De acuerdo a datos de la FAO, el índice de precios de los alimentos, que mide los valores de una canasta compuesta de cereales, oleaginosos, lácteos, carne y azúcar, se ubicó en 214,7 puntos en diciembre, nivel superior al máximo histórico registrado en junio de 2008, previo al agravamiento de la crisis.

Las elevadas cotizaciones de los alimentos están en el centro de atención, ya que son vistas como uno de los factores que provocaron las protestas de Túnez y Egipto.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó que el G20 debería alcanzar acuerdos para limitar la volatilidad de los mercados de materias primas como forma de evitar revueltas sociales (ver la diaria del 27/01/2011, página 12).

Pero la voz del jerarca galo no es la única que alerta sobre esto. En su informe Tendencias mundiales del empleo 2011, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que “para los sectores no agrícolas, el pronunciado y continuo aumento del precio de los alimentos podría causar pérdidas de empleos si la inflación se transfiere a otras áreas de la economía”.

Además, el Foro Económico Mundial de Davos transmitió preocupación ante el encarecimiento de los alimentos por los efectos negativos que podría tener en la recuperación económica mundial y en el crecimiento de países en desarrollo.

Por su parte, el presidente boliviano, Evo Morales, instó ayer a los gobiernos del mundo a iniciar una “cruzada internacional” para afrontar la crisis alimentaria, consignó la agencia estadounidense de noticias AP. Dijo que “es el momento” en que “culpables, cómplices y víctimas” del cambio climático olviden sus diferencias y emprendan una “movilización conjunta” para resolver la carencia y precios altos de los alimentos.

En Bolivia, una prolongada sequía e inusuales heladas en las zonas altas provocan serios problemas de desabastecimiento, que derivan en un encarecimiento de los productos que podría amenazar la estabilidad política.

Ojalá que llueva

A nivel local, el informe del Observatorio señala que la producción de frutas y hortalizas está sujeta a las condiciones climáticas; por tanto, a raíz de las altas temperaturas y escasas precipitaciones se observa “un impacto negativo en el desarrollo y producción de numerosos cultivos”. Se estima que un cambio en las condiciones climáticas -como precipitaciones de cuantía- modificaría en el corto o mediano plazo el escenario de déficit hídrico, lo que generaría rápidas mejoras en rendimientos y calidades de algunos cultivos.

El Ministerio de Ganadería advirtió reiteradas veces que por el cambio climático es esperable que eventos extremos como sequías e inundaciones aumenten su frecuencia e intensidad en los próximos años.

Según el informe, los precios de la primera quincena del año del conjunto de la canasta frutihortícola aumentaron un leve 1,5% respecto de igual período de 2010 debido a dos efectos contrapuestos: un fuerte incremento de 32,1% en las frutas y un descenso de 17,2% en las hortalizas.

A excepción de las peras, cuyo precio descendió 4,8%, las demás frutas analizadas incrementaron sus precios, destacándose la suba en limones (168,5%), duraznos (80%) y uvas (36,4%).

Entre las hortalizas, el comportamiento fue variado, con una fuerte incidencia al alza de la cebolla (93,2%), papa (27,3%) y espinaca (25%), y a la baja del tomate americano (-60,1%), melón (-57,2%) y morrón rojo (-52,6%).

El informe también analiza las perspectivas. En la papa, la intención de siembra para la zafra de primavera mostraba una reducción de 11% respecto de la anterior, a lo que se sumó una demora en la plantación por las escasas lluvias. Las partidas tempranas, principalmente las que no cuentan con riego, tienen problemas de calidad relacionados con el déficit hídrico (calibres medianos y chicos, daños por “quemado de sol” y podredumbres).

En la cebolla, se prevé una reducción de 22% del área sembrada, registrándose la menor superficie de los últimos años; también se están ofertando calibres medianos y chicos por la falta de agua. Tomate y morrón presentaron altos niveles de oferta y bajos precios, con una “gran dispersión en cuanto a calidad”.

En cuanto a los cítricos, 45% se destina a exportación, habiendo en el mercado interno “una tendencia histórica al alza en los precios ante menores niveles de oferta”. Esa situación se revertirá al comenzar la nueva zafra a comienzos de otoño.

En el caso del durazno, el pronóstico de producción es similar al del año anterior, al tiempo que el aumento en el precio posiblemente sea consecuencia de la mejora en la calidad. Para las manzanas, se prevé que la zafra 2011 sea 33% mayor a la anterior.