones negocian en mercados bursátiles electrónicos en tiempo real con las mismas características que se aplican a cualquier otro valor cotizado”.

La existencia de compañías sólidas capaces de ofrecer relevantes escenarios para el desarrollo de grandes inversiones se verifica, según Henisz, en Turquía, Indonesia y Sudáfrica, países que “podrían ser una plataforma para los inversores, tal y como fue Irlanda para Europa”; además, podrían servir para hacer un “aprendizaje inverso” a ser aplicado en las zonas de origen de las empresas, a diferencia del modelo tradicional basado en aplicar metodologías occidentales en mercados extranjeros.

Unos vienen y otros van

Los empresarios entrevistados para la investigación también señalaron los factores que a su juicio pueden hacer que las compañías originarias de los CIVETS compitan en el mercado mundial: 75% mencionó el valor de sus productos y servicios; 74% el crecimiento de los PIB; 53% la situación financiera; 45% los productos y servicios innovadores; 28% la identificación de las marcas fuera de sus respectivas fronteras. 85% de los consultados señaló que las multinacionales de los CIVETS necesitan mayor visibilidad para conquistar el respeto de las grandes empresas de Estados Unidos y Europa; 67% indicó que a esas multinacionales les falta transparencia y gobierno corporativo adecuado para competir en el mercado global; 66% respondió que esas firmas carecen del conocimiento necesario en políticas para enfrentar la competencia; 64% apuntó la carencia de capacidad en marketing y manejo de marcas para ser exitosas en el mercado global; 52% piensa que dichas multinacionales no disponen de recursos de comunicación para competir con éxito; y 51% considera que son compañías limitadas en cuanto a su raciocinio global.

Al mismo tiempo, los entrevistados señalaron la estabilidad política como la variable que más toman en cuenta para determinar el potencial de los CIVETS frente a los BRIC.

Franklin Allen, profesor de Finanzas de Wharton, apunta las diferencias entre los CIVETS en materia de política, citando los ítems de desigualdad de renta, fundamentalismo religioso y volatilidad de la región respectiva para analizar la conveniencia de invertir en esos mercados. “Es preciso analizar con cuidado la cuestión política en cada uno de esos países”, sintetiza.

La regulación y las elevadas cargas tributarias reemplazaron a la casi inexistente nacionalización de activos como eventuales factores de riesgo. “Son pocos los países cuyos gobiernos creen que deban ser los dueños de los medios de producción. Por eso no creemos que el riesgo político sea grave, pero me sorprendería si desapareciera para siempre”, precisa Allen, no sin citar otro elemento relevante de riesgo asociado: “Puede adquirir otras formas. Los problemas de deuda de los gobiernos pueden conllevar una tributación más pesada, aunque yo creo que aún falta mucho para que eso suceda”.

El ejecutivo Jim O’Neill, de la firma Goldman Sachs, fue quien diez años atrás inventó la denominación BRIC para ese grupo de cuatro grandes emergentes y quien en 2005 creó el concepto de “Próximos 11” o “N11” para nombrar a la que considera próxima generación de emergentes. En ese concepto englobó a cuatro CIVETS y otros siete países.

O’Neill explicó que Colombia y Sudáfrica no fueron incluidos en el nuevo grupo porque sus dimensiones demográficas acotan su capacidad de expansión en el seno de grandes mercados. “El grupo N11 incluiría también a Bangladesh, Pakistán, Filipinas, Corea del Sur, Irán, Nigeria y México, y esos 11 serían un grupo más heterogéneo y atractivo”, precisó. Sin embargo, para el EIU la lista es más corta, al evaluar que Nigeria depende demasiado de las commodities, que Irán exhibe relaciones políticas e internacionales demasiado inestables y que Filipinas también es frágil e inestable políticamente. Este elemento también afecta negativamente a Tailandia, y Pakistán padece severos problemas de seguridad, mientras que Bangladesh es “demasiado pobre” y vulnerable al cambio climático.

El ejecutivo de Goldman Sachs, en tanto, preveía el año pasado publicar un estudio que eleva a la categoría de “Mercados de Crecimiento” a México, Corea del Sur, Indonesia, Turquía y los BRIC; el EIU, en cambio, deja fuera de esa lista a México y Corea del Sur porque considera que ya son exitosos y no constituyen novedad alguna para los inversores. Henisz, por su parte, sostiene que, en el correr de cinco o diez años, uno o más CIVETS quedarán atrás del pelotón. “No sé quién, pero uno o dos se quedarán fuera”, asegura.