La actividad fue organizada por la Asociación Uruguaya Amigos del Riel (AUAR), la Intendencia de Montevideo (IM) y AFE.

La locomotora (de 1910) y sus dos salones (de 1952) fueron recuperados por AUAR en 2007. El trabajo insumió 200.000 dólares y se hizo con mano de obra benévola de los integrantes de la asociación; Rodolfo Fontela, conductor de la locomotora y miembro de AUAR, dijo a la diaria que el dinero fue aportado “por un par de socios a condición de que se les devolviera en el plazo que fuera”. “Por suerte ya estamos prácticamente en el límite de la devolución. Después trataremos de hacer algún otro proyecto”, agregó.

“Actividades como la de hoy son más bien de carácter social. Lo que estamos haciendo es devolver a la sociedad lo que no hemos podido hacer en viajes para el mercado interno, porque la administración anterior de AFE no nos lo permitía debido a diferencias conceptuales”, explicó. El maquinista afirmó que con el boleto, de 80 pesos, no se cubre el costo del tren, que, entre otros gastos, tiene un alto consumo de fuel oil, de 20 litros por kilómetro. Por eso tiene por mercado a los turistas que arriban a Montevideo en cruceros; “a ellos les podemos vender un boleto a mejor precio, lo que nos permite seguir funcionando”, explicó Fontela respecto a los viajes a Colón y a una bodega en Juanicó que realizaron de diciembre a marzo.

La máquina recorrió ayer en 20 minutos los diez kilómetros que distan entre ambas estaciones, aunque al regreso el tiempo de viaje se prolongó porque hubo que esperar unos cinco minutos en un tramo, pues la capacidad de las vías es limitada y el tren debió ceder paso a otro que salía de la terminal. Su marcha era serena, tanto que quienes viajaban de pie prácticamente no tenían que sujetarse. A diferencia de los escasos trenes de pasajeros que circulan por el sur del país, los salones de esta locomotora tienen aire acondicionado, ventanas selladas y sin rejilla (lo que permite una vista sin obstáculos), cortinas y mesas en el medio.

Los dos salones disponen de 192 asientos. Fontela dijo que ayer se vendieron alrededor de 250 boletos y que el número total de pasajeros pudo haber llegado a los 300, incluyendo a los niños menores de 11 años que, acompañados por un mayor, viajan gratis, o la promoción de que cada dos menores de esa edad paga sólo uno.

El público de ayer era familiar. Los asientos de los salones están enfrentados entre sí, y en cada microespacio había más de un niño, a tal punto que un grupo se las ingenió para compartir ese espacio entre cinco adultos y seis niños. Tan fascinados como los chicos, los más grandes se encargaban de mostrar a los pequeños lo que iban viendo: los puentes, las rutas paralelas, la sombra del humo de la locomotora, o repetían el sonido del silbato del tren cuando pasaba por un cruzavía. Y sacaban muchas fotos.

Revalorización

La Estación Peñarol, declarada Monumento Nacional, fue inaugurada en 1891 y continúa en funcionamiento. Está siendo respaldada por el proyecto de recuperación y puesta en valor del barrio Peñarol que nació en 2003 y es financiado por la IM, AFE y el Ayuntamiento de Gijón. Sus logros se visibilizan desde 2009, cuando se refaccionó la plaza que está al lado de la estación y en ella se instaló un museo en el que se exhiben, entre otros objetos, un fechador de boletos, un telégrafo, un teléfono que funcionaba a pedal y un block staff (aparato que servía para dar vía libre al maquinista hasta la siguiente estación).

Manuel Esmoris, coordinador del proyecto, explicó a la diaria que la recorrida “con tren se hizo por primera vez el Día del Patrimonio pasado” y que se está pensando en realizarlo asiduamente los sábados y durante las vacaciones de setiembre, por ejemplo.

La recorrida estuvo a cargo de seis guías, financiados por la IM y el Municipio G, que tuvieron muy buena aceptación de los participantes. De la mano de ellos se rememoró la historia del barrio, que data de 1780 y del arribo del entonces Ferro Carril Central del Uruguay, empresa fundadora de los trenes en nuestro país, de 1866; en 1878 fue absorbida por capitales ingleses -la firma Central Uruguay Railway- y en 1949 pasó a manos del Estado, actual AFE.

Recorrimos, por fuera, la casa del jefe de almacenes y la del ingeniero; pudimos entrar a una de las casas que ocuparon los cargos intermedios, donde actualmente funciona la emisora comunitaria Radioactiva FM 102.5. A través de un puente peatonal, construido en 1925, se puede cruzar al barrio obrero, compuesto por 44 viviendas que asignaba la empresa a sus trabajadores. Próximo a dichas casas se encuentran los talleres, que cubrían las siguientes áreas: mecánica, herrería, fundición, aserradero, carpintería, pintura, imprenta y almacenes. Se pudo recorrer sólo una parte de ellos -que funcionaron completos hasta la década de 1980-, pero fue suficiente para apreciar la inmensa y estudiada ingeniería de hace un siglo.

Se destacó que AFE contribuyó en la actividad con la apertura del taller y al no cobrar la circulación por las vías. En una de las esquinas donde se encuentran ubicados los talleres está la sala de teatro y cine que fue creada por los ingleses, cuya visión empresarial contemplaba las necesidades culturales. Se trata de la segunda sala teatral más antigua de Montevideo, luego del teatro Solís, y está en proceso de recuperación. Esmoris precisó que la fecha de finalización de obra se fijó para fines de 2011 pero que probablemente lleve un poco más.

El coordinador destacó que a la propuesta de recorrida le estaría faltando un espectáculo para niños y que sería conveniente que los grupos sean menores, para que los guías puedan hacer mejor su trabajo.

Son éstos aspectos a considerar en un barrio que supo desarrollarse en torno al ferrocarril y que, disminuida su actividad, puede encontrar otro tipo de retorno a partir de lo que éste le ha dejado.