La agricultura atraviesa por una importante explosión generada por una fuerte demanda internacional que ha impulsado al alza los precios de los productos. Así, las exportaciones de granos consiguieron en 2010 algo que hasta hace poco parecía imposible: superar las ventas de carne que realiza el país. Otra evidencia del boom de la actividad es el fuerte incremento registrado por las importaciones de fertilizantes y agroquímicos.

Este crecimiento viene de la mano de una producción que se cuadruplicó en los últimos cinco años y una productividad que se duplicó en el lapso. Pero este tipo de desarrollo conlleva importantes desafíos asociados a la conservación del suelo, ya que su uso de forma intensiva por las empresas del sector erosiona peligrosamente las tierras aptas para el cultivo, lo que preocupa al gobierno encabezado por el presidente José Mujica.

A este problema se suman los inconvenientes derivados del cambio climático, que auguran una intensificación en la variabilidad climática del país, que a su vez "aumenta la vulnerabilidad de los agroecosistemas".

Precisamente, Hill disertó ayer en la Cámara Mercantil en torno a Planes de uso y manejo del suelo: objetivos, estrategia y plazos: se trata de declaraciones juradas con las que las empresas agrícolas deberán establecer el tipo de rotación que hará su suelo, que no podrá superar determinado grado de erosión.

Explicó que la administración apunta, por un lado, a mejorar la información que se brinda a los productores para la toma de decisiones "como forma de generar conciencia" y que, al mismo tiempo, el gobierno pueda adoptar las mejores políticas de Estado.

"No le queremos poner un techo a este crecimiento que está teniendo el país porque es un crecimiento que tironea a todo el país [...] Pero si se da sobre un recurso y se espera que continúe, hay que buscar los cuidados necesarios", valoró.

Con los pies en la tierra

Los planes de uso y manejo del suelo son objeto actualmente de la aplicación de un plan piloto, con el que se espera recibir aportes de los sectores científico, productivo y profesional, como forma de lograr una “construcción colectiva”.

Hill subrayó la importancia que tendrán los ingenieros agrónomos en el proceso, ya que les tocará asumir el compromiso por los planes. “Lo que va a indicar que el plan está bien hecho es la firma de un ingeniero agrónomo habilitado por el Ministerio de Educación y Cultura, mediante una declaración jurada”, detalló. Afirmó, además, que “la firma del ingeniero agrónomo habilitado va a ser garantía suficiente de que la propuesta está bien hecha”.

El plan deberá contener una cartografía del suelo, establecer la capacidad de uso de las diferentes unidades y fijar un programa de rotación de cultivos, que no podrá superar determinado grado de erosión a definirse.

Por otra parte, en caso de arrendamientos “también habrá un compromiso del propietario del terreno”, ya que los alquileres de predios son “una modalidad de creciente utilización” en el sector. “Nos parece muy importante comunicarnos con la persona dueña de la tierra para comunicar esta nueva normativa, para comunicar los planes de uso, cómo va a ser todo esto, que es muy nuevo para el sector”, indicó Hill.

Aunque el plan piloto se está realizando con declaraciones juradas en soporte papel, cuando se generalice a todas las empresas el proceso se podrá realizar vía web.

Se estima que esta primera fase de prueba estará concluida en octubre, cuando se elabore el instructivo definitivo, planeándose ingresar a la segunda fase en 2012, que abarcará a todas las empresas aunque “no al 100% del área” explotada. “Por ejemplo, una empresa que tiene producciones en Cerro Largo, Soriano y Durazno presentará un plan de cada lugar”, graficó.

Los planes de uso y manejo de suelo no tienen plazo de caducidad siempre que se mantenga la rotación establecida en el programa. Si hay cambios, se deben modificar vía web y deberán cumplir con el grado de erosión tolerable.

En materia de fiscalización, sostuvo que se busca “cambiar el foco”. “No vamos a fiscalizar sobre el campo, como ahora: lo que se va a fiscalizar es el cumplimiento de los planes, que tiene como objetivo evitar la erosión”, dijo.

Aseguró que el control se hará “en conjunto” con los privados para verificar, en caso de falta, a qué se debió el incumplimiento. “Si fue algo estrictamente económico no se va a tener en cuenta, pero sí se podrá flexibilizar en caso, por ejemplo, de cuestiones climáticas”, añadió. Por último, Hill adelantó que “se está pensando” en extender la presentación de planes de suelo a otros sectores, como el ganadero o lechero, pero que ello será en una etapa posterior.