El Bauzá es un liceo de bachillerato únicamente, pero es de los más grandes: tiene 3.000 alumnos y más de 400 profesores. “Según los análisis elaborados por los propios docentes de la institución, cerca de 80% de los jóvenes que llegan al bachillerato en ese liceo ‘carecen de conocimientos básicos de idioma español’ y 60% ‘no alcanza los niveles de aceptación para poder iniciar el segundo ciclo de secundaria’”, se afirmó en un artículo publicado en el semanario Búsqueda el 5 de mayo, a la vez que se mencionó un caso de amplio y generalizado desconocimiento de contenidos de matemática que deberían dominar los estudiantes, de acuerdo al grado.
El replanteo educativo es avalado e impulsado por la directora del centro de estudios, Graciela Bianchi, quien ocupó la dirección del Bauzá desde 1994 a 2005, cuando fue nombrada prosecretaria general del CES; en 2007 pasó a la secretaría ejecutiva del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (Codicen-ANEP), cargo que abandonó a mediados de 2010, por discrepancias con acciones del organismo. Finalmente, a comienzos de este año retomó la dirección de la institución.
Centro de atención
A través de sus declaraciones la jerarca se manifiesta firme respecto a la situación del sistema educativo y a la política del gobierno. Sus dichos causaron polémicas y tuvieron gran repercusión a distintos niveles. Según Búsqueda, si bien había opiniones divergentes en el ámbito de la ANEP y muchos querían iniciarle a Bianchi una investigación administrativa, prevaleció la opinión del presidente del Codicen, José Seoane, quien consideró que hasta el momento los anuncios no eran “más que palabras” y que tampoco quería hacer de ella un “mártir”.
Por su parte, la directora detalló a la diaria que no se está rompiendo ningún reglamento, sino que “simplemente se lo está interpretando” y se le está dando un contenido que apunta a la “excelencia”.
En tanto, el martes pasado, el diario El País publicó que el vicepresidente Danilo Astori respaldó a Bianchi días atrás, en el acto aniversario de la agrupación Asamblea Uruguay. El mandatario reconoció que los resultados en la educación “hasta ahora han sido muy malos” y que “en materia de gestión no habría que detener o prohibir las conductas de algunos docentes y algunas instituciones que quieren innovar”.
Críticas y aportes
-¿Cómo ve la educación en Uruguay?
-Muy mal, incluso me sorprendieron las repercusiones que han tenido mis planteamientos, muy básicos, muy pequeños, en relación a lo que habría que hacer con la educación. Que se haya entendido de la forma que se entendió, que fuera como un gran descubrimiento, y que me llamen de todos lados me lleva a la conclusión de que es peor de lo que pensaba, porque no estoy haciendo una propuesta académica, elaborada, como debe hacerse, estoy tratando de empezar por los cimientos. De volver a instalar los cimientos de cosas tan simples como el hecho de que los alumnos tienen que venir a clase, tienen que educarse en el respeto, tienen que estudiar, y los padres tienen que estar comprometidos con la educación de sus hijos.
-¿Desde cuándo percibe un deterioro?
-Yo veía caer la educación en Uruguay desde hace mucho tiempo; ha empezado su lenta decadencia en la década del 60. Ha ido cayendo, hasta que hemos llegado, para mí, a un punto en el que nos tenemos que detener y decir “hay que tomar medidas urgentes, de CTI” y después, por supuesto, hay que estudiar lo que tenemos que hacer a mediano y largo plazo.
-¿Qué aspectos considera positivos en la educación?
-Me cuesta mucho poder decir qué aspectos positivos hay. Existen proyectos puntuales pero no hay un proyecto general de educación, una política de Estado, ni de la oposición ni del partido de gobierno; lo que se hace son pequeñas cosas que tienen más o menos incidencia, sin demasiada articulación.
Lo que sí hay son muchos más recursos. Nosotros en las administraciones anteriores nos movíamos sin nada, a veces los directores teníamos que comprar el agua Jane para poder abrir el liceo. Hay muchos recursos económicos, yo sé que todavía los sindicatos dicen que son insuficientes, pero los hay. Lo que pasa es que los consejos de enseñanza muchas veces fueron lugares de pasaje de facturas, de situaciones políticas o sindicales anteriores. Además no recurrimos a las personas más idóneas para tomar las decisiones, eso hizo que mientras se estaba tratando de implementar una serie de cosas que nunca pudimos implementar o implementamos a medias, el tronco fundamental se nos quebró.
