-¿Cuándo y cómo nace tu pasión por la música y por la comunicación en general?

-Creo que desde adolescente me ha gustado la música, mi hermano mayor tenía una banda de rock que ensayaba en mi casa en los 70. Yo esperaba a que terminaran de ensayar para tocar los instrumentos. Mi primo, también guitarrista, fue quien me adoctrinó en la escucha de buena música. Gracias a él conocí Beatles, Yes, King Crimson, el bebop, Duke Ellington, John Coltrane, Spinetta, etcétera. Con respecto a la comunicación, creo que es una característica innata, siempre fui un observador de lo que me rodeaba, quizás por mi timidez, no sé... Durante mis años de colegio secundario escribí mis primeros cuentos, y posteriormente participé como guionista de radio y televisión.

-En lo musical, ¿qué influencias citarías como las más importantes de tu trabajo?

-El Miles Davis de los 70 y 80, la etapa eléctrica digamos. También Herbie Hancock, Mahavishnu Orchestra y la música soul, Earth Wind and Fire, Chic, Barry White, James Brown, Sly and The Family Stone. También me gusta mucho el trompetista Mark Isham, Pat Metheny Group, Spinetta Jade y Serú Giran. Transito entre el jazz, el soul y el rock fundamentalmente, pero tampoco me gusta encasillarme en un solo estilo...

-¿Cómo fue tu vinculación con Sumo?

-Sumo fue una banda que rompió con el típico estereotipo del rock argentino de los 80, donde había cantantes de voz finita y de arreglos cuidados. Sumo fue una patada a lo establecido, la propuesta de Luca era otra cosa, incorporó elementos de la música punk, como The Clash, el reggae de tipos como Bob Marley y Peter Tosh y la canción depresiva a lo Joy Division, Luca había vivido la movida pospunk londinense ahí mismo, y cada cosa que hacía o decía sonaba revolucionaria por estas latitudes. Pienso que el legado más importante que dejó Luca es que si tenés algo para decir tenés que decirlo, la honestidad intelectual y el bagage cultural que tenía Luca eran únicos; fue un gran narrador de la vida de Buenos Aires, ha compuesto grandes temas y ha pintado la realidad argentina mejor que muchos artistas y creadores de ese país. Basta con escuchar "Mañana en el Abasto", "La rubia tarada" o "Mejor no hablar de ciertas cosas" para que enseguida notes ese don descriptivo que tenía el pelado, era alguien a quien me encantaba escuchar, siempre aprendía algo nuevo con él. Haber trabajado con Luca te deja una experiencia de vida que no se te borra nunca más.

-Luego de Sumo vinieron Divididos, Las Pelotas, Pachuco Cadáver y otros muchos más, ¿respecto al trabajo artístico, con cuáles te sentiste más cómodo o con más afinidad?

-Pachuco Cadáver fue un proyecto de Roberto Pettinato, en el que me sentí realmente libre de tocar lo que quisiera. Allí participé como trompetista, tecladista y bajista, incluso en vivo alternaba entre estos instrumentos, como también lo hice en Las Pelotas. Además había participado con Pettinato en televisión en Duro de Acostar como músico en la banda estable del programa.

-Hubo un intento de reunir a Sumo aquí en Montevideo en mayo de 1997, ¿qué recordás de ése evento?

-Es una pena, pero no tengo un buen recuerdo de aquella noche. Yo vine con el grupo Las Pelotas, pero además en el mismo ferry viajaron Andrea Prodan y Pettinato. En todo momento creí que íbamos a tocar todos juntos, pero Divididos a último momento se negó a compartir el escenario. Con el tiempo, aquellas asperezas por suerte quedaron en el pasado. Hoy en día hemos vuelto a recuperar aquella buena relación que teníamos entre todos. Hace pocos años nos juntamos en el estadio de River y fue un momento muy emotivo para todos, revivir la magia de otros tiempos. De todos modos me gustaría aclarar que yo participé en Sumo como músico invitado, y solo toqué con el último año de la banda, en 1987.

-Hablanos un poco acerca de tus actuales actividades...

-Actualmente sigo en las tardes de FM Rock & Pop con mi programa Falso Impostor, y te puedo decir que soy muy feliz en poder llevar adelante un proyecto personal en radio, estar rodeado de amigos con los que comparto el programa y poder pasar música a la gente. Hace unos meses salió un disco compilatorio de mi música desde fines de los 90 hasta 2008 llamado Eso pasó ayer, además estoy en la preproducción de mi nuevo disco que posiblemente se edite a fin de año. Luego de mi primer libro, editado en 2009, llamado Blow: De Trompetas y Trompetistas, que era netamente relacionado con la música, edité otro en una línea más humorística y más cercana al trabajo que hago en radio con Alejandro Dolina en La venganza será terrible, llamado Manual animal de la sexualidad humana, prologado por Dolina y Gabriel Rolón. En cuanto a mi vinculación con Dolina, es un viejo sueño que se hizo realidad. Desde mi época de estudiante de psicología, en la que pasaba noches enteras leyendo y tomando mate escuchaba los programas del Negro. Es un gran honor para mí que él me haya considerado para estar en su programa. También he incursionado en televisión con Dolina, en una miniserie de 13 capítulos llamada El show de Alejandro Molina, que gira en torno a la idea de un personaje apócrifo llamado Molina, que es muy parecido al propio Dolina. La dirección de la miniserie estuvo a cargo de Juan José Campanella y participan en él un veintena de actores y personajes. Siento que estoy completando un círculo creativo que me satisface mucho; la música, la radio, escribir, la televisión, todas actividades en las cuales soy yo mismo siempre.

-¿Qué música, bandas y solistas escuchás actualmente? ¿Qué considerás que le sobra y le falta al rock hoy, tanto al internacional como al argentino?

-Sobra “industria” y falta el carácter artesanal que implica la música, volver un poco a las raíces, a lo sencillo pero sin descuidar la calidad. Hoy el rock es como una gran fábrica en donde lo que importa es vender el producto. Se ha perdido en parte el placer verdadero de tocar música sin perseguir fines económicos o de fama instantánea; igual no es bueno generalizar, porque hay cosas nuevas realmente interesantes. En lo personal me siguen gustando los clásicos, el flaco Spinetta, Charly García, Gustavo Cerati, Los 7 Delfines, Sumo, Divididos y también Las Pelotas, aunque no puedo ser objetivo porque los aprecio mucho. De todos modos, me mantengo actualizado, e investigo sobre lo nuevo que anda sonando por ahí.

-Contanos sobre tu proceso de creación y composición. ¿Cómo decidís qué publicar y qué no?

-Yo parto de una idea que me da vueltas por la cabeza. Trato de volcarla en música y posteriormente hago la producción. Es decir, grabo las partes de cada instrumento en mi estudio, voy de algún modo acumulando ideas, de las cuales elijo algunas para trabajarlas más. En una segunda etapa las paso a los músicos para que puedan grabarlas. La tercera etapa es mezclar eso y quizás agregarle algunos instrumentos adicionales, como teclados, percusión, vientos, etcétera. Es como una selección natural, las ideas buenas trascienden todo este proceso, las malas quedan en el camino por la mitad y no las publico en el disco, supongo que a todo artista le pasa algo similar.