Los problemas en Europa abren cada vez más frentes. La primera preocupación es Grecia, pero también se teme por la suerte de Irlanda y Portugal, que ya recibieron rescates financieros de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y aunque no se diga, el principal temor pasa por evitar un contagio a España e Italia, cuyo costo de salvataje sería demasiado elevado. En estos momentos, el bloque debate la posibilidad de realizar una cumbre de líderes para definir un segundo rescate a Grecia, instancia que fue puesta en duda por Alemania, cuyo gobierno argumenta que el país heleno dispone de fondos suficientes hasta setiembre, y que, por lo tanto, no hay urgencia en realizar esa convocatoria.

Con la reunión se busca brindar cierta tranquilidad a los inquietos mercados financieros, y tanto el jefe del Banco Central italiano y próximo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, como el primer ministro irlandés dijeron que se necesita un plan definitivo rápidamente para evitar más inconvenientes. Uno de los puntos en torno a los cuales se necesita consenso entre los líderes europeos es cómo convencer a los tenedores privados de deuda griega de compartir una parte del costo de un nuevo rescate a ese país. Otro es evaluar el impacto sobre los mercados si esa medida genera una declaración de moratoria. Sin embargo, las pujas internas hacen difícil que se llegue a un acuerdo tan ambicioso en apenas 48 horas.

Sos una basura

Para agregar nafta al fuego, el pasado martes la agencia calificadora Moody’s bajó la nota crediticia de Irlanda a Ba1, un nivel considerado de “bono basura”, señalando que, al igual que Grecia, requerirá de un segundo plan de rescate. Irlanda se suma al país egeo y Portugal en ese escalón de calificación, y se especula con que Italia podría ir en la misma dirección porque, de requerir ayuda financiera, ésta superaría los actuales fondos de que dispone la eurozona. Si bien los bonos italianos y españoles se estabilizaron en la sesión bursátil de ayer, los rendimientos de la deuda irlandesa subieron a máximos históricos. Otra calificadora, Fitch Ratings, rebajó ayer la nota crediticia de Grecia aun más dentro de la categoría basura hasta “CCC”, marca que implica un sustancial riesgo de mora debido justamente a la ausencia de un nuevo programa de financiamiento. La empresa reiteró que "la participación privada probablemente sería considerada [...] como una cesación de pagos".

Se debe considerar que, de no realizarse la cumbre mañana, se podría generar un fuerte impacto negativo en los mercados financieros, aunque si se hace y no resulta en una resolución clara, el impacto podría ser peor. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, informó a los embajadores que pretende realizar la cumbre en la tarde del viernes, y la mayoría de los 17 Estados miembros apoyó la decisión, pero Alemania es renuente a fijar la fecha, especialmente si no hay una decisión firme para adoptar. En este contexto, la novel directora gerente del FMI, Christine Lagarde, solicitó una “rápida puesta en práctica” de las medidas prometidas.

Se corta solo

Mejor, pero no mucho más, es la situación de Estados Unidos (EEUU), que, pese a la solidez que pareció exhibir en su recuperación, comienza a vislumbrar nuevas incertidumbres en el horizonte. Es que las negociaciones presupuestarias entre el presidente Barack Obama y los legisladores republicanos permanecen estancadas, lo que llevó a que el jefe de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ofreciera al mandatario poderes extraordinarios a fin de aumentar el tope de la deuda soberana sin necesidad de contar con la aprobación del Congreso. Como era de esperar, la propuesta de McConnell fue criticada de inmediato por el ala más conservadora de su partido, el movimiento Tea Party, y seguramente no prosperará en la Cámara de Representantes. Sin embargo, la Casa Blanca no ha descartado esa posibilidad. Con la propuesta, Obama podría solicitar aumentos de hasta 2,5 billones de dólares en la capacidad de endeudamiento del gobierno en tres partidas diferentes durante el próximo año, siempre y cuando proponga al mismo tiempo reducir el gasto en una cuantía mayor.

En ese marco, el presidente de la Reserva Federal (Fed, equivalente al Banco Central), Ben Bernanke, anunció que el organismo a su cargo está dispuesto a proporcionar más estímulos monetarios si persiste la debilidad de la economía. En su informe semestral al Congreso describió tres alternativas que considera la Fed: iniciar otra ronda de recompra de Bonos del Tesoro, la tercera desde 2009; reducir el interés pagado a los bancos por las reservas depositadas en la Fed para que presten más; y explicitar más el plazo previsto para mantener bajas las tasas de interés a fin de dar confianza al mercado. Bernanke evaluó que el freno en el repunte económico del país ha sido provocado por factores temporales como el encarecimiento de los alimentos y la energía. Estimó que éstos menguarán en la segunda mitad del año y harán volver la economía a una senda de expansión dinámica. No obstante, admitió, “continúa la posibilidad de que la reciente debilidad económica quizá sea más persistente de lo esperado y que repunte el peligro de la inflación, lo que implicaría la necesidad de un apoyo monetario adicional".

Respecto del debate del Congreso, aseguró que EEUU debe seguir pagando los intereses de la deuda del gobierno aun si no se alcanza un acuerdo, lo que fue visto como una primera señal pública de que el país priorizará el pago de vencimientos a los tenedores de sus Bonos.

Más suave

En el mundo emergente la situación es opuesta y estas economías siguen creciendo a buen ritmo, aunque también tienen desafíos importantes. En China, el crecimiento se enlenteció en el segundo trimestre, aunque ello no es negativo sino que fue visto con buenos ojos por las autoridades, que habían aumentado las tasas de interés para que así sucediera. El motivo: las crecientes presiones inflacionarias. De acuerdo a datos oficiales, la segunda economía mundial se expandió 9,5% en términos interanuales entre abril y junio, un incremento menor al 9,7% del trimestre anterior. El gobierno chino intenta moderar el crecimiento de la economía a un nivel más sostenible así como contener la inflación, que en junio subió a 6,4%, su mayor aumento en tres años.

Del otro lado del mundo, América Latina (AL) también muestra importantes tasas de crecimiento y preocupaciones en torno a los incrementos de precios, aunque con un desafío adicional: contener las apreciaciones de las monedas locales. Un informe de la Cepal estima que la región crecerá 4,7% este año debido en buena parte al impulso de la demanda interna. Igualmente, lo hará a tres velocidades: la más dinámica es Sudamérica, que crecerá 5,1%, seguida por Centroamérica (4,3%) y la región del Caribe (1,9%). A nivel de países, el más dinámico será Panamá (8,5%), seguido por Argentina (8,3%), Haití (8%), Perú (7,1%) y Uruguay (6,8%). Brasil y México crecerán 4%.

La Cepal advierte que el aumento de los precios internacionales en el contexto de expansión de la demanda interna dio origen a presiones inflacionarias, y en consecuencia, a un endurecimiento de la política monetaria. Esto incrementó el diferencial entre tasas de interés internas e internacionales, favoreciendo la apreciación de las monedas de la región dado que los inversionistas cambian los contenidos de sus portafolios de dólares a instrumentos denominados en moneda nacional, que pagan más, perjudicándose así la competitividad. Advierte que AL es vulnerable a movimientos de capitales especulativos que buscan ganancias de corto plazo, que pueden originar burbujas en los precios de los activos financieros e inmobiliarios. Para el organismo, “las autoridades económicas de la región deben implementar medidas para contener la apreciación cambiaria combinando intervenciones en los mercados de cambio, controles a la entrada de capitales y regulaciones financieras”. Complementariamente, se debe aplicar “una política fiscal orientada al incremento del ahorro del sector público”.