-¿Por qué sucedió?
-Un problema es la falta de autocrítica que padece la izquierda; creo que lo que pasó con la Ley de Caducidad puede ser un punto de inflexión para que la izquierda se dé cuenta de que la autocrítica es necesaria; ver los errores que estamos cometiendo y de tratar de no repetirlos, no es una traición al gobierno sino un impulso de mejoramiento.
Pienso que no se recurrió a los técnicos más adecuados, no se escucha a quienes tienen propuestas y ahora estamos muy empantanados, y la oposición tampoco tiene un proyecto de educación.
-¿O sea que no es un tema centrado en la izquierda?
-Esto viene desde mediados de la década del 60, lo que sucede es que esperábamos que con el cambio de administración hubiera un cambio del paradigma educativo. Por ejemplo, ante la oposición que manifestamos a muchos aspectos de la reforma educativa de la década del 90, resulta que si tú me preguntás acerca de qué grandes cambios se hicieron desde entonces, [respondo que] se hicieron muy pocos y esto es lo que nos preocupa, en especial la flexibilización en cuanto a las exigencias y [en cuanto] a nivel académico se profundizó.
Nosotros teníamos que haber sido una bisagra, pero no lo fuimos; fuimos una profundización de cosas equivocadas y hubo un agravamiento de la gestión.
-¿Quién la respalda a nivel político?
-A nivel político no me respalda nadie porque soy independiente dentro del Frente Amplio. No tengo respaldo político y no me interesa tenerlo, lo que me interesa es tener respaldo técnico.
-¿Y por qué no le han hecho un sumario por sus declaraciones?
-No sé; igualmente no creo que amerite un sumario porque vivimos en un Estado de derecho. […] El año pasado, cuando trascendió mi renuncia, pedí autorización al CES para contestar artículos de prensa referidos a mi renuncia y el CES me respondió con el artículo correspondiente de la Constitución de la República referido a la libertad de expresión, que además tiene una parte en la que dice que te tenés que hacer cargo de lo que estás diciendo. Así que sería una muy mala señal que la respuesta fuera un sumario.
-Pero va contra el reglamento…
-Yo no voy a romper ningún reglamento porque no necesito romperlo, es simplemente interpretarlo y darle un contenido diferente hacia la excelencia. Sí se está elaborando un proyecto alternativo. En este momento los profesores tienen un proyecto que se hizo en equipo y que, por supuesto, está en consideración; no lo vamos a aprobar nosotros, lo vamos a elevar al consejo.
-¿En qué consiste?
-En cambiar nuevamente el sistema de evaluación, que es un aspecto, no diría que el más importante porque hay que cambiar estrategias técnico-pedagógicas, hay que tener nuevos paradigmas con los alumnos que tenemos, hay que mejorar la formación docente, pero sí que es fundamental.
Por el momento, estamos empezando por tener a los alumnos acá dentro, con el compromiso de los padres, [que estén] estudiando, y exigiéndoles con apoyos y cursos de nivelación que se están instrumentando con muchas dificultades porque no están previstos los espacios.
-Danilo Astori valoró las medidas de innovación en el Bauzá, ¿qué le pareció su evaluación?
-Lo valoro como que la clase política está comenzando a bajar a tierra los discursos. Es muy fácil decir que hay que preocuparse por la educación, es muy fácil criticar la educación, lo que es difícil es definir qué medidas empezamos a tomar. Y ahí es donde no aparece proyecto ni de la oposición ni del partido de gobierno. Hay impulsos, arranques, intenciones buenas de todo el mundo, pero hay que aterrizar para empezar a trabajar.
-¿Qué cambios se tienen que dar para mejorar?
-Me preocupa la incidencia de los factores políticos partidarios, en determinados ámbitos. En el Estado no hay partidos políticos, se debe gobernar para quienes piensan como nosotros y para quienes piensan distinto. Hay una incidencia muy grande -que siempre hubo- respecto a que a quién votás determina el lugar que ocupás para asumir ciertas responsabilidades. Si no se llega a políticas de Estado, me temo que la situación será más difícil de resolver.
-¿Cómo definiría su posición, la que algunos denominaron “rebelión”?
-Inquietudes sistematizadas, preocupaciones con organización, preocupaciones con gestión en una comunidad educativa que tiene dificultades.