Como todos los años, el material del que se nutren las murgas para elaborar sus textos es común a varias y muchas de sus inquietudes suelen repetirse: el Mundial de fútbol, los paros, los mineros chilenos, las irregularidades en la Armada, la violencia, los Peirano, los anestesistas y Gonzalo Fernández fueron algunos de los temas más mencionados por las murgas en este año. Muchas encontraron una manera original de llegar al público y otras dejaron algunas joyitas más tradicionales que demuestran que la murga sigue atrapando a la gente. Vale la pena repasar entonces algunos de los planteos que se destacaron en este carnaval.

Saludo

Además de las poéticas y clásicas presentaciones, con un coro que la respalda, como se vieron en Curtidores de Hongos o en A Contramano, se vieron algunos saludos diferentes como los de La Gran Siete y Falta y Resto. En la presentación de la primera, la murga manifiesta una obsesión con los números primos, con el humor que caracteriza a su director y letrista, Guillermo Flaco Lamolle. En este saludo encontramos estrofas de gran creatividad: “Somos La Gran Siete / y si no les quedó claro / les decimos que no somos / Faltalandia, Araca la Clave / Curtidores de Mojigatas / Nueva Diablonga / Muñeca Soñada / La Margarita que Faltaba / Metele que son La Selección / Agarrate Cofradía del Estribo del Camión / A Contrasnochadática ni A Todayapa”.

Por otro lado, la Falta adoptó para su presentación una marcha camión diferente en la que se entremezclaron con los versos de Castro y los suyos la participación de Malena D’Alessio, logrando una presentación con otra clase de energía, y, a su vez, con la marca de la murga.

Cuplé

Los Diablos Verdes marcaron diferencia con “Los Solymareños”, cuplé en el que un dúo con estilo melódico se mete con la murga acusando a sus integrantes de poco innovadores y se ofrece para darle un toque de originalidad a ésta. Los personajes interpretados por Albino Almirón y Christian Font se entrometen luego de un pegadizo y efectivo salpicón para “criticar desde la ternura”. El dúo menciona críticas a Nin Novoa y a Gonzalo Fernández, usando como nexo un estribillo que dice “Mujica siempre está”, y enumera humorísticamente todo tipo de evento en el que se lo podía ver. Allí cantaban “Entrega ceibalitas en la escuela, él / y va personalmente a hacer el service, él / … / a la playa Ramírez va con Iemanyá / va a estar en las Llamadas y en un bar mizvá / está en La Papoñita y se clavó un Chajá”. También se destacaron otros pasajes de su espectáculo, como la imitación de Albino Almirón del joven que apareció en los avisos del cambio de numeración telefónica, en el que se entrevera con el minero chileno número 34, el año del bicentenario y el Ayuí. Los textos de Marcel Keoroglian, Fernando Schmidt, Christian Font y Fernando Toja hicieron de los Diablos una de las favoritas, con un espectáculo al que no le faltó nada.

Los Curtidores también lograron efectividad con su cuplé de las “Mujeres y el Mundial”, A Contramano con “Hasta que la muerte no se pare” -en el que plantean la situación en la que la muerte hace paro y nadie muere- y la Catalina con su novedosa visión sobre la violencia, se ubican en un lugar polémicamente extremo para comunicar en el supuesto lenguaje delincuente (“Son todos unos putos, unos amargos, unos buchones / llaman a los botones, vinieron todos se quedan dos / Hoy vas a correr, porque sos cagón / con el culo roto, porque mando yo / Voy a salir de caño, ya estoy re duro, estoy re pasado / como ya estoy jugado me chupa un huevo matarte o no / Mi vida es un infierno, mi padre es chorro, mi madre es puta / vos me mandás la yuta y yo te mando para el cajón”).

Por otro lado, se destacaron igualmente cuplés de murgas “nuevas”, como el secuestro a Lucía Topolansky que propuso ficticiamente La Gran Muñeca, en el que se hace referencia a la austeridad de la primera dama y a la frustración de los secuestradores tras descubrir que ésta no tiene tarjeta de crédito ni celular. La cupletera en este caso es Jimena Márquez, quien imitando la forma de hablar y de expresarse de la senadora consiguió una buena devolución del público. Además la murga participó en la Liguilla, tras un 2010 sin tercera rueda.

La Trasnochada es otra de las que presentaron un espectáculo con muchas cualidades y sorpresas. En su tercer año de concurso, ofrecieron un espectáculo guiado por la vida en una oficina y en donde todos son oficinistas: ponen etiquetas, sellos, cargan biblioratos y visten de gris y otros colores en la gama de los pasteles. La murga plantea diferentes cuplés, destacándose el de Ana Olivera, a quien interpreta Maxi Orta (personaje que le valió una mención en el Desfile Inaugural del Carnaval de este año, y el primer premio en la categoría Murgas, en el desfile); el de los tics, en el que se menciona y se interpreta todos los tics posibles, y el de las vacaciones, en el que los oficinistas manifiestan su necesidad de dejar de trabajar al menos por unas semanas. Para eso utilizan el jingle que el Ministerio de Turismo difundió para promocionar el veraneo en el país, en los spots que denominó “Vacanciones” (aquél de que todas las canciones de verano arrancan en sol mayor). La murga toma la melodía de esos avisos y los murguistas cantan sobre su situación de murgueros, que no pueden veranear por salir en Carnaval (“todo el año me tiro en la piscina / y en verano ensayo en la cantina”), y, a contramano con las excesivamente edulcoradas propagandas turísticas, canta sobre lo negativo de los balnearios: “Punta del Diablo y su camping, qué demencia / hacés más colas / que yendo a la intendencia”, cantan.

La Gran Siete también estimuló las risas del público con el cuplé “En el 73…”, en el que la murga plantea una comparación entre lo distintivo de ese año (más allá del golpe de Estado) y los cambios de lenguaje y costumbres que han ocurrido en estas casi cautro décadas: “En el 73 / las PC no se colgaban / y no se te quedaba / sin saldo el celular / … / en el 73 / si no estoy muy errado / había más futuro / porque había menos pasado”, y rematan: “En el 73 / la inseguridad y la violencia / que tanto hemos nombrado / estaban por entonces/ en manos del Estado / y después, como todo / fueron privatizadas / totalmente o en parte / y ahora si te matan / ni sabés dónde quejarte”.

Otra particularidad de La Gran Siete fueron sus trajes: para los cuplés cada integrante de la murga estaba vestido como un personaje, al que el vestuarista Iván Arroqui le asignó la ropa acorde al personaje que cada uno de los murguistas le inspiró. Allí estaba, por ejemplo, el Flaco Lamolle vestido de Pantera Rosa, estaban Asterix y Obelix, Tribilín y la Hormiga Atómica, entre otros.

El cuplé de las dimensiones de Los Curtidores de Hongos tiene también algunos momentos brillantes, como cuando hablan de las distorsiones que producen los lentes de 3D en la percepción de la realidad, y mencionan además a figuras de otras murgas, algo muy poco habitual en la lírica murguera (“Veo a Tabaré Cardozo en Cantando en la oficina / Y a Guillermo Lamolle dirigir la Catalina / Veo a Juan Ramón Carrasco hacer un cambio defensivo / Y en la esquina de mi casa veo un contenedor vacío”).

La Mojigata, en una actuación de perfil mucho más bajo que la de 2010 y que no le permitió pasar a la segunda ronda, dejó una atractiva -y corrosiva- visión sobre la Iglesia y los curas pederastas mediante su cuplé de “La Ley Divina” (“Viejo viola, no queremos enjuiciarte / si escucharte dar la misa es un placer / aunque violes tres o cuatro chiquilines hay una cosa importante, vos sos un hombre de fe”), mientras que Falta y Resto provocó aplausos en cada tablado con su (muy discutido) cuplé sobre violencia doméstica, en el que integraron -e importaron: trajeron a la mencionada Malena D’Alessio, fundadora de la histórica banda argentina Actitud María Marta- elementos de hip hop.

Despedida

La despedida tradicionalmente es destacada por la poesía y la potencia del coro. Este año la murga La Cofradía presentó una de las más lindas, un homenaje dedicado a los músicos uruguayos, en el que pasaron frases de autores locales, de canciones recordadas y arraigadas a nuestro país, para finalizar con “llanto / de todo un pueblo agradecido / qué lindo es haberla / vivido pa’ poderla cantar”, con su timbre clásico de Sayago. Los Curtidores, la Catalina, y la Falta también dejaron pegadizas retiradas y bajadas, que como en cada carnaval, prometen regresar, destacándose particularmente la de los primeros, de buena melodía y una imaginería de continuidad (“ya está prendido el fuego”) que le aporta más energía que melancolía (como la recordada despedida de La Mojigata del año pasado) al final de la actuación, así como un extraño optimismo.