Cuando en setiembre de 2008 el mundo se hundió en la mayor crisis económica desde la Gran Depresión de los años 30, sus ojos observaron las reacciones de los diferentes gobiernos para intentar reactivar la actividad, y casi hubo unanimidad en cuanto a que la salida debía consensuarse con los países emergentes, en pleno crecimiento y desarrollo. Así fue que las principales respuestas se discutieron en el marco del G20 en tanto el tiempo fue transcurriendo, la crisis pareció quedar atrás y, con dificultades, la economía comenzó a repuntar. Hasta los meses recientes, cuando la crisis fiscal y de deuda en Europa y Estados Unidos (EEUU) derivaron de hecho en abordajes particulares del asunto y no en los ámbitos multilaterales.

Ahora, lenteja

El presidente José Mujica aseguró que América Latina está “bien plantada y fuerte” para enfrentar un empeoramiento del contexto internacional, y en particular aseveró que Uruguay logró “un poder de resistencia importante”. En declaraciones consignadas por radio El Espectador sostuvo que Latinoamérica “tal vez sea la región del mundo en mejores condiciones para soportar esta incertidumbre en la que está el mundo de hoy”, y prosiguió: “Tengo confianza en las prevenciones que se han tomado y en el estado de la economía uruguaya, creo que tiene un poder de resistencia importante. Esto no significa que no tengamos un enlentecimiento del crecimiento de la economía, pero descarto cualquier debacle”, añadió. Enfatizó que el país tiene financiadas sus obligaciones para los próximos tres años, “más que tiempo prudencial”. “Se nos puede criticar, pero en estas cosas nadie sabe. Tengo confianza, aunque sé que es grave el horizonte internacional”, admitió Mujica, para añadir después: “Es posible que haya un enlentecimiento del intercambio internacional, [pero] todo muestra que la demanda asiática de los productos básicos que vendemos tiende a sostenerse de acuerdo a la evolución de los precios. Eso es relativamente tranquilizador. Lo que está claro es que no vamos a vivir un 2002: que quede claro”, puntualizó. Por su parte, el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, dijo ante sus pares de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) que es necesario protegerse financieramente ante el contexto internacional adverso.

Si bien este fin de semana los asesores de los ministros de Finanzas del G20 compartieron una videoconferencia para analizar la crisis de deuda europea y la rebaja de la nota de deuda de EEUU, las miradas del mercado y los analistas se enfocaron en una reunión similar entre los representantes del grupo de las siete naciones más industrializadas (G7). Al cierre de esta edición aún no había repercusiones de ésto. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien lidera actualmente ambos grupos, se encontró con el primer ministro británico, David Cameron, y "hablaron sobre el área euro y la rebaja de EEUU. Acordaron la importancia de trabajar juntos, supervisar la situación de cerca y mantenerse en contacto durante los próximos días", dijo un portavoz de Cameron.

Crash, o bancarrota

El escenario se presenta cada vez más complejo. EEUU acordó la semana pasada elevar el techo de su deuda evitando una moratoria de pagos de sus obligaciones, pero sus dificultades fiscales conmueven al mercado. El viernes, la agencia calificadora de riesgo crediticio Standard & Poor’s (S&P) redujo la nota de la deuda estadounidense de “AAA” (la más alta) a “AA+", lo que podría aumentar el costo de financiamiento de la principal economía mundial y así dificultar su ya complicada recuperación. Según consignó la agencia británica de noticias Reuters, el jefe de S&P, David Beers, no espera “demasiado impacto” en los mercados, por lo que valoró como “leve deterioro” de la nota estadounidense. Para el director gerente de la agencia, John Chambers, hay una posibilidad entre tres de una nueva rebaja para un lapso de entre seis meses y dos años.

“Si la posición fiscal de EEUU se deteriora aún más o si la parálisis política se vuelve más arraigada, entonces eso podría llevar a una rebaja. La perspectiva indica que por lo menos hay una posibilidad de cada tres de una rebaja en ese período”, explicó. Dijo que a la mayor economía mundial le llevará tiempo recuperar la calificación “AAA”. “Haría falta una estabilización de la deuda como parte de la economía y finalmente una reducción. Y se precisaría, creo, más capacidad para alcanzar consenso en Washington de lo que estamos observando ahora”.

Pesadilla en Oriente

Las bolsas de Riad (Arabia Saudita) y Tel Aviv (Israel) fueron, durante el fin de semana, las que registraron caídas más pronunciadas a nivel mundial, asociadas a la degradación de la nota crediticia de EEUU. Según informó Inventia, la bolsa saudita cayó 5,46% el sábado, para recuperarse el domingo, mientras que la israelí perdió ayer casi 7%. "Esta mañana, el TA-25 (índice local) cayó más de 5%, y por lo tanto, tomamos medidas", explicó a AFP la portavoz Idit Yaaron. "Las cotizaciones fueron suspendidas durante tres a cinco minutos", agregó, precisando que las caídas se estabilizaron tras una interrupción de 45 minutos.

En tanto, Europa exhibe sólidas dificultades vinculadas a los gigantescos pasivos públicos y el pesimismo comienza a extenderse. Según Reuters, los diarios alemanes se mostraron incrédulos y sombríos en sus reportes sobre la crisis, y, por ejemplo, el periódico Welt am Sonntag dedicó una sección completa a la incertidumbre mundial bajo el título “Der Crash” (el colapso). “Nadie pudo haber previsto este dramático colapso y ahora la situación sólo puede ser encarada con humor negro”, valoró. La portada de la revista Der Spiegel presentó dólares y euros en llamas con el sugestivo titular: “Endeudamiento estadounidense, crisis del euro, caos en las bolsas: ¿El mundo está en bancarrota?”. La prensa francesa también transmitió percepciones a la baja. Le Journal du Dimanche tituló ayer: “El mundo al borde del colapso”, y un subtítulo aseguraba: “La semana entrante debería ser crucial. Por ahora los mercados viven con el temor al desastre”.

En ese contexto fue que las autoridades del BCE resolvieron ayer intervenir “decisivamente” en los mercados para responder a la escalada de la crisis, implicando que comprará títulos de la tercera y cuarta economías de la eurozona, Italia y España. El programa de compra de bonos SMP (Securities Markets Programme) es apreciado por los mercados como un camino para prevenir la expansión de la crisis. “El programa ha sido diseñado para ayudar a restaurar una mejor transmisión de nuestras decisiones de política -tomando en cuenta segmentos disfuncionales del mercado- y para asegurar la estabilidad de precios en el área del euro”, fundamentó.