En estos últimos días hemos conocido un nuevo dato sobre la evolución del Índice de Precios del Consumo (IPC). Dicha evolución ha mostrado un incremento, que acumulado en el último año móvil estaría alcanzando algo más de 8%. Si bien se encuentra aún lejos de los complejos escenarios de hiperinflación que otrora sufriera Uruguay, resulta importante encontrar alguna estrategia de protección para el consumidor y la ciudadanía en general.

El portal Veja.com de Brasil (país que padece un fenómeno similar) consultó a varios expertos en la materia, a los profesores de economía de la Universidad de Brasilia, Roberto Piscitelli, de la Fundación Getulio Vargas, Evaldo Alves, y al profesor de finanzas personales del Instituto de Pesquisa Económica, Francisco Carlos, sobre consejos prácticos y domésticos para administrar mejor los vaivenes de los precios minoristas. A partir de los conceptos vertidos por este pool de destacados profesionales, intentaremos adaptarlos a nuestra realidad local. De este modo, es posible sintetizar en los siguientes puntos:

1) Compare precios y busque sustitutos: Quizá sea ésta la medida fundamental de protección diaria para la ciudadanía en general. En este sentido, se debe procurar la modificación de los comportamientos a la hora, por ejemplo, de ir a los supermercados. Comparar estrictamente los precios y los componentes incluidos en cada producto. Seguramente sea posible encontrar mercaderías con idéntica composición, con calidad garantizada, pero a precios dispares. Olvidarse por algunos segundos de la marca o grifa y centrarse en el tema precio. Además, a la hora de confeccionar la dieta alimenticia, es posible sustituir alimentos que han tenido incrementos desorbitados por otros aún en cuenta que contengan propiedades similares.

2) Animarse a negociar tarifas y precios: Se afirma que la comparación de precios también cuenta para los servicios. Lógicamente, encontraremos servicios (sobre todo públicos) que no ofrecen margen de cambio y habrá que pagarlos a la tarifa vigente, pero convivimos con muchos otros que sí permitirán la generación de nuevos acuerdos para bajar nuestro presupuesto mensual. En este punto, es frecuente que los consumidores en general firmen contratos con prestadores de diversos servicios a cierto precio. Sin embargo, con el tiempo, aquel precio pactado poco tiene que ver con lo que actualmente se desembolsa por ellos. Buena práctica es repasar cada uno de los servicios domésticos contratados y chequear la fecha de vencimiento de cada contrato: seguramente la inmensa mayoría esté vencida, y, de ser así, es buen momento para renegociarlos. Comparar qué ofrecen otros prestadores competidores, y quedarse con la opción más eficiente, la que nos ofrezca más ventajas. Y estar prontos para activar una poderosa estrategia de regateo, porque hay que recordar que si algo bueno tiene la “libre competencia”, es otorgar cierto poder de decisión al consumidor. Tenemos que acostumbrarnos a ejercerlo.

3) Eludir la toma de deudas: Estos momentos no son los más propicios para tomar deuda en pesos. El costo financiero (tasa de interés) de estas operaciones seguramente incluya el pico inflacionario. Por lo tanto, el hecho de tomar deuda hoy implica pactar a un costo mayor que en el futuro cercano, cuando, según las previsiones oficiales y privadas, las presiones inflacionarias terminarán cediendo.

4) Invertir los excedentes: Y por último, para aquellos que luego de sobrevivir a “fin de mes” tienen la posibilidad de guardar “algunos pesos”, no es aconsejable dejarlos bajo el colchón. Porque cuando esos fondos vayan a ser utilizados, es altamente probable que hayan perdido capacidad de compra, y el esfuerzo se habrá desvanecido. Deben procurarse medidas de protección de los ahorros, y en este punto no es necesario ser experto en finanzas personales ni poseer grandes sumas de capital. Lo importante es aplicar en instrumentos simples que nos aseguren medidas básicas de protección. A modo de ejemplo, conviene abrir cuentas bancarias nominadas en Unidades Indexadas (UI), ya que nuestros ahorros se verán revaluados diariamente por la evaluación del IPC. Más sofisticado podría ser invertir en títulos públicos o notas del Banco Central también expresadas en UI. En este caso, además de la protección frente a la inflación, probablemente se obtenga una renta financiera producto de la tasa de interés que paga el título escogido.

Marcos Soto Contador Público y MBA. Gerente residente en la ciudad de San Pablo de la unidad de negocios internacionales de PWC Uruguay.