Una traducción económica de una realidad no sólo económica sino también política se produjo ayer en Estados Unidos (EEUU) cuando la agencia de calificación de riesgo crediticio Standard & Poor’s Ratings Service (S&P) bajó de la categoría “Estable” a “Negativa” la nota de la deuda soberana estadounidense de largo plazo, como respuesta a las fuertes incertidumbres de que el gobierno federal con sede en Washington tenga la capacidad de controlar los gigantescos déficits fiscales del Estado durante los tres próximos años.

Asimismo, S&P analiza que existe 33% de probabilidad de que en los siguientes dos años proceda a realizar otro recorte a esa nota, si bien mantuvo la calidad de grado inversor para la deuda-país de corto y largo plazo.

Según la empresa, el déficit federal creció hasta 11% del Producto Interno Bruto durante 2009, muy por arriba del promedio de 2% a 5% del rojo de las cuentas públicas durante los seis años precedentes, informó la agencia estadounidense de noticias AP. Sobre esta realidad, S&P no es muy optimista en cuanto a que el gobierno y la oposición en el Congreso se pongan de acuerdo en recortar el déficit presupuestario antes de las elecciones de 2012. Y de haber humo blanco, las medidas de contención que de él deriven no estarían vigentes al menos hasta el año fiscal 2014.

El rojo de las finanzas del Estado federal se dirige a alcanzar el récord de 1,5 billones de dólares durante este año, que será el tercer déficit consecutivo superior a un billón de esa moneda. “Vemos difícil la posibilidad de un acuerdo porque la diferencia entre las partes sigue siendo sustancial”, explicó el analista de crédito de S&P Nikola Swann.

Por su parte, la subsecretaria del Tesoro para mercados financieros, Mary Miller, declaró que la agencia “subestimó la capacidad de los líderes estadounidenses para unirse y encarar los difíciles desafíos fiscales que encara la nación”. Analistas citados por AP piensan que la calificadora apuntó con su anuncio a advertir a la Casa Blanca y al Congreso en torno a la delicada situación fiscal y política del país. Sin embargo, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, comentó el domingo que el liderazgo republicano “aseguró en privado a la Casa Blanca que el Congreso aumentará la capacidad de endeudamiento del gobierno para evitar que incurra en el impago de la deuda soberana”, contacto que fue confirmado por la citada funcionaria. No obstante, los republicanos precisaron que “no hay garantías” de que accedan al aumento de la deuda soberana, ahora en 14,3 billones de dólares, “sin mayores controles y limitaciones en el gasto federal”.

Luego del anuncio de S&P las acciones retrocedieron en sus cotizaciones y el índice industrial Dow Jones cayó en más de 200 puntos básicos (2%). Geithner, en tanto, informó que el 16 de mayo el gobierno alcanzará el tope para endeudarse, aunque aclaró que podrá evitar por otros dos meses el impago de sus deudas mediante varios recursos de contabilidad.