Piloteando una compleja coyuntura económica doméstica en cuyo desarrollo los precios internos siguen subiendo a impulso de la expansión económica, mientras que la masiva afluencia de capitales externos provoca una valorización sostenida del real, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, expresó en la víspera estar “inmensamente preocupada” por la creciente inflación.

La inflación anualizada de la economía brasileña a mediados de abril marcó 6,44%, muy por encima de la meta gubernamental de 4,5% y casi sobre el techo del rango de tolerancia de más/menos dos puntos porcentuales establecido por el Banco Central de Brasil (BCB).

La escalada de precios internacionales de las materias primas es el otro gran factor que abona el incremento general de precios, pero la mandataria declaró que su administración operará a fin de evitar que esa evolución se profundice, en tanto que las autoridades de las economías emergentes observan con inquietud la tendencia del mercado brasileño.

Además, el último sondeo semanal del BCB entre agentes financieros, publicado ayer por la entidad, arrojó como resultado un aumento persistente de las proyecciones de precios para el año en curso. “Estamos inmensamente preocupados respecto a la inflación y no existe una situación bajo la cual el gobierno baje su guardia cuando se trate de controlar la inflación”, declaró Rousseff a la prensa en Brasilia, citada por la agencia británica de noticias Reuters. Estos comentarios fueron vertidos por la presidenta previo a una reunión con su ministro de Hacienda, Guido Mantega, aunque no precisó si el gobierno se dispone a instrumentar nuevas medidas antiinflacionarias. Es que Rousseff ya dispuso recortes presupuestarios para 2011 por unos 30.000 millones de dólares, al tiempo que viene permitiendo la apreciación del real para tratar de contener la inflación, pese a que la devaluación del dólar termina operando en sentido contrario.

La preocupación oficial por el tema llevó a que el Comité de Política Monetaria (Copom) del BCB elevara el miércoles pasado la tasa Selic, de interés referencial para la política monetaria, de 11,75% a 12%, un alza menor a la pronosticada por la mayoría de los economistas.

Se trata de un curso como el adoptado este año por el Banco Central del Uruguay en el sentido de incidir sobre el mercado financiero mediante una acción contractiva del precio del dinero, apuntando a encarecer el costo del crédito para empresas y familias en la búsqueda de un enfriamiento parcial de la economía. El gobierno también aumentó las alícuotas de los encajes (porcentajes de depósitos retenidos por la autoridad monetaria) exigidos a los bancos como garantía por sus operaciones.

De acuerdo al citado sondeo Focus del BCB, los analistas del mercado local esperan que la inflación en 2011 promedie 6,34%, por arriba del 6,29% de la muestra anterior y aun más del 5,64% registrado como expectativa a fines de enero.