La actividad comenzó sobre las 14.00 con reflexiones de los voceros de la dirección del hospital, de la comisión de apoyo, la comisión de usuarios y de Salud Pública. Allí se destacó la importancia de celebrar el día, que tiene lugar el mismo día del natalicio de Artigas, y de no olvidar el resto del año a una población que está en situación de vulnerabilidad.

Una vez finalizadas las palabras de apertura, las que los residentes del Piñeyro recibieron con gratitud y en más de una oportunidad respondieron en forma espontánea con un comentario a viva voz, comenzó la fiesta. Gradualmente el sonido de los tambores de la cuerda de Larravide empezó a invadir el salón de actos y antes de que los músicos ingresaran algunos veteranos empezaron a mover el cuerpo desde sus asientos. Uno de los residentes que no se pudo contener y salió a bailar entre medio de la gente. La forma en que lo hacía contagiaba entusiasmo al resto de los asistentes, su imagen también les llamaba mucho la atención: lucía una capa negra, una espada de plástico y un gorro negro con la "z" del Zorro escrita. Cuando la comparsa ingresó a la sala tocando sin parar, el seguidor del Zorro perdió protagonismo y se quedó bailando detrás de los músicos. Poco le importó dejar de ser la figura central puesto que lo que él quería era bailar, y fue lo que hizo.

Con timidez, el resto de los abuelos se fueron parando para acompañar los tambores, y los que en un principio miraban con desconfianza o asombrados por el volumen del sonido, lentamente acompañaron con sus palmas el baile que en pocos minutos se armó.

La energía en el salón se mantuvo hasta que los tamborileros, vestidos con luminosos trajes verdes con detalles negros y rojos, abandonaron el lugar.

En seguida hubo espacio para el teatro; el grupo El A, B, C del Piñeyro, dirigido por Mario Troche, presentó la obra Entre mate y mate el público que espere. Con personajes típicamente uruguayos hicieron reír al público y al personal del centro que organizó y compartió la fiesta con los residentes.

Luego la fiesta siguió con diversos espectáculos de música de guitarras, tango y folclore, entre otros.

En conversación con la diaria, Adriana Silva, directora del Piñeyro, y Alicia da Silva, administradora de la institución, describieron la población que el centro atiende: "Pacientes con vulnerabilidad social que pueden tener hijos o no, pero si tienen familia es de muy bajos recursos y no se pueden hacer cargo de ellos".

En cuanto al vinculo con el afuera, Silva explicó: "Una vez que ingresan al centro, el área de trabajo social se encarga de buscarle lazos, a veces no son familiares, pueden ser vecinos o amigos, para que ellos mantengan su contacto con la comunidad porque para nosotros es fundamental".

Fiesta con reparos

Desde afuera el hospital se podían ver las rejas que dan seguridad al edificio con carteles que anunciaban: “Hospital Piñeyro del Campo en preconflicto por falta de recursos humanos. Todas las áreas del centro”; “Por mejor y más calidad de vida de pacientes y funcionarios”.

Durante la celebración una abuela cuestionó la presencia de los carteles y la situación que atraviesa el Piñeyro, y señaló al Ministro de Salud Pública, Daniel Olesker, quien estaba sentado en primera fila.

Cuando el ministro hizo uso de la palabra, aprovechó para responderle a la señora, señalando que los reclamos no generan molestias sino “todo lo contrario”. Expresó que el pedido manifiesta “la no resignación de la gente” y que “los trabajadores tienen todo su derecho de pedir más funcionarios y mejores salarios, aunque hoy se gane el doble que lo que se ganaba hace cinco años”. Seguidamente afirmó: “Los recursos siguen siendo insuficientes y nosotros estamos haciendo un enorme esfuerzo para mejorarlos, y preferimos que nos reclamen ellos y no los escribanos que siguen reclamando para no entrar al Sistema [Nacional] de Salud para no perder privilegios. Queremos que nos reclame la gente del pueblo, la gente que necesita de verdad seguir mejorando su situación”.

Actualmente el Piñeyro del Campo cuenta con 280 residentes y con unos 350 funcionarios, y hay 95 personas en lista de espera.