Música y especialidades

La fiesta se extiende desde ayer, jueves, hasta el domingo 13. Tiene lugar en la ex plaza de deportes de la localidad y la entrada es libre. La ganancia se obtiene de la cantina y puestos de venta. Entre los músicos que concurrirán hoy se destacan La Teja Pride, Buenos Muchachos y Cuarteto de Nos; Agarrate Catalina cerrará la programación del sábado y el domingo estarán Larbanois Carrero y Víctor Heredia, entre otros. Paralelamente habrá un rally ciclístico, actividades náuticas y deportes en la playa. De la fiesta participa el Sindicato Único Gastronómico del Uruguay, que año a año ofrece una propuesta gastronómica cuyo plato especial es el chivito de sábalo; hay también bocados de pescado de río frito, torta gallega y empanadas de pescado de río. El sábalo es un pez de agua dulce. Es la especie más abundante de la cuenca del Plata, característica del lugar, tanto que a los oriundos de Juan Lacaze se les llama "sabaleros" (de ahí adoptó el sobrenombre José Carbajal). El sábalo se vende a muy bajo precio (alrededor de 14 pesos el kilo) y actualmente la principal salida es la venta a un camión que va desde Montevideo, que lo compra para hacer harina de pescado para consumo animal.

La actividad es organizada por el Centro Unión Obreros Papeleros y Celulosa, sindicato de la papelera Fanapel, que fundó la guardería en 1988 con el nombre de Olof Palme, en honor al socialdemócrata sueco que fue primer ministro de 1969 a 1976 y de 1982 a 1986, cuando fue asesinado. “La génesis arranca con un aporte de los papeleros suecos, que nos permitieron la construcción de lo que hoy tenemos como jardín de infantes. Arrancamos con 20 gurises porque el pueblo lo necesitaba, sobre todo para los hijos de las trabajadoras de Campomar, que ya no existe. Fue creciendo y hoy tenemos 250 gurises y casi un centenar en lista de espera”, explicó Silva.

En 2005 la guardería pasó a ser un Centro de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), y sigue siendo administrado por el sindicato de la papelera.

“La idea de la fiesta, si nos da el cuero y si nos acompañan la suerte y el tiempo, es construir un par de aulas más para darle cabida a la demanda social, a los más de cien niños que esperan”, dijo el entrevistado. Indicó que, si bien el edificio es amplio, ahora mismo queda justo para los 250 pequeños que concurren (de cero a tres años), porque “los tiempos han cambiado y la atención tiene que ser más personalizada, hay un psiocomotricista, psicóloga, maestras y educadoras”.

La actividad del CAIF “se trasunta en la Fiesta del Sábalo, casi 150 hombres y mujeres se suman a la responsabilidad, honorariamente, de sacar una fiesta que ha sabido congregar a más de 50.000 personas, mientras en Juan Lacaze somos 14.000 habitantes” estimó Silva. Dijo que cobran “pecios módicos” a la vez que intentan llevar números “de primer nivel” (ver recuadro). “Tenemos una inversión que nos demanda pedalear un semestre antes de la fiesta intentando que públicos y privados se permeen a nuestra idea”, dijo en alusión a los 70.000 dólares de gastos de escenario que ha insumido otras veces. Por segundo año consecutivo la actividad fue declarada de interés nacional por la Presidencia de la República.

El año pasado la fiesta dejó una ganancia de 15.000 dólares, lo que les permitió comprar un vehículo para trasladar los niños de Villa Pancha, barrio alejado del centro del pueblo.

Silva destacó que a los sindicatos siempre se los asocia con la pelea sindical con los patrones, pero que la gestión desde hace 23 años del jardín da cuenta del proyecto social y que “pedaleamos para que nuestros puedan llegar a tener una capacitación universitaria”.