"Transferencia tecnológica Universidad-Sector Productivo" fue el título convocante del evento organizado por dicha casa de estudios superiores y su Fundación Julio Ricaldoni, en el que participaron, además de Kreimerman, los subsecretarios de Industria, Edgardo Ortuño, y Educación, María Simon, el rector de la Udelar, Rodrigo Arocena, y el decano anfitrión, Héctor Cancela.

La primera iniciativa presentada fue la de un equipo electrónico que se utiliza para registrar y transmitir datos meteorológicos y que fue desarrollada en el Instituto de Ingeniería Eléctrica, que transfirió esa tecnología a la empresa BitOnBit -creada para ello- y le permitió ganar una licitación internacional del Programa de Energía Eólica compitiendo con otras empresas internacionales especializadas en el sector.

El dispositivo mide la temperatura y los vientos, almacena los datos y transmite la información de forma inalámbrica a través de la red celular. Pablo Rolando, director de BitOnBit, comentó que la firma se encontró con varios desafíos: conseguir personal con mayor capacitación, asumir mayores riesgos y competir en la licitación con empresas que tienen años de experiencia y un volumen de ventas sustancialmente superior.

Además, criticó la falta de financiamiento, carencia que "estuvo a punto de hacer fracasar el proyecto" y que "se consiguió a nivel familiar". Rolando también criticó que la firma no lograra acceder a ningún beneficio fiscal de los previstos en la Ley de Inversiones.

El segundo proyecto presentado aborda la instalación de "biorreactores" para el tratamiento de efluentes de la industria láctea, que resulta innovador por ser compacto, no utilizar agregados químicos y no consumir energía. Por el contrario, genera biogás, que se utiliza para el funcionamiento del sistema. Actualmente está siendo construido por empresas nacionales.

¡Soy tan feliz!

El titular de Industria aseguró que “venía contento” al evento, no sólo por los datos de crecimiento general de la economía sino también por los del sector industrial en conjunto y por rubro, ya que los de mayor expansión fueron el “químico” y el “farmacéutico”. Explicó que ello está “muy relacionado con la mejora de la calidad de vida”, porque implica “la diversificación de la estructura productiva” del país. “Además del cambio cuantitativo, hay un cambio cualitativo” en la producción doméstica, aseguró Kreimerman, enfatizando que la actividad en Ingeniería “justamente tiene que ver con esa innovación”. “Dos ejemplos que son el soporte para esa diversificación [...]. Ojalá que estos buenos ejemplos sean algo muy normal en un futuro próximo”, exhortó el ministro. Por su parte, Cancela evaluó que el evento representó “un festejo doble”, porque por un lado se celebró “lo que se ha logrado avanzar” en el relacionamiento entre la academia y el sector privado, y por otro “la diversificación” productiva de ese avance.

Recordó que la Facultad de Ingeniería tiene “una larga historia” de cooperación con los sectores productivos a través de asesoramientos, ensayos y convenios estratégicos de largo plazo, entre otras modalidades. Destacó que “por primera vez” la Udelar está “recibiendo ingresos por derechos de propiedad intelectual” en un “país que tiene un atraso en patentamiento”.

Al respecto, enfatizó que la academia debe lograr “ver cuáles son las necesidades y lograr un desarrollo que permita solucionarlo”, pero advirtió que “de nada sirve esa solución si sólo queda en un papel”. “Eso lo tiene que hacer una empresa que realice el trabajo industrialmente”, aseveró.

En la misma línea, la subsecretaria de Educación expresó que las universidades tienen que trabajar con las necesidades del medio, porque “no pueden vivir de espaldas a la gente” pero también porque “así se enriquece a sí misma”.

Además, Simon aseguró que actualmente el gobierno no apunta a crecer en base a mano de obra barata sino calificada, opción que “plantea desafíos de educación, que son desafíos de los buenos, en los que vale la pena invertir”.

Por su parte, Arocena destacó que los resultados del relacionamiento entre la academia y el ámbito productivo se pueden medir cuantitativamente a través de los convenios que firma la casa de estudios a su cargo, pero también desde el punto de vista cualitativo a través de estas experiencias.