El seminario, de carácter internacional, fue organizado por el Centro Interdisciplinario de Infancia y Pobreza de la Universidad de la República. Durante jueves y viernes de la semana pasada especialistas abordaron algunos temas sobre la infancia en situación de pobreza, y aspectos claves como crecimiento, desarrollo y bienestar infantil. El objetivo del intercambio era contar con la acumulación de información, conocimientos y experiencias con vista a elaborar a futuro un sistema de monitoreo integral de niños y niñas de Uruguay. Robert Myers, quien estuvo a cargo de la apertura del encuentro, recordó a la diaria que la inversión en primera infancia es primordial para la construcción de una sociedad de base sólida. Los años previos a los cinco “[son] el período cuando el niño empieza a caminar, a hablar, [cuando] le crece el cerebro", comenzó explicando Myers con un español que refleja su procedencia norteamericana.

Lo que se concreta en ese momento es el desarrollo inicial de la persona. Según Myers, en las sociedades latinoamericanas hay cada vez mayor conciencia de lo que significa esta etapa de la vida, pero dijo que al no haber "dramatismo" a veces no resulta evidente la importancia del tema. A modo de ejemplo, comparó el desarrollo del niño con la mortalidad infantil. "La visión de un niño muriendo es dramática, el desarrollo no es tan dramático. El niño no necesariamente sufre pero se está desarrollando, bien o mal, y está determinando su desarrollo social, cognitivo, emocional y motor. Entonces ante la mortalidad es mucho más fácil convencer a la gente de que algo muy importante está pasando, y hay que prestarle atención, con el desarrollo no".

Asimismo, afirmó que en los países de la región los gobiernos cumplen un papel importante puesto que hay que salvaguardar la formación de los pequeños y las familias no siempre están preparadas para hacerlo o carecen de los recursos apropiados. En esas circunstancias el Estado no debe ser omiso.

Sostuvo que lograr un total involucramiento en la problemática es un proceso largo en el cual la investigación realizada en los últimos 15 o 20 años ha aportado mucho "para demostrar que la inversión en primera infancia es beneficiosa a largo plazo, pues son muy muy buenos los resultados, incluso es la mejor de las inversiones sociales que se puede hacer", agregó.

Cuestión de voluntad

Considerando el trabajo realizado en los países latinoamericanos, Myers reconoció que algunos han hecho un trabajo mucho mejor que otros en relación a primera infancia. Mencionó Cuba como el mejor ejemplo, "se ha hecho una buena labor desde hace años". Sumó a la lista a Chile, "que recientemente, y bajo la supervisión de la doctora y pediatra Michelle Bachelet [ex presidenta de la República], montó un programa muy bueno en cuanto a la niñez". Comentó que en algunas partes de Brasil también se están haciendo las cosas bien en la materia.

Dijo que la realidad de los otros países ha variado y que hay casos extremos como el de Haití, donde parece no haber lugar para la protección de la primera infancia.

En cuanto a las posibilidades de aplicar una política de calidad destinada a los menores de cinco años, Myers indicó: "En cierto sentido todos tienen posibilidades pero los límites de presupuesto son diferentes; también lo es la voluntad de la gente de gobierno". Recordó que en Cuba se hicieron las cosas bien sin mucho dinero y que en Chile la voluntad política de Bachelet resultó ser muy beneficiosa.

De nivel

Al reflexionar sobre educación inicial, el referente en temas de infancia y pobreza argumentó que en países como Uruguay ahora es necesario mejorar la calidad de los procesos educativos. “Aquí en Uruguay como casi todos los niños de cuatro años de edad y los de cinco están matriculados, el propósito tiene que ser mejorar la calidad. El derecho a la educación no es solamente el derecho a estar en cualquier programa sino en un programa de cierto nivel de calidad”.

Es así que debe considerarse aspectos como la salud, nutrición, protección social, educación en los programas a desarrollar. Aunque reconoció que el hecho de tener estos elementos en un plan de trabajo no garantiza la calidad. Para ello resulta necesario realizar un diagnóstico y una evaluación de los indicadores para ver qué proceso educativo es más adecuado para proteger a los más chicos.

Hecha la ley, hecha la trampa | Pruebas PISA en cuestionamiento

Myers reflexionó sobre la educación y sobre el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés).

-¿Qué concepto tiene sobre la prueba? -PISA es una prueba que viene de afuera y el propósito es poder comparar resultados de lo que alguien alguna vez pensó, que todos los niños de cierta edad deben manejar el mismo conocimiento que no está vinculado a un currículum de un país, lo que no está mal. Pero supongamos que las pruebas están más o menos bien, que miden lo que se debe medir en términos de capacidad y conocimiento, tengo serios problemas con PISA, más que nada en la manera en que se usa. Yo vengo de México y hablo de mi experiencia allí, la escuela es medida por PISA, entonces una escuela es de calidad si los niños obtienen buenos resultados en PISA, pero sabemos que la escuela es responsable de un cuarto, un tercio de este logro; el resto es la familia, la tele, la comunidad, la iglesia, todos los ambientes de aprendizaje fuera del aula. Entonces, ¿cómo se puede asignar a la escuela una calificación de calidad si no sabemos de verdad cuál fue la influencia de la escuela en este resultado?. Otro punto a tener en cuenta es que en México y en otros lugares están empezando a utilizar las pruebas estandarizadas -incluso las PISA- para dar incentivos a maestros. ¿Cómo se puede decir que es el maestro el que ha llevado a los niños a este resultado? Cuando es un resultado medido en un momento de tiempo, no al empezar el año y a fin de año, para ver si el niño cambió. Para mí algo no está bien en este uso. Una tercera cosa es que los niños son muy diferentes, en diferentes contextos, y PISA y otras pruebas estandarizadas empiezan a crear el niño estandarizado en vez de los niños diferenciados.

-¿Quedan fuera de evaluación aspectos subjetivos de los jóvenes y las comunidades? - Así es, estas pruebas se enfocan en la capacidad de leer y de escribir, y en un razonamiento matemático-científico, pero no incluyen un desarrollo y un conocimiento social ni emocional. Entonces puede ser que los niños no estén igual en lectura y escritura pero sí pueden tener otras capacidades. Igualmente las pruebas PISA han sido muy exitosas para llamar la atención de las autoridades, pero hay que tener cierta reserva sobre ellas y su uso. En México, por ejemplo, consideraron que esto es tan importante que decidieron tener se propia prueba estandarizada que incluya a todas la población educativa y no a una muestra representativa.

-¿Podría decirse que las pruebas no pueden ser consideradas un diagnóstico de la situación? -No, no sirven para un diagnosticar qué está sucediendo con los niños. En México se las utiliza para hacer un diagnóstico y para mejorar el proceso, pero en el proceso también están calificando escuelas, entonces se presta para enseñar para la prueba en vez de enseñar bien; se presta para alterar resultados; para decirles a aquellos niños que no van a rendir bien en la prueba que se queden en casa y no vayan ese día para no ser evaluados